Lorenzo Schoonbaert, un belga de 41 años, sufría de una enfermedad terminal que durante los últimos 20 años lo obligó a operarse en 37 ocasiones sin obtener un resultado satisfactorio. Esta situación le hizo tomar la decisión de optar por la eutanasia, mediante una inyección letal, para terminar con su padecimiento.
Pero el hombre retrasó por un día la intervención programada para el pasado domingo. Su objetivo era uno solo: ver ganar por última vez al Brujas de Bélgica, el club de sus amores, según consigna The Independent.
Ese día, junto a su hija de siete años, Schoonbaert realizó el puntapié inicial en el Estadio Jan Breydel, en el encuentro entre el equipo de Francisco Silva y el Mouscron.
Finalmente, cumplió su sueño y el Brujas ganó por 3 a 0. Al final del partido Schoonbaert señaló que “mi último sueño se hizo realidad. Ahora puedo morir en paz. Celebraré desde el cielo”.
El día después se concretó la eutanasia y “Lorre”, como era conocido, falleció. Su familia publicó un comunicado donde confirmó el deceso y concluía que "como él decía, tenemos que mirar hacia arriba. Fue valiente hasta el último minuto y disfrutó hasta el final de sus seres más queridos".
