por Francisca Cavada Ríos
Este lunes la ministra de Salud, Helia Molina, manifestó que “lo más probable” es que la marihuana salga de la lista de drogas duras durante este gobierno.
La lista detallada en la Ley 20.000, deja la cannabis en la misma clasificación de sustancias como la heroína y la cocaína. “Ahí están todas las drogas que son catalogadas como duras, nocivas y que no tienen ningún posible beneficio para las personas”, explica Francisca Florenzano.
Antes de dejar su cargo, la directora del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), dejó en condiciones de ser oficializado el decreto que permitirá que la marihuana entre a la lista dos, que según Florenzano, son aquellas drogas que “tienen su complejidad pero que sí pueden tener un beneficio”.
¿Qué significa que la marihuana entre a la lista 2?
1. Sacar la cannabis de su clasificación actual permitiría utilizar sus beneficios para el tratamiento de enfermedades a través de medicamentos aprobados por organismos internacionales, que hoy se tienen que importar con costos muy altos, como es el caso del Sativex. “Esto significaría facilitarle la vida a las personas que hoy en día necesitan el consumo de marihuana con fines terapéuticos, sobre todo personas que requieren consumir medicamentos que han sido producidos por empresas farmacéuticas”, asegura la socióloga.
Sin embargo, este punto no incluye la venta de marihuana en su estado natural, ya que existe un protocolo más largo para definir si es un beneficio. “Se necesita de la reflexión y autorización del Instituto de Salud Pública con respecto a si el consumo de la cannabis en otras formas tiene efectos terapéuticos”, explica Florenzano.
2. Por otro lado, este cambio terminará con la persecución penal de aquellos que consumen o que portan marihuana para consumo personal. “Da una señal muy clara en que la persecución del narcotráfico y las drogas no se tiene que focalizar en los individuos, ni en la cannabis, cosa que sí está sucediendo, esto tiene que orientarse en los grandes traficantes, en drogas bien complejas y esa es la única manera en que podamos trabajar en políticas de drogas más humanas y más modernas”, explica la socióloga.
Para Francisca Florenzano, este decreto podría ser un paso ante la modificación de la Ley 20.000. “Hay que abrir la discusión de una manera honesta y clara, quizás es una ley que hizo sentido hace algunos años, pero hoy tiene que tener modificaciones”, asegura la socióloga.
