Mientras Francia recibía la copa tras coronarse campeón del mundo en Rusia 2018 y los “Bleus” celebraban en la cancha del Estadio Luzhnikí de Moscú, algunos cercanos recibieron el permiso para ingresar al campo de juego y abrazar a sus seres queridos. Una de estas personas fue Yeo Moriba, la madre del volante Paul Pogba, una de las estrellas del nuevo monarca.
La mujer, nacida en la República Democrática del Congo, escapó de la crisis humanitaria de África junto a su esposo Fassou Antoine Pogba, nacido en Guinea, hacia Europa, tal como millones de personas lo hacen al año. La pareja llevaba a sus dos hijos, los gemelos Florentin y Mathias.
Cuando finalmente se instalaron en Renardiere en Roissy-en-Brie, al este de París, en 1993 nació Paul y la familia pudo quedarse definitivamente en Francia. Ahí el padre instaló una escuela de fútbol donde los tres niños dieron sus primeros pasos en este deporte, según publicó Infobae.
El sector era una zona de pandillas, donde la droga estaba al alcance de la mano y un pequeño negocio podía dar mucho dinero. Por lo mismo la mujer se encargó de educar y defender a sus hijos, además de inculcarles la fe musulmana.
“Si alguien hacía algo para molestarlos o retenerlos, a Yeo no le importaba hacer enojar a nadie ni perder dinero. Ella solo quería que sus hijos fueran felices”, publicó Daily Mail en 2016, de acuerdo a la versión de un antiguo vecino de la familia. “Ella adoraba absolutamente a sus hijos, y no le importaba quién lo supiera”, añadió.
“Nunca quiso que olvidara quién era él como persona, ni que fuera un musulmán orgulloso”, prosiguió el vecino, quien recalcó también que “a menudo rezaban en su mezquita local y observaban fiestas religiosas. Yeo está convencida de que esto ayudó a Paul enormemente mientras crecía”.
Años más tarde amigos de la familia revelaron que fue la madre de Paul quien lo impulsó a convertirse en futbolista profesional y a defender los colores del país que los acogió. “Todos están inmensamente orgullosos de sus raíces, pero Francia es donde lo hicieron, y sabían que Les Bleus tendría muchas más posibilidades de ganar grandes trofeos”.
Con el paso del tiempo, Florentin y Mathias se convirtieron en profesionales. Paul, por su parte, fichó para el Manchester United en 2009 como juvenil y dos años más tarde debutó en Primera División.
Moriba, en tanto, se separó de su esposo –quien falleció en mayo del año pasado y a quien Pogba le dedicó el título Mundial– y se apoyó en sus hijos para seguir adelante.
Tras coronarse campeón del mundo con Francia, Paul le obsequió la medalla a su madre; quien le inculcó la fe, lo llevó por el camino del deporte y lo impulsó a ser profesional, alejándolo de las drogas y enseñándole la importancia de la familia.
