Felicidad absoluta es lo que demostró Duncan la primera vez que visitó la playa. Tener sólo las 2 patas delanteras no es un impedimento para que este hiperactivo perro disfrute y juegue como cualquier otra mascota.
Duncan nació con una malformación que obligó a amputar dos de sus patas. Pese a que se le habilitó una silla de ruedas, nunca soportó usarla.
Recibe cuidados de la organización Panda Paw Rescue en Vancouver, Washington, dedicados a la protección de los animales abandonados y maltratados.
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