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¿Fútbol sin selecciones?

¿Fútbol sin selecciones?
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La corrupción en la FIFA podría derivar en el fin de las competiciones de selecciones nacionales.

Expertos creen que el problema de corrupción en la FIFA podría solucionarse reduciendo la importancia de las selecciones nacionales en el fútbol, algo que ven con buenos ojos los clubes que prestan a los jugadores.

La disputa entre los clubes y las federaciones cada vez que hay una fecha internacional de fútbol de selecciones hace ya parte de la rutina del balompié. La más reciente la protagonizó el directivo del Bayern Kal-Heinz Rummenigge, quien se quejó de la forma como en Sudamérica se trata a los jugadores que cede el club alemán a los equipos nacionales.

 “Allí las cosas no se manejan con seriedad, por eso le pido a los sudamericanos mejorar el tratamiento a nuestros futbolistas, en especial al médico”, escribió molesto Rummenigge en el editorial de la revista del Bayern. También sostuvo, refiriéndose a las condiciones en las que regresaron a Múnich Douglas Costa y Arturo Vidal, tras los partidos más recientes de Brasil y Chile: “Para ellos es una cuestión de honor representar a sus países, pero no puede ser que nos los devuelvan sin haberlos atendido profesionalmente como se debe”.

Cuestión de dinero

Rummenigge, quien también es el vocero de la poderosa Asociación de Clubes Europeos (ECA), ya ha tratado influir en el pasado el calendario de juegos de las selecciones nacionales solicitando formalmente que se eliminen los partidos amistosos entre los países.

La idea es -desde las perspectiva de los clubes- muy lógica. Al fin y al cabo son ellos los que pagan los salarios de los jugadores, los que los requieren en el día a día, y los que constantemente están compitiendo en torneos locales o internacionales.

Si bien la FIFA, o las confederaciones regionales según el caso, pagan una indemnización a los clubes por la cesión de los jugadores, para ellos ésta aún no se encuentra en una relación de equilibrio con los riesgos. La ausencia de un jugador, cuando está de viaje con su selección nacional, implica una para en los entrenamientos de su equipo, a la que se le suma una exigencia adicional bajo las ordenes de alguien que no es su empleador.

Si un futbolista se lesiona, o regresa en malas condiciones, el club debe prescindir de él, debe cubrir los costos de su tratamiento de recuperación, y adicionalmente tiene que seguir asumiendo la carga salarial. Un muy mal negocio para los intereses financieros de los clubes profesionales.

Oportunidad de oro

Al problema, sin embargo, aún no se le encuentra una solución que deje contentos a todos los involucrados (clubes, jugadores y selecciones). Eso, pese a las repetidas quejas de los clubes, y a las exitosas negociaciones en busca de mejores recompensas económicas por el préstamo de los jugadores, como las adelantadas recientemente por la ECA, que suministra casi el 80 por ciento de los futbolistas que forman en equipos nacionales.

Paradójicamente, parece ser la crisis por corrupción de la FIFA la situación que podría poner fin al conflicto de intereses entre clubes profesionales y selecciones. En declaraciones al portal Sportschau el experto danés Jens Sejer Anderson explicó: “Se necesita una nueva generación de administradores del fútbol para acabar con los problemas. Una reestructuración de fondo, y una profunda reforma de la FIFA, debe implicar reemplazar a todos aquellos que en los últimos 30 años han participado en este sistema”.

En conversación con Deutsche Welle, Andrei Markovits, experto de la Universidad de Michigan, se expresó en la misma dirección y fue aún más puntual. “Cuando en la cultura del fútbol deje de ser importante jugar para las selecciones nacionales, y a los jugadores les importen más sus clubes, el monopolio de la FIFA llegará a su fin y se reducirá el margen de corrupción en la organización”, dijo.

Markovits agregó: “Cuando Lionel Messi o Cristiano Ronaldo dejen de jugar para Argentina y Portugal, esas naciones perderán la importancia que adquieren con futbolistas que forman y pagan los clubes. Sin ese peso individual de los países, la FIFA se debilita. Aquí hay que resaltar que esto sucede porque el fútbol marcha por dos vías: clubes y selecciones. Y atención, no hay que olvidar que la corrupción camina por la segunda ruta”.

Esta perspectiva de reformar la FIFA empezando con los equipos nacionales es para los clubes una alternativa que le vendría bien a sus intereses, aunque la consecuencia -a mediano plazo- pueda ser un fútbol sin selecciones.

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