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Cinco curiosidades sobre los gruñidos que causaron polémica en Wimbledon

Cinco curiosidades sobre los gruñidos que causaron polémica en Wimbledon
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¿Deben los gruñidos aceptarse como parte del juego o habría que prohibirles a los jugadores hacer demasiado ruido al momento de golpear la pelota?

¿Es gruñir muy alto algo natural en el tenis o puede considerarse comportamiento antideportivo? ¿Deben los gruñidos aceptarse como parte del juego o habría que prohibirles a los jugadores hacer demasiado ruido al momento de golpear la pelota?

Estas no son preguntas nuevas en el mundo del tenis, pero volvieron a cobrar vigencia luego de que Victoria Azarenka se viera obligada a defender sus gruñidos después de su derrota en los cuartos de final del torneo de Wimbledonque se desarrolla en estos momentos.

Serena Williams, quien derrotó a la bielorrusa, luego tuvo que vencer a otra tenista "ruidosa" –María Sharapova– para llegar a la final de la competición.

Pero, ¿sabías que a los jugadores se les enseña gruñir como parte de su entrenamiento?

Te compartimos esta y otras curiosidades sobre los gruñidos en el tenis, en ocasión del torneo de Wimbledon.

1. Los gruñidos también se entrenan

Según la Real Academia Española, un gruñido es un "sonido inarticulado, ronco, que emite una persona como señal generalmente de mal humor".

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Serena Willimas tuvo que derrotar a dos tenistas particularmente ruidosas en su camino a la final, en la que se enfrentará a la hispanovenezolana Garbiñe Muguruza.

Pero según Virginia Wade, quien se coronó campeona de Wimbledon en 1977, en el caso de tenis es un ruido inevitable producido por el esfuerzo del jugador.

"Todo jugador exhala hasta el punto de gruñir un poquito. Es sencillamente inevitable y parte del juego", le dijo Wade a la BBC.

"Yo misma, incluso cuando juego hoy en día, emito pequeños gruñidos", agregó.

Y según el experto en tenis de la BBC Andrew Castle a los jugadores jóvenes se les enseña a gruñir.

"Es parte del entrenamiento, porque grandes exhalaciones ayudan a estabilizar los golpes", explicó Castle.

Y, de hecho, también hay estudios que afirman que los gruñidos pueden también ser beneficiosos desde el punto de vista psicológico.

2. Azarenka hace más ruido que un taladro

Victoria Azarenka está en buena compañía: una de las primeras tenistas en hacerse notar por sus gruñidos fue Mónica Seles, nueve veces ganadora de torneos del Grand Slam.

En la década de 1990 la tenista estadounidense casi que gritaba con todas sus fuerzas durante algunos golpes, lo que le causó problemas con su compatriota Jennifer Capriati.

Mientras que la actual cuarta clasificada del mundo, María Sharapova, también es conocida por sus gruñidos, aunque estos no eran tan fuertes en 2004, cuando ganó Wimbledon.

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Maria Sharapova también es conocida por sus gruñidos en la cancha de tenis.

Los gruñidos de Sharapova, sin embargo, han llegado a estar una octava por encima de las notas de una soprano, mientras que los de Azarenka han alcanzado los 105 decibeles.

En comparación, una podadora generalmente alcanza los 90 decibeles y un taladro de manos los 100.

"Y no solo las mujeres gruñen, como vimos con (el tenista australiano) Nick Kyrgios", apunta Virginia Wade.

De hecho, cuando la interrogaron sobre sus gruñidos una enojada Azarenka hizo notar que Rafael Nadal hace más ruido que ella.

"Pasa en todos los deportes. Es hora de dejarlo de lado y no seguir hablando de ello todo el tiempo, porque no es un asunto importante", pidió.

3. Los gruñidos en el tenis no son nada nuevo

Es difícil saber cuándo empezaron los gruñidos, pero Jimmy Connors –clasificado primero del mundo a mediados de la década de 1970– hacía mucho ruido durante sus partidos.

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Jimmy Connors, un ruidoso campeón.

Y el checo Iván Lendl se quejó de los gruñidos de André Agassi durante la final del Abierto de EE.UU. de 1988.

"Cuando Agassi intentaba un golpe importante sus gruñidos se hacían más fuertes, lo que afectaba mi sincronización", dijo en su momento Lendl.

"No recuerdo que nadie gruñera particularmente fuerte durante mi época", dice sin embargo Wade.

"Aunque durante la segunda mitad de mi carrera, cuando las cosas se volvieron más profesionales, poco a poco empezó a hacerse parte del juego", dijo la tenista que se retiró en 1986.

4. Un ruido a tiempo puede dar una pequeña ventaja

Según Martina Navratilova, quien ganó nueve veces el torneo de Wimbledon, un gruñido emitido en el momento justo puede ser un arma efectiva.

"A mí me perjudicaba, porque para mí era importante poder escuchar a la pelota golpear la raqueta", explicó en un artículo publicado por el Sunday Times.

"Uno puede escuchar un mal golpe antes de verlo, por lo que el sonido es parte importante del juego", escribió.

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La otra finalista del torneo de este año es la hispanovenezolana Garbiñe Muguruza.

Y el tenista británico Andy Murray se quejó por los ruidos emitidos por el argentino Carlos Berlocq durante un partido en Estados Unidos hace dos años.

Según Murray, Berlocq variaba el volumen de sus gruñidos para distraerlo.

Aunque Nick Bollettieri, quien entrenó a las hermanas Williams y a María Sharapova, no está particularmente convencido de las ventajas de gruñir.

"Si gruñir ayudara a ganar títulos todo el mundo gruñiría tan alto como les fuera posible", dijo el entrenador de 83 años de edad.

5. La WTA consideró introducir un medidor de decibeles

En 2012 la Asociación Femenina de Tenis (WTA, por sus siglas en inglés) dijo que se necesitaba una forma objetiva para establecer si una jugadora estaba haciendo demasiado ruido.

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Las autoridades apuestan por educar a las futuras generaciones de tenistas.

Y, como resultado, contempló la introducción de un medidor de decibeles, aunque por el momento le está apostando más a la educación.

"Nos tomamos el problema muy en serio y estamos trabajando para educar a la próxima generación de jugadoras. Nuestro objetivo es acabar con los gruñidos excesivos", le dijo la WTA a la BBC.

Y según la asociación, los árbitros pueden tomar cartas en el asunto bajo las actuales reglas, las que les permiten deducir un punto del jugador que intenta perjudicar a su oponente con un "acto deliberado".

"El problema con las reglas es que hay muchos factores subjetivos en juego. Algunos estadios suenan más fuerte que otros, algunos partidos son más intensos que otros", hace notar sin embargo Virginia Wade.

Lo que significa que seguramente habrá jugadores ruidosos todavía durante algún tiempo, por lo que más allá de tapones para los oídos es difícil imaginar una posible solución.

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