Evasión en el Metro, por Iván Poduje

Evasión en el Metro, por Iván Poduje
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(Foto: AgenciaUno)

Como las redes sociales dan para todo, algunos han usado este medio para llamar a evadir el pago en el Metro como forma de protesta por el alza del pasaje anunciada en días pasados.

Si bien la convocatoria ha sido paupérrima, se trata de un acto que debe condenarse y detenerse a tiempo, ya que bastan treinta personas aglomeradas tratando de saltar torniquetes, para que cientos de miles vean interrumpido su viaje o resulten lesionados si se producen disturbios en estaciones atestadas de gente.

Por ello es preocupante que surjan voces que minimizan la gravedad de estos hechos o que intentan justificar la evasión debido al impacto social de la tarifas o la mala calidad del servicio.

En relación al primer argumento, debemos recordar que Metro no cobra por los viajes de mayor longitud como en otros países, lo que constituye un beneficio directo para sus usuarios de menos ingresos que suelen vivir en la periferia de Santiago.

Sin embargo, el costo del pasaje tiene un impacto relevante en los hogares del quintil más pobre que sospecho, nada tienen que ver con este llamado a evadir el pasaje. Para ellos la solución es implementar subsidios especiales por zona geográfica o condición socioeconómica como se propuso en una investigación reciente de la fundación Espacio Público.

Lo que no se sostiene es el llamado a evadir por calidad de servicio. Pese a los serios atochamientos que vemos en algunas estaciones en horas punta, Metro sigue ofreciendo los mejores tiempos de viaje del sistema, con frecuencias regulares y estaciones que llevan servicios, cultura y modernidad a decenas de comunas capitalinas.

Por ello es necesario seguir mejorando el ferrocarril metropolitano, mediante subsidios especiales para sus usuarios de menos ingresos y un potente plan de inversión que amplíe sus estaciones críticas, refuerce la Línea 1 e integre nuevos territorios como Quilicura, Cerro Navia o Bajos de Mena. Además, urge mejorar el transporte de superficie y complementarlo con trenes de cercanía, ciclovías y nuevas estaciones intermodales.

Es cierto que esta tarea es bastante más difícil que sentarse en un café a tuitear rebeliones trasnochadas, pero es el camino que debemos seguir y respaldar como ciudadanía. Así Metro seguirá siendo un orgullo para Santiago y podrá resistir el complejo escenario que se viene en materia de transporte público.

 

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