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Desde 2002 se ha sancionado o condenado a 21 sacerdotes por conductas impropias en Chile

Desde 2002 se ha sancionado o condenado a 21 sacerdotes por conductas impropias en Chile
Javier Sáez
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Once de ellos han sido castigados por la justicia, en tanto que otros 10 sólo recibieron condena de parte de la Iglesia.

El miércoles pasado se estableció la culpabilidad del sacerdote Legionario de Cristo John O' Reilly en una de las dos denuncias efectuadas en el Colegio Cumbres. La condena se conocerá el próximo 11 de noviembre y la Fiscalía pidió 10 años de cárcel y la prohibición vitalicia de trabajar con menores de edad.

Más allá del destino del clérigo irlandés nacionalizado chileno, en el país ha habido otros casos similares que han terminado con una condena judicial y también otros que sólo han sido investigados al interior de la iglesia.

El "cura Tato" fue pionero en condenas penales

El primer caso emblemático de abuso resuelto por tribunales fue la condena de José Andrés Aguirre, conocido como el "Cura Tato", considerado culpable de diez delitos por abuso sexual a menores y uno de estupro mientras servía en Quilicura. Después de cumplir una pena rebajada por buen comportamiento en la cárcel de Colina 1, Aguirre pasó sus últimos días de vida en un hogar de ancianos de Lo Barnechea donde murió a los 56 años.

Otro condenado por la justicia fue el ex párroco de la iglesia Santa Teresita de Melipilla, Ricardo Muñoz Quintero, que en un juicio realizado en 2011 fue acusado de mantener relaciones sexuales a cambio de dinero y fue condenado a 10 años de presidio por ese ilícito y a 541 días adicionales por almacenamiento de pornografía infantil.

Además, según una lista publicada en 2011 por la Iglesia Católica, fueron castigados por esta vía los diocesanos Victor Carrera, Jorge Galaz, Juan Henríquez, Jaime Low, Marcelo Morales, José Miguel Narváez, Eduardo Olivares, Juan Carlos Orellana y el salesiano Marcelo Morales.

Karadima y Precht se resolvieron por la vía canónica

El año 2002 salieron a la luz las conductas sexuales inapropiadas en las que habría incurrido el obispo emérito de La Serena Francisco Javier Cox, que hoy tiene 80 años, con muchachos vulnerables. Aunque nunca fue procesado por la justicia ordinaria, la iglesia lo envió a una vida de reclusión en un monasterio alemán.

El 21 de junio de 2011, en tanto, la iglesia dio a conocer el fallo de la justicia eclesiástica contra el párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Fernando Karadima, suspendiéndolo de por vida de toda actividad eclesiástica y relegándolo a una vida de penitencia y oración. Las denuncias de acoso contra Karadima comenzaron en 2004 de parte de feligreses y ex sacerdotes de la parroquia, pese a esto, la justicia ordinaria nunca lo condenó y su caso fue archivado.

En el año 2012 las denuncias por abusos fueron contra Cristián Precht una de las figuras más más reconocidas en la defensa de los DDHH durante la dictadura. Luego de enfrentarse en juicio canónico que tuvo como resultado el establecimiento de su culpa Precht decidió no apelar y aceptar el castigo impuesto por la Congregación de la Doctrina de la Fe consistente en cinco años del ejercicio del sacerdocio pese a seguir declarándose inocente.

También fueron condenados por sentencia canónica el franciscano peruano Gerardo Araujo y los diocesanos Jorge Baeza, Nibaldo Escalante, Juan Miguel Leturia, René Benavides, José Román y Francisco Valenzuela.

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