(Foto: Agencia Uno) Mediante un documento monseñor Héctor Vargas plantea a La Moneda la inquietud de la Iglesia ante el debate y los énfasis que se discuten en torno a la próxima modificación al sistema educativo, en torno a financiamiento, selección y calidad, entre otros.
La Conferencia Episcopal de Chile emitió hoy en su sitio web un documento en el que da cuentas de los principales lineamientos e inquietudes de la Iglesia, en la antesala del envío de propuestas de reforma al sistemeducacional, a cargo del ministro Nicolás Eyzaguirre.
En esa línea, la institución eclesiástica - cuya área de educación está liderada por monseñor Héctor Vargas- plantea que "desde los principios mencionados, los temas que el gobierno está planteando para la educación nos parecen muy relevantes. Ellos tendrían como objetivo establecer un nuevo paradigma al respecto. Es decir, cambios profundos en el sistema, que permitan gratuidad, equidad, calidad para todos sin excepción, teniendo como fuente inspiradora la opción por los niños y jóvenes más pobres. La mayoría de las propuestas hablan de la necesidad de cambios que provoquen mejoras sustanciales a un sistema que se percibe segmentado inequitativo, con serios problemas de calidad, abusivo en lo económico y con prácticas lucrativas moralmente reprobables".
"Éstas dicen relación fundamentalmente, con la calidad y equidad, la gratuidad del sistema, el lucro con dineros públicos, los aportes basales a las universidades del Consejo de Rectores, el endeudamiento de los pobres en la educación superior, la formación docente, la desmunicipalización y el fortalecimiento de la educación pública, entre otros".
Según plantea el documento, "la Iglesia concibe la educación fundamentalmente como un proceso de formación integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura. Y esta, entendida como rico patrimonio a asimilar, pero también como un elemento vital y dinámico del cual forma parte. Ello exige confrontar e insertar valores perennes en el contexto actual".
"Creemos que los problemas educacionales obedecen a situaciones mucho más profundas y que es imperioso discernir y ayudar a descubrir. Por ello, la sola respuesta a temas que pensamos pueden resolverse con cierta agilidad y acuerdos políticos, financieros y jurídicos, no logrará satisfacer los anhelos de nuestra juventud; es más, podría incluso implicar nuevas frustraciones".
A la par, precisan que "nos asiste la convicción de que nuestro actual sistema educacional tiene serias dificultades para dar respuestas adecuadas a las grandes ansias del corazón de nuestros jóvenes, a sus necesidades de desarrollo afectivo, intelectual, ético, social y espiritual".
"Implica evaluar si estarán previstos algunos anuncios oficiales en este sentido, que permitan humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile".
Un aspecto clave de la misiva es el referente al lucro. En esa línea, señala que "la eliminación del lucro entendido como negocio y usura con fondos públicos, y en desmedro de una educación de calidad y trato laboral indigno de sus trabajadores, no solo es necesario, sino un imperativo
moral".
"Al mismo tiempo observamos la realidad de los particulares que sirven en la educación subvencionada, y arriesgando su patrimonio deben endeudarse con el sistema crediticio e hipotecar sus bienes, a fin de financiar de su propio haber los terrenos, construcciones, mobiliario, laboratorios, talleres, etc. Confiamos que se establecerán las medidas adecuadas para conciliar ambas situaciones".
El episcopado también acota que "para las grandes transformaciones que se desean, se requieren propuestas más expresas en favor de quienes son claves a la hora de educar, los profesores. Sin embargo, no hay mayor mención sobre el Estatuto Docente, que hoy día requiere de una urgente evaluación. Asimismo constatamos la ausencia de propuestas respecto de un tema muy sentido por el sector, como es la Carrera Docente. Tampoco se perciben anuncios concretos sobre otra gran y urgente necesidad, como es la formación inicial de los profesores. Si una reforma no involucra la docencia y no ingresa en la sala de clases, tendrá dificultades para alcanzar sus objetivos".
"Estamos convencidos de que pueden discernirse fórmulas que puedan salvaguardar la gratuidad, los
recursos necesarios para una educación de calidad, espacios para la colaboración de las familias, y una
razonable autonomía de su gestión".
"Si lo que se busca son cambios profundos, como se ha dicho, se echa de menos, antes de cualquier medida sobre algún ámbito específicos de sistema, una gran reflexión nacional sobre la naturaleza
de la educación, la realidad global de nuestros niños y jóvenes, sus principales necesidades en los diversos ámbitos de su vida, el tipo de sociedad y país que soñamos, las esperanzas del país y sociedad para un desarrollo en equidad y a escala humana, y finalmente el tipo de propuesta educativa pertinente a lo anterior. Ello ayudaría a comenzar desde un concepto mucho más adecuado de calidad", sentencian.
Revisa aquí el documento completo de la Conferencia Episcopal
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