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En el Museo del Fútbol Alemán, Latinoamérica está muy presente

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En el nuevo Museo del Fútbol Alemán hay muchos recuerdos de la relación deportiva con Latinoamérica.

Este fin de semana, en Dortmund, se abrirán oficialmente al público las puertas del nuevo Museo del Fútbol Alemán, en cuya exhibición permanente los vínculos con Latinoamérica ocupan un lugar destacado.

Frente a la estación central de trenes en Dortmund se alza un edificio que es el más reciente motivo de orgullo del deporte en Alemania: el Museo del Fútbol. En este lugar, concebido como “punto de encuentro con los recuerdos”, se atesoran todos los objetos y momentos memorables en la historia del balompié del actual campeón del mundo.

En el Museo del Fútbol Alemán, Latinoamérica está muy presente
En el Museo del Fútbol Alemán, Latinoamérica está muy presente

En la exhibición, que está dividida en cinco grandes temas (emociones, selección alemana, entrenadores y táctica, Bundesliga, y partidos) y cuenta también con un Salón de los Tesoros (donde están todos los trofeos obtenidos) y un Salón de la Fama (con todos las estrellas), destacan recuerdos que recalcan el vínculo del fútbol alemán con Latinoamérica. Deutsche Welle les presenta una selección de ellos.

La tristeza del 10

Una de las piezas que más resaltan en el Museo del Fútbol Alemán es la camiseta con la que Diego Armando Maradona jugó la final del Mundial de Italia 1990. Argentina perdió el juego contra Alemania, que se convirtió en el nuevo campeón del mundo. Pese a su tristeza, la máxima estrella del balompié internacional de la época, al final del partido, cumplió la promesa que le había hecho durante la pausa al jugador alemán Frank Mill.

 “Yo quería a toda costa la camiseta de Maradona como regalo para mi hijo y por eso en el túnel del estadio lo abordé al terminar el primer tiempo y le pedí que me la guardara. Él me dijo que contara con ella, independientemente del resultado del partido. Nosotros ganamos y, mientras mis compañeros celebraban, yo fui al vestuario de Argentina. Allí todo era dolor y llanto. Al verme, Maradona le ordenó a uno de los asistentes del equipo darme la famosa camiseta azul con el 10 a la espalda”, le cuenta Mill a los visitantes del museo la historia del objeto de exhibición.

El partido del siglo

La semifinal del Mundial de México 1970 entre Italia y Alemania ha pasado a la historia como el duelo más intenso, dramático e inolvidable del fútbol del siglo XX. En el Estadio Azteca de Ciudad de México, con el apoyo de la afición local, los alemanes perdieron 3-4 en un partido que duró 120 minutos en el que Franz Beckenbauer se consagró como una aguerrida estrella internacional que durante una hora jugó con su hombro dislocado.

En el Museo del Fútbol Alemán se puede observar la placa que la Federación Mexicana de Fútbol le entregó a los derrotados para honrarlos por su desempeño y conmemorar el histórico partido. Los mexicanos, sin embargo, cometieron un pequeño error gráfico en el orden de los colores de la bandera alemana.

Labor social

El fútbol alemán se ha caracterizado por participar en diversas campañas sociales en las que el deporte sirve como vehículo para sensibilizar a la ciudadanía respecto a los problemas de sus semejantes. Esta postura, como queda claro en la exhibición del Museo del Fútbol, nació curiosamente en México, durante el Mundial de 1986.

Entonces la selección alemana visitó espontáneamente el orfanato Casa Cuna y, ante la impresión y el dolor que les causó ver a los niños viviendo en condiciones tan precarias, decidió crear una organización de ayuda que se convertiría luego en la brújula de la posterior labor social del fútbol en otros campos.

Sombrero, discos y camisetas

En el Museo del Fútbol Alemán también se encuentran otras curiosidades de las relaciones con Latinoamérica. Por ejemplo, el famoso sombrero mexicano con el que Uwe Seeler y Gerd Müller se fotografiaron en el Mundial de 1970 como muestra de cariño a sus anfitriones; también está, incluso para escuchar, la canción con que se saludó al país organizador del Mundial de 1978: "Buenos días Argentina". Y claro, no podía faltar la camiseta con la que Karl-Heiz Rummenigge disputó su último partido con la selección alemana, la final del Mundial de México 1986, contra Argentina.

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