Cuando los sobrevivientes son menos que las víctimas fatales, estamos ante una de las peores tragedias que ha visto el mar de Italia durante los últimos años.
Hacinados y de manera clandestina, cerca de 500 inmigrantes africanos intentaban llegar a la isla italiana de Lampedusa. Buscaban un mejor futuro, pero un incendio acabó con la ilusión de cientos de ellos.
En medio de la alarma y en la oscuridad de la noche, comenzó el operativo de rescate. Uno a uno eran contados los sobrevivientes, que desesperados y sin entender el idioma eran rescatados desde las aguas del mediterráneo.
En tierra, los minutos pasaban y más duras eran las imágenes. Hasta el momento sólo han rescatado, con vida, a 150 personas. El resto, o están muertos o están desaparecidos.
Entre los fallecidos se ha confirmado que habría al menos dos niños y una mujer embarazada. Algunos de los sobrevivientes dijeron que al menos dos barcos pesqueros no les quisieron prestar auxilio.
Para el papa Francisco el accidente es "vergonzoso", pues no es primera vez que ocurre. Claro, porque la tragedia de este jueves se suma a la ocurrida el pasado 30 de septiembre, cuando trece indocumentados fallecieron en las aguas de Italia, y a muchas otras que en las últimas décadas le han quitado la vida a inmigrantes africanos que hacen hasta lo imposible por llegar a Europa.
