Fue la primera campaña de la flota ballenera japonesa desde que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó en marzo que lo que realmente hacia el gobierno nipón era una actividad comercial disfrazada de investigación. Esta vez fue en las aguas costeras y en el noroeste del Pacífico, zonas no contempladas por el fallo.
Japón ha matado 32 mil ballenas desde 1986 cuando comenzó la moratoria. Y esta vez fueron 30 ballenas minke las cazadas, 16 machos y 14 hembras. Los conservacionistas esperaban que el fallo de la CIJ presionara a ese país a suspender por siempre la caza. No sólo por el alto subsidio que el gobierno debe poner en su industria ballenera, sino además por la baja en el consumo de carne de ballena.
Sin embargo, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, dijo al Parlamento que aumentaría sus esfuerzos en pro de reiniciar la caza comercial. Lo que enfureció a activistas anti-caza de ballenas y países como Australia y Nueva Zelanda, que han pedido una moratoria total. A pesar de que han aumentado las críticas, la caza de la ballena sigue siendo popular en la población de Japón.
