La gran polémica que ha sacudido a la Premier League durante las dos primeras fechas tienen como actor protagonista a José Mourinho y a la doctora Eva Carneiro, quien fue separada del banquillo del Chelsea tras una acción que no cayó bien al entrenador portugués.
La profesional había ingresado a la cancha durante en el encuentro debut ante Swansea cuando Eden Hazard sufrió un golpe sobre el final; sin embargo, para Mourinho el hecho fue criticable ya que su equipo se encontraba empatando y con ello perdiendo segundos valiosos para poder quedarse con los tres puntos.
Tras ello, portadas en los medios locales, mensajes en Twitter de la propia Carneiro agradeicendo el apoyo, y ahora una nueva versión del ex de la profesional que pone en duda su relación con algunos jugadores del Chelsea.
El testimonio de Rupert Patterson-Ward apunta a que Carneiro, de 41 años "es una ninfómana que ha arruinado mi vida".
“No hay mucha gente que sepa cómo es en realidad. Es una mujer muy sexual, que siempre consigue lo que se propone. Yo estaba realmente colado por ella, hasta hablamos de tener una familia. Pero Eva me traicionó y me escupió”, asegura sobre la doctora que llegó al Chelsea en 2009 de la mano de André Villas-Boas.
“Me puso en la calle porque no me había esforzado lo suficiente (en complacerla) en su 39 cumpleaños”.
“Eva está obsesionada con el sexo, hacíamos el amor cada día. Un día me lesioné en el hombro, me hizo tumbar en lacama y me dijo, guiñándome un ojo, que me curaría. Tuvimos sexo salvaje. Y ella me confesó que se había liado con jugadores del Chelsea”.
“Eva me pegó en la cara después de que le recriminara haber dado su número de teléfono a otro tipo en mi presencia. Aparte, cuandos nos pelábamos me restregaba que lo había hecho con cracks” del equipo londinense.
Más revelaciones: “Me contaba que había un futbolista que la acosaba especialmente, pavoneándose desnudo en el vestuario y asegurándose de que viera sus atributos. Después de un partido la llamó a su habitación de hotel y cuando abrió la puerta no llevaba nada puesto”.
“A veces cuando estábamos sentados en el sofá viendo la tele por la noche, los jugadores la llamaban y le decían que tenían la pierna dolida o problemas musculares. Ella se iba al las 9 ó 10 de la noche y no volvía hasta la mañana. Tuve que aceptar la idea de que estaba haciendo friegas especiales...”, añade Rupert.
