La Toxoplasmosis es una enfermedad que si bien una de cada tres personas la tienen, no produce los mismo efectos en todos. Por ejemplo, en las personas sanas no debería tener más complicaciones que una simple gripe, quedando con la infección latente pero inmunizados.

A pesar de esto, en los últimos años han surgido estudios que relacionan esta patología con enfermedades mentales como el autismo, la esquizofrenia y el alzhéimer.

Toxoplasma gondii es un protozoo parásito de distribución mundial que se transmite al ser humano de varios modos. Los gatos, que constituyen su reservorio principal, son los únicos animales que eliminan oocistos por las heces. Los oocistos permanecen viables en el suelo húmedo durante muchos meses.
Organización Mundial de la Salud

Lo que provoca la toxoplasmosis es un organismo microscópico unicelular denominado Toxoplasma Gondii, que es “pariente lejano” del patógeno que provoca la malaria. Esta enfermedad se contrae por los gatos cuando consumen carnes de aves, roedores u otros animales que pueden estar infectados. Si bien es difícil que los felinos muestren algún síntoma, podría provocarles ceguera o lictericia si es que se expande al hígado o sistema nervioso.

De esta manera, los gatos pueden propagar la enfermedad a través de sus heces (siendo más virulenta las primera semanas cuando contrae la toxoplasmosis), en que generalmente hay más focos contagiosos es el suelo y agua. Incluso, hay una mayor tasa de enfermos en países donde se consume carne cruda o las medidas de higiene son menos rigurosas.

Cuando las personas se ven afectadas con la toxoplasmosis, tal vez les producirá un resfrio, o bien, aquellos que gozan de mejor salud ni siquiera se enterarán. Pero el problema radica en los que tienen un sistema inmunitario debilitado o los fetos de las mujeres embarazadas, cuyas complicaciones pueden ser fatales.

Ratones infectados con toxoplasmosis

La relación que hacen los expertos entre la toxoplasmosis con las enfermedades mentales se basan en estudios realizados con roedores, donde estos presentan comportamientos extraños al contraerla. Por ejemplo, le pierden el miedo al olor a orina de los felinos o incluso se dirigen directamente hacia las fecas del gato, convirtiéndose en una especie de “ratones zombies”.

Los investigadores asocian estas situaciones a que la T. gondii altera la función cerebral y genera quistes en la región del cerebro que procesa la toma de decisiones y el miedo. Asimismo, podría aumentar el neurotransmisor (dopamina) que se relaciona con la toma de riesgos y recompensa. De acuerdo a lo señalado por los mismos científicos, en algunos ratones se ha observado que incluso habiendo eliminado el patógeno, la enfermedad puede seguir influyendo en el cerebro permanentemente.

Por otro lado, se ha analizado que tal vez la T. gondii no afecta directamente al cerebro sino que la inflamación generalizada podría estar provocando trastornos mentales como el autismo, el alzheimer y la esquizofrenia. Sin embargo, según lo señalado por Science, todavía no se puede mostrar una conexión directa entre este organismo con las enfermedades anteriormente nombradas en los seres humanos.

¿Qué pasa en el caso de las personas?

Si bien las evidencias en ratones son relativamente claras, esto aún no se puede comprobar en seres humanos. De hecho, una investigación que se realizó durante el 2016 y que estudió a 200 personas con Toxoplasmosis confirmó que no vio evidencia de que las personas que padecieran esta enfermedad tuvieran más probabilidades de desarrollar una esquizofrenia u otra enfermedad mental.

Sin embargo, cuando se llevó a cabo el análisis con las personas infectadas no se tomó en cuenta que la esquizofrenia se presenta a finales de la adolescencia y principios de la adultez. En este caso, los voluntarios tenían 38 años, razón por la que no se pudo comprobar qué fue primero, si la Toxoplasmosis o la esquizofrenia (en los casos de las personas que la padecían).

Pero existe otra evidencia que podría relacionar la toxoplasmosis con la esquizofrenia. De acuerdo a un estudio que se publicó durante el mes de enero que analizó la sangre de 80 mil donantes daneses, las personas que están expuestas a T.gondii tienen un 47% más de probabilidades de desarrollar esta enfermedad mental. Entre todas las personas estudiadas, 151 tenías esquizofrenia y 28 de ellos contrajeron el patógeno antes que el trastorno, por lo que la gente con toxoplasmosis tiene un 2,5% más de probabilidades de tener esta patología mental.

Para Robert Yolken, virólogo de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University en Baltimore (EE. UU) y uno de los autores del estudio danés, no cree que T. gondii pueda desarrollar trastornos mentales por sí misma, pero que “sí puede interactuar con variantes genéticas de algunas personas más susceptibles”.

Relación de toxoplasmosis con los suicidios

En una investigación publicada en la revista científica «The Journal of Clinical Psychiatry» durante el 2012, se comprueba que en algunas personas la toxoplasmosis provocaba  «inflamación que origina metabolitos dañinos que pueden dañar a las células cerebrales». Esto, se traduce en una probabilidad de suicidio siete veces superior a lo que tendría una persona sana.

Asimismo, otro estudio que se realizó en Dinamarca con más de 45 mil mujeres en Dinamarca y que se publicó en «Archives of General Psychiatry»,  concluyó que aquellas infectadas con el T. gondii corren mayor riesgo de intentar atentar contra su vida.

A pesar de la evidencia, los expertos señalan que las probabilidades de desarrollar un trastorno mental por el contagio de T. gondii es muy baja. Pero de todas maneras, es muy importante considerar su prevención a través de vacunas.

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