Un aumento significativo en la cantidad de jóvenes vulnerables que acceden a la educación superior se observó a diez años de haberse tomado por primera vez la Prueba de Selección Universitaria (PSU).
Según publica hoy El Mercurio, y en base a datos de la encuesta Casen 2013, la proporción de jóvenes de menores niveles socioeconómicos que logró ingresar a la universidad o matricularse en centros de formación técnica e institutos profesionales, creció de un 10% en 2003 a un 27% en 2013.
A nivel general, esto se debe a que junto con el aumento de la oferta educativa, en 2006 se creó el Crédito con Aval del Estado, que triplicó las ayudas estudiantiles. Las becas crecieron de 120 mil a 335 mil, mientras que los créditos pasaron de 128 mil a 397 mil.
El ex ministro de Educación, Harald Beyer, explicó que la "política estuvo enfocada justamente en los tres quintiles de menores recursos (...) hubo una disminución en requisitos académicos para los primeros dos quintiles sobre la base de que tienen más dificultades para obtener altos desempeños académicos, asociados al menor capital cultural de sus hogares".
En ese contexto, desde 2003 a 2013, el primer quintil logró duplicar su ingreso a la educación superior, de un 10% a un 27%, mientras que el segundo quintil ascendió de un 15% a un 31%, en un total de asistentes a la educación superior de 18 a 24 años.
A pesar de haber subido en porcentaje, aún la mayoría de los jóvenes vulnerables están fuera del sistema, ya que según la encuesta Casen 2013, el 33% está trabajando o buscando empleo, el 22% considera que ya finalizó sus estudios, el 12% no estudia por embarazo o maternidad y el 10% dice no hacerlo por razones económicas.
