Su respaldo a las causas humanitarias es conocido y no quiere quedar ajena a lo que ocurre en el Medio Oriente. La actriz y directora Angelina Jolie visitó este domingo un campamento de refugiados cerca de Duhok, en Irak.
La protagonista de filmes como “Maléfica” y “Se busca” escribió sobre su experiencia en una columna publicada en The New York Times, en la cual hizo un sentido llamado a la comunidad internacional para que ayude a los afectados por la guerra.
Esto fue lo que escribió la “estrella” de Hollywood respecto al tema:
He visitado Irak en cinco ocasiones desde 2007, y he visto nada como el sufrimiento que estoy presenciando ahora.
Vine a visitar los campamentos y asentamientos informales donde los iraquíes desplazados y refugiados sirios buscan desesperadamente refugio de los combates que han impacto a la región.
En casi cuatro años de guerra, casi la mitad de la población de Siria de 23 millones de personas se ha desarraigado. Dentro del propio Irak, más de dos millones de personas han huido de los conflictos y el terror desatado por los grupos extremistas. Estos refugiados y desplazados han sido testigos de la brutalidad indescriptible. Sus hijos van a la escuela, están luchando para sobrevivir, y que están rodeados por la violencia por todos lados.
Durante muchos años he visitado los campamentos, y cada vez, me siento en una tienda de campaña a escuchar historias. Hago mi mejor esfuerzo para dar apoyo. Decir algo que va a mostrar su solidaridad y dar algún tipo de orientación reflexiva. En este viaje, me quedé sin palabras.
¿Qué le dices a una madre con lágrimas en su rostro, que dice que su hija está en manos del Estado Islámico, o ISIS, y que desea estar ahí también? Incluso si tenía que ser violada y torturada, decía ella, sería mejor que no estar con su hija.
¿Qué le dices a la niña de 13 años de edad que describe los almacenes donde ella y los demás vivían y que fue sacada, por tres a la vez, para ser violada por los hombres? Cuando su hermano se enteró, se suicidó.
¿Cómo se puede hablar cuando una mujer de tu edad te mira a los ojos y te cuenta que toda su familia fue asesinada frente a ella, y que ahora vive sola en una tienda de campaña y tiene raciones mínimas de alimento?
Durante muchos años he visitado los campamentos, y cada vez, me siento en una tienda de campaña a escuchar historias. Hago mi mejor esfuerzo para dar apoyo.
Nada te prepara para la realidad de tanta miseria humana individual: Para las historias de sufrimiento y de la muerte, y la mirada de los niños traumatizados, hambrientos.
¿Quién puede culparlos por pensar que hemos renunciado a ellos? Se está proporcionando sólo una fracción de la ayuda humanitaria que necesitan. No ha habido avances en el término de la guerra en Siria desde el proceso de Ginebra se derrumbó hace 12 meses. Siria está en llamas, y zonas de Irak están destruidas por la lucha. Las puertas de muchas naciones están atornilladas en contra de ellos. No hay ningún lugar al que pueden ir.
Historias de terror, las bombas de cañón y masacres han adquirido una familiaridad horrible. Hay una gran tentación de volverse hacia adentro, para centrarse en nuestros propios problemas.
Pero el hecho es que no podemos aislarnos contra esta crisis. La propagación del extremismo, el aumento de los combatientes extranjeros, la amenaza del nuevo terrorismo - sólo el fin de la guerra en Siria comenzará a cambiar el rumbo de estos problemas. Sin eso, sólo estamos retocando los bordes.
Se está proporcionando sólo una fracción de la ayuda humanitaria que necesitan. No ha habido avances en el término de la guerra en Siria.
Están en juego no sólo la vida de millones de personas y el futuro de Medio Oriente, sino también la credibilidad del sistema internacional ¿Qué dice sobre nuestro compromiso con los derechos humanos y la responsabilidad que parecemos tolerar crímenes contra la humanidad que suceden en Siria e Irak diariamente?
Cuando la agencia de refugiados de las Naciones Unidas fue creada, después de la Segunda Guerra Mundial, estaba destinada a ayudar a las personas a regresar a sus hogares después de los conflictos. No fue creado para alimentar, año tras año, las personas que nunca pueden ir a casa, cuyos hijos nacerán sin estado, y cuyos países no pueden ver la paz. Pero esa es la situación hoy en día, con 51 millones de refugiados, solicitantes de asilo o personas desplazadas en todo el mundo, más que en ningún otro momento de la historia de la organización.
Están en juego no sólo la vida de millones de personas y el futuro de Medio Oriente, sino también la credibilidad del sistema internacional.
Mucha más asistencia debe entregarse para ayudar a los países vecinos de Siria soportar la carga insostenible de los millones de refugiados. Las Naciones Unidas carecen de fondos suficientes de manera significativa. Los países fuera de la región deben ofrecer refugio a los refugiados más vulnerables que necesitan reasentamiento. Por ejemplo, para quienes han sido víctimas de violación o tortura.
Y, sobre todo, la comunidad internacional en su conjunto tiene que encontrar un camino hacia un acuerdo de paz. No es suficiente defender nuestros valores en el hogar, en nuestros periódicos y en nuestras instituciones. También tenemos que defenderlos en los campos de refugiados de Medio Oriente, y las arruinadas ciudades fantasmas de Siria.
