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Los efectos políticos y deportivos que provocaría la suspensión de atletas rusos

Los efectos políticos y deportivos que provocaría la suspensión de atletas rusos
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La exclusión de Rusia de las competiciones atléticas provocaría un serio desequilibrio: en Londres 2012, el atletismo ruso logró 17 medallas.

Por Françoise Chaptal (France Presse)

La suspensión de los atletas rusos de todas las competiciones, incluidos los Juegos Olímpicos, provocaría un gran vacío en Rio 2016, pero este indudable sismo tendría más repercusiones políticas que deportivas.

Las consecuencias de semejante medida tendría un gran impacto en el mundo de la pista, aunque sin alcanzar las dimensiones del oscuro episodio de Los Angeles 1984, última edición de unos Juegos marcados por un boicot, el de todo el bloque del Este, estiman atletas y responsables consultados por France Presse.

Tras las inapelables revelaciones del informe de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sobre el dopaje institucionalizado en el atletismo ruso, la sanción podría anunciarse durante la reunión que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) celebrará el 26 y 27 de noviembre en Mónaco.

La exclusión de Rusia de las competiciones atléticas provocaría un serio desequilibrio: en Londres 2012, el atletismo ruso logró 17 medallas (ocho títulos), siendo el segundo país, tras Estados Unidos, en el medallero de esta disciplina y en Pekín 2008 fueron 18. 

La comisión de investigación de la AMA denunció que los Juegos de Londres fueron "saboteados" por el dopaje ruso, encubierto por algunos miembros corruptos  de la propia IAAF.

El Comité Olímpico Internacional (COI) aseguró querer "estudiar con calma" las acusaciones de la AMA para, eventualmente, retirar las medallas a aquellos atletas rusos implicados.  En lo que respecta a 2016, la institución olímpica ha dejado, como es la regla habitual, en manos de la IAAF la decisión final, confiando en que su presidente Sebastian Coe tomará "todas las medidas necesarias".

Sin el peso de 1984

La ausencia de atletas rusos no debería minusvalorar los títulos de Rio, tal como ocurrió en 1984, puesto que el peso del atletismo ruso es menor que entonces. Como otros deportistas, el campeón olímpico de garrocha Pierre Quinon vio como su título en Los Angeles quedaba ensombrecido por la ausencia del rey de la disciplina, Sergei Bubka.

"Actualmente hay una densidad, una universalidad en el atletismo que no existía en aquella época, un mejor reparto de las medallas", asegura Ghani Yalouz, director deportivo del equipo francés de atletismo, para quien la exclusión de Rusia sería un "sismo más político que deportivo".

"No cambiará nada para nosotros", agrega este ex campeón de lucha. "Estamos tan acostumbrados a los lesionados, que no esperamos que los otros abandonen para ganar". 

La desaparición de todo un país puede crear además nuevas oportunidades para la competencia internacional, especialmente en categoría femenina, puesto que 15 de las 17 medallas obtenidas por al atletismo ruso en Londres las ganaron las atletas, sobre todo, en semifondo, saltos y lanzamientos.

Las competencias de Los Angeles 1984 no contaron con la participación de los deportistas de Europa del Este. 

Algunos de los principales favorecidos por la ausencia de los rusos podrían ser los atletas de los países que formaban el antiguo bloque del Este.

"No es una ausencia que vaya a devaluar las medallas, sino que es fundamentalmente una formidable bombona de oxígeno para todos aquellos que luchan de manera limpia", destacó el presidente de la federación francesa y miembro de la IAAF Bernard Amsalem. "Aunque sea una gran nación atlética, el contexto no es el mismo que en 1984", añadió Amsalem, encargado por la IAAF de todas las cuestiones éticas.

En los años 80, el boicot del bloque del Este, deplorado por todos, respondió únicamente a razones de política internacional, de las que los deportistas fueron rehenes. "Actualmente, existe una AMA, un código mundial que no existía en aquella época".

La posible exclusión de los rusos serviría, además, "como una advertencia a los otros", según Amsalem, que aseguró tener la "impresión de volver a los tiempos de la RDA, del dopaje de Estado, cuando los testimonios de estos hechos deberían haber servido de ejemplo para todo el mundo". El responsable francés se felicitó, no obstante, de constatar que "el mundo del deporte no se lava las manos" ante estos escándalos.

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