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Autos robados, yacarés y otras historias insólitas de la sequía en Brasil

Autos robados, yacarés y otras historias insólitas de la sequía en Brasil
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¿Qué puede pasar cuando en una gran metrópoli comienza a faltar el agua en pleno siglo XXI?

Con 24 años de experiencia como policía brasileño, Rodolfo Carlos Oliveira está habituado a tratar delitos varios, desde robos hasta homicidios. Pero últimamente se ha topado con algunos casos atípicos, insólitos.

Primero fueron los autos que comenzaron a aparecer, enteros o en partes, en el lecho del río Tietê y sus afluentes, recuerda Oliveira, comisario del tercer distrito policial de Araçatuba, una ciudad en el noroeste del estado de Sao Paulo.

El estiaje causado por una sequía histórica en la región permitió a Oliveira y sus hombres descubrir que el río era usado desde hacía tiempo como cementerio de vehículos robados.

Uno de los primeros autos herrumbrados que recuperaron a mediados del año pasado fue un coche importado, cuyo hurto había sido denunciado por su dueño en el correr del 2000. "¡Hacía 14 años que estaba en el río!", dijo Oliveira a BBC Mundo.

A comienzos de febrero, el comisario recibió otro caso singular: una enfermera fue a denunciar que una mujer intentó atropellarla con un auto, acusándola de estar "acabando con el agua del mundo" porque lavaba la acera de su casa en Araçatuba.

Al declarar ante la policía, la conductora negó la acusación. Pero Oliveira dijo que decidió de todos modos pasar el caso a la justicia, por si corresponde aplicar eventuales penas.

"Con esta situación de falta de agua, las personas se están excediendo un poco", reflexionó el oficial.

De hecho, la peor sequía del sureste brasileño en casi un siglo ha deparado varias sorpresas pero también historias de ingenio, angustia y hasta tensión por el líquido, cada vez más escaso y preciado en algunas partes.

"No va a tener"

La crisis hídrica hizo que algunos medios brasileños pasaran a informar cotidianamente sobre el alza y baja del agua en los reservorios del Gran São Paulo, como si fuese la tabla de posiciones del campeonato local de fútbol.

Esta semana las noticias decían que el nivel en ese sistema que abastece más de seis millones de personas había subido hasta 10,7% de su capacidad. Es una mejora gracias a las lluvias de febrero, pero la situación aún es crítica.

El gobernador del estado, Geraldo Alckmin, negó el viernes que existan previsiones de implantar un racionamiento que dejaría a los paulistas sin servicio de agua cinco días a la semana, para evitar que las represas lleguen al nivel cero.

Pero la presión del agua ya ha sido reducida, muchos hogares han sufrido ocasionales cortes del servicio y en las calles también están circulando algunos mensajes con tintes más apocalípticos.
Protesta por el agua: los brasileños expresan de diferentes formas su angustia ante la sequía.

Un alto funcionario de la compañía de agua de Sao Paulo dijo días atrás que la gente tendría que irse de la ciudad porque "no va a tener agua para el baño, para la limpieza de la casa".

Paulo Massato hizo ese comentario en una reunión privada, pero sus palabras fueron grabadas y reproducidas por la prensa.

"Actos de pánico"

Las reacciones frente a la crisis han sido diversas.

Para bajar el consumo de agua, escuelas municipales de Sao Paulo vetaron el lavado de dientes de sus alumnos, varias peluquerías dejaron de lavar el cabello de sus clientes o pasaron a usar "champú seco" (sin necesidad de enjuague) y muchas casas comenzaron a almacenar agua como si fuese un tesoro.

"Tuvimos un aumento de 506% en las ventas de tanques de agua en enero comparado con el año anterior", dijo Clodoaldo Lins, gerente de una sucursal de la cadena de productos del hogar Leroy Merlin en la zona sur de la ciudad.

La lista de espera por algunos modelos puede llegar a 60 días, indicó en declaraciones a BBC Brasil.

"El noticiario cotidiano y el boca a boca diario de quien vive hoy en una ciudad como Sao Paulo señalan que verdaderos actos de pánico de algunos en relación a la inminente o ya vigente falta de agua coexisten con la absoluta indiferencia de otros", explicó Fraya Frehse, socióloga experta en usos cotidianos de espacios públicos urbanos y autora del libro "Ô da Rua!" sobre transeúntes y modernidad en la mayor ciudad de Sudamérica.

Frehse dijo a BBC Mundo que "la situación denota la concepción social y culturalmente peculiar de que el agua es 'de algunos' y no 'de todos', aunque sea teóricamente considerada un bien público, esto es, un bien socialmente valorado como siendo 'de todos'".

Ingenio

La crisis hídrica también ha agudizado el ingenio de los brasileños.

Por ejemplo, Reinaldo Parisi Moreira, un arquitecto en Sao Paulo, ideó un sistema de tubos y canillas para reutilizar el agua del tanque del lavarropas en la limpieza de patios o baños, informó el sitio G1 de Globo.

Un restaurante de comida tex-mex en la zona este de São Paulo aplicó la idea de uno de sus técnicos de mantenimiento para aprovechar el agua del aire acondicionado en el lavado de pisos e inodoros.

El ahorro "llega hasta 12 mil litros por mes", afirmó Jorge Maluf, ejecutivo de la cadena "Sí Señor" de restaurantes a la que pertenece ese local, en diálogo con BBC Mundo.

Algunos habitantes de la gran ciudad han llegado a utilizar el agua de lluvia que corre contra el cordón de la acera para el regado de plantas o la limpieza de garajes, pese a advertencias de que el líquido puede estar contaminado.

Hay casos en los que la imaginación también ha sido usada con fines delictivos: en tiempos de escasez, el agua potable también puede representar un negocio jugoso.

En Sao Paulo, la policía ha detectado cuadrillas, presuntamente de exempleados de la compañía estatal de agua, vendiendo conexiones clandestinas de caños o alteraciones del medidor de consumo, para lo cual usan hasta brocas de dentistas.

En algunas favelas de Río de Janeiro sin acceso regular al servicio de agua, la policía recibió denuncias de que narcos o milicias están cobrando tasas a los habitantes para acceder a redes clandestinas de agua, informó el diario Folha de Sao Paulo.

Entre los yacarés

Aunque la situación en Río de Janeiro es menos crítica que en Sao Paulo, el estado también ha sufrido recientemente los efectos de la sequía. Y los más perjudicados suelen ser personas de bajos recursos, que alcanzan situaciones límites para obtener agua.

En una zona sin infraestructura básica en Recreio dos Bandeirantes, al oeste de la ciudad, habitantes de una favela han tenido que recurrir al agua potable de una tubería que pasa junto a un canal repleto de yacarés.

"La falta de agua provoca que la comunidad tenga que ir a buscar agua clandestinamente", explicó Ricardo Freitas Filho, un biólogo experto en caimanes que se ha preocupado por la situación.

A su juicio, "esa concentración de yacarés presenta determinado riesgo" para quienes acuden al canal por agua o alimentan a los reptiles, a veces para distraerlos mientras otros llenan los recipientes de agua.

Como muchos otros, Freitas Filho atribuye la escasez de agua en el sureste de Brasil a la falta de una política de desarrollo sustentable, el crecimiento caótico de ciudades, la destrucción de florestas y la contaminación de ríos.

"Interrumpimos todo el sistema del ciclo natural del agua", le indicó a BBC Mundo. "Y a los primeros que les sacan agua para economizar es a los pobres".

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