Mike Tyson personificó la imagen propia del diablo sobre un cuadrilátero, con una mirada mezquina que lo convirtió en la más temible máquina de boxeo en subirse al ring en los últimos 50 años.

En el mundo del box no hubo nadie que pudiera quedar indiferente ante su irrupción a mediados de los años 80, cuando acumuló 15 victorias consecutivas, todas por nocaut, 11 de ellas en el primer asalto.

Su ascenso siguió de manera vertiginosa hasta que tuvo su primera oportunidad de pelear por una corona mundial en 1986 ante Trevor Berbick, quien no se mostró muy preocupado de la amenaza que tendría al frente.

"Voy a llevarlo al colegio. Estoy muy relajado. Esto es lo mejor que me ha pasado nunca", declaró.

Lo cierto es que sobre el ring no pareció que Tyson escuchara la lección, cuando sacudió a Berbick con un torbellino de golpes y ganchos, y este tampoco pareció my relajado cuando un golpe de derecha lo envió a la lona.

Y la noche de Berbick tampoco pareció la mejor de su vida cuando colapsó sobre unos fotógrafos antes de tratar de ponerse de pie, yéndose de lado, para caer nuevamente sobre la lona.

Tyson no sólo lo destruyó sino que mostró que era capaz de noquear dos veces a un mismo boxeador con un sólo golpe. Y pensar que tenía sólo 20 años, el campeón de peso pesado más joven de la historia.

Pero para el llamado hombre de acero llegar a la cúspide develó un lado oscuro del éxito: "Es como una corona de espinas", le dijo a la BBC.

En una amplia entrevista con el especialista de boxeo de la BBC, Mike Costello, Tyson se sinceró sobre sus inicios en el boxeo y lo que piensa de una posible pelea entre Conot McGregor y Floyd Mayweather.

Y también habló de los desafíos que se le avecinan al británico Anthonby Joshua, campeón de peso pesado de la Asociación Mundial y de la Federación Internacional de Boxeo,

"El viejo blanco italiano"

Tyson admitió que su infancia la había pasado en el "infierno" de Brownsville, una urbanización en Brooklyn, Nueva York.

Abandonado por su padre y cuya madre murió antes que cumpliera 16 años, su suerte cambió cuando fue adoptado por el entrenador de boxeo Cus D'Amato, quien se convirtió en su tutor legal.

Antes de morir en 1985 D'Amato le enseñó a leer y escribir y lo convirtió en la máquina de pelea que sacudió el mundo del boxeo, y esa época y esa relación están en el centro del nuevo libro de Tyson, "Ambición de acero".

"Nunca tuve la figura de un padre pero supe lo que era tener uno al estar con Cus", le dijo Tyson a la BBC.

"Mi objetivo fue hacer que mi padre estuviera contento. Él quería tener a un campeón del mundo de peso pesado y eso fue lo que yo quise hacer".

"Esa es la pregunta de los US$25 millones. ¿Cómo quedé enganchado de un viejo blanco italiano? ¿Qué fue lo que me dijo para hacerme creer que mi otra vida se había acabado y dedicarme al mundo del boxeo? Me hizo adorar a los luchadores", confiesa Tyson.

"Llegué sin autoestima y me convirtió en un megalómano", reconoció, agregando que "él te reafirmaba que tu eras el más grande boxeador del mundo y que ningún hombre te podía vencer".

Tyson reconoció que la época después de la muerte de D'Amato, que coincidió con su rápido ascenso hasta el título mundial, fue una "período oscuro".

"Todo el mundo trataba de llegar a mi por sus propias razones, simplemente estaba perdido sin él", recordó la importancia en su vida de D'Amato, a quien le llevó champaña a su tumba para celebrar el título conseguido sobre Berbick.

"Sería un vagabundo, imagina lo que sería sino hubiera conocido a esa persona. No creo que estuviera en una buen situación. Estoy tan contento de haber conocido a eso caballero. Era una buena persona", cuenta.

"Como ser presidente de Estados Unidos"

Sin D'Amato y consumido por la fama y el éxito, Tyson comenzó a perder el rumbo de su vida y de su carrera.

Sirvió tres años de prisión de una sentencia de seis años en 1992 por violar a una adolescente que participaba en un concurso de belleza, arrancó una parte de la oreja de Evander Holyfield de un mordisco en una pelea en 1997 y se declaró en bancarrota en 2002.

De allí su consejo a Joshua, quien también tuvo problemas con la policía al ser capturado con drogas con la intención de suministrarla.

"Tiene el potencial de hacer muchas cosas", dijo Tyson sobre el pugilista británico, de quien destacó su carácter en su victoria frente a Wladimir Klitshko en mayo luego de que el ucraniano lo hubiera enviado a la lona por primera vez en su carrera.

"Tiene el físico y lanza golpes muy duros. Pero hay mucha presión sobre él".

"El campeonato de peso pesado enloquece a la gente, ¿lo sabes? Es como una corona de espinas. Todo el mundo te quiere utilizar para algo. Es como ser presidente de Estados Unidos", comparó.

"Joshua no puede perder la cabeza. Tiene que concentrarse en pelear. Cuando comienzas a enfocarte en el dinero, las chicas o cualquier otra cosa, es cuando uno se cae. Ni religión, nada, eso lo puedes hacer cuando la pelea se termina. Veamos si él puede manejar esas cosas".

"Es su momento, aunque me puedo equivocar. No soy un sabelotodo del boxeo pero me impresionó contra Klitschko", admitió.

Cebo comercial

Ya han pasado casi 12 años desde que Tyson puso fin a su carrera con 50 victorias y seis derrotas.

Sabe que la irrupción de Joshua ha vuelto algo de prestigio a su categoría, más allá que la pelea más esperada del año sea entre Canelo Álvarez y Gennady Golovkin.

Eso con el permiso de lo que pueda pasar entre Conor McGregor y Floyd Mayweather.

"Conor es una personalidad", comentó Tyson.

"Es muy raro tener una personalidad como esa. Floyd no la tiene".

"No creo que vaya a pasar", dijo sin embargo de la posible pelea. "Si es en boxeo Conor no tiene ninguna oportunidad. Él lo haría en UFC, pero si es un enfrentamiento de boxeo no será una pelea".

Incluso Mike Tyson, sin embargo, reconoce el atractivo de lo que considera un cebo comercial, admitiendo que si se llega a concretar no se la perdería por nada.

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