Reuters

El Papa Francisco rezó el lunes por la reconciliación de los cubanos, en casa y en el exterior, ante la Virgen patrona de la isla, en momentos en que el país atraviesa profundos cambios tras el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Con la ayuda de la mediación del primer Papa latinoamericano, La Habana y Washington reabrieron en julio sus embajadas tras más de medio siglo. Ahora buscan relajar el férreo embargo que Estados Unidos aplica sobre la isla de Gobierno comunista hace décadas.

Desde que la revolución de 1959 encabezada por Fidel Castro llegó al poder, se estima que unos dos millones de cubanos han abandonado la isla y que 1,3 millones viven hoy en el exterior, la mayoría de ellos en Estados Unidos, donde muchos exiliados permanecen separados de su tierra natal.

"Madre de la reconciliación, reúne a tu pueblo disperso por el mundo", dijo el Papa ante la imagen de madera adornada con oro la Virgen de la Caridad del Cobre, ubicada en una pequeña iglesia a unos 20 kilómetros de Santiago, al este del país.

"Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo", agregó ante la mirada de decenas de obispos.

Durante su visita a Cuba, que comenzó la tarde del sábado, el sumo pontífice de 78 años ha sido discreto en sus pronunciamientos políticos, pero ha llamado a Cuba a dejar de lado las ideologías y a evitar la seducción del poder.

Aunque ha habido avances en los últimos tiempos, muchos cubanos aún pugnan por mayores libertades en un país donde el Estado unipartidista controla la economía y los disidentes denuncian que son encarcelados.

Estos opositores esperaban un mensaje más rotundo del Papa sobre el respeto a los derechos humanos, pero Francisco no había hecho una declaración al respecto. Tampoco condenó públicamente el embargo, algo que el Gobierno de Raúl Castro esperaba porque asegura que es el principal lastre de la economía de Cuba.

En su estancia de dos noches en La Habana, Francisco celebró una multitudinaria misa en la emblemática Plaza de la Revolución, se reunió con el líder histórico Fidel Castro, intercambió presentes con su hermano, el presidente Raúl, y departió con religiosos y jóvenes.

Revisa el informe de T13 sobre la visita del papa en Cuba

Después de celebrar temprano el martes otra misa en Santiago de Cuba, el Papa partirá hacia Estados Unidos para una gira de cinco días.

En Washington tiene agendada una reunión con el presidente Barack Obama, un discurso frente al Congreso y encabezará la canonización del fraile franciscano español Junípero Serra.

En Nueva York hablará ante la Asamblea de las Naciones Unidas y dará una misa en el Madison Square Garden. Más tarde, en Filadelfia, celebrará homilías, visitará una prisión y se reunirá con inmigrantes.

ELOGIO A LA IGLESIA

Desde la llegada al poder de Fidel Castro en 1959 la Iglesia Católica y el Gobierno estuvieron enfrentados. Por décadas, muchos sacerdotes fueron expulsados y propiedades confiscadas.

Pero desde 1992, cuando Cuba pasó de ser un Estado ateo a uno laico, la relación fue mejorando. Y desde 1998, con la visita del Papa Juan Pablo II, la Iglesia fue poco a poco ganando espacios hasta el día de hoy, cuando por primera vez en más de medio siglo se construirán nuevos templos.

"Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aún en los sitios más apartados, la palabra de Cristo", dijo Francisco en una misa en la Plaza de la Revolución de Holguín, a donde llegó en su papamóvil tras recorrer unos 17 kilómetros desde el aeropuerto.

Con abanicos, gorras y sombreros de yarey -una palma oriunda del Caribe- miles lo escucharon atentos mientras intentaban protegerse del sol. Entre los asistentes estuvo el presidente Castro, quien había prometido no faltar a ninguna liturgia.

Por la tarde, el primer Papa latinoamericano trepó a la Loma de la Cruz para bendecir la ciudad, que no había sido incluida en las visitas que hicieron a la isla Juan Pablo II y Benedicto XVI en 1998 y 2012, respectivamente.

El lunes fue un día especial para el Papa. El 21 de septiembre de 1953 Jorge Bergoglio, entonces un estudiante de casi 17 años, fue a confesarse a una iglesia en Buenos Aires, sintió el llamado de Dios y decidió convertirse en sacerdote.

MÁS DETENCIONES

Como en La Habana, en Holguín y Santiago también se produjeron detenciones de opositores al Gobierno para evitar que se acercaran al Papa, denunció José Ferrer, secretario general de Unpacu, organización que aglutina a varios grupos disidentes.

"En Holguín y Santiago nuestros activistas tienen la misma intención que en La Habana: acercarse al Papa y llamar la atención por las detenciones arbitrarias y porque consideramos demasiado tibio el comportamiento del Vaticano en Cuba", dijo Ferrer a Reuters, denunciando la aprehensión temporal de tres activistas en Holguín y cinco en Santiago.

Antes de la llegada del Papa, fueron detenidos entre 30 y 40 disidentes en todo el país para impedir que participaran en los eventos programados para la visita del Papa, y otros tantos fueron advertidos, denunció Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

Los disidentes reclaman mayor apertura política en la isla de Gobierno unipartidista y por la liberación de los que consideran "presos políticos".

El Gobierno, que no suele comentar sobre las detenciones, asegura que no existen presos políticos en la isla y que los opositores son mercenarios al servicio de Estados Unidos.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha dicho que no está prevista ninguna reunión entre Francisco y disidentes.

Pero ellos aseguran que seguirán buscando su oportunidad.

"Ellas (Damas de Blanco) van a tratar de ir a misa en Santiago, pero es muy difícil", dijo Berta Soler, presidenta del grupo opositor Damas de Blanco, luego de denunciar que 23 de sus miembros fueron detenidas en La Habana.

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