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Caravana de migrantes: "Llegar a Estados Unidos es una cuestión de vida o muerte"

Caravana de migrantes: "Llegar a Estados Unidos es una cuestión de vida o muerte"
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Una parte de la caravana de inmigrantes espera en el puente fronterizo entre Guatemala y México a que este país les de refugio. Otro grupo cruzó el río hasta México y planea continuar hacia Estados Unidos.

"¡Se están ahogando, se están ahogando!", gritó desesperada una mujer. Cuatro hombres se tiraran al río Suchiate a rescatar a dos niños pequeños de la caravana de migrantes que intentaban cruzar nadando de Guatemala a México.

Por un momento los dos niños estuvieron completamente bajo el agua. Después emergieron y los rescatistas pudieron ayudarles. A la operación se unieron unas balsas que pusieron a todos a salvo.

Este es solo uno de los muchos momentos de desesperación que viven los migrantes, en su gran mayoría hondureños, en su ingreso a México.

El cruce

Este sábado muchos de ellos decidieron dejar la larga fila que se había formado en el puente fronterizo para pedir refugio a las autoridades de ese país. Pasaron por el río, la frontera natural que divide a Guatemala y México.

Aunque no es tan profundo, es bastante ancho y estos días lleva una fuerte corriente por las lluvias de la temporada.

Algunos cruzaron caminando, con la ayuda de una cuerda que pusieron a través del río, justo abajo del puente donde está el control migratorio.

Otros pasaron nadando y el resto, los menos, en balsa. Solo unos pocos balseros se atrevieron a romper las órdenes de los policías que les advirtieron que no llevaran a inmigrantes.

"Nos desesperamos y decidimos seguir para buscar un futuro en Estados Unidos. Además, esperar tampoco nos aseguraba que no nos iban a deportar", aseguró Juan Pablo, uno de los jóvenes que cruzó a nado.

Hasta ahora, la policía de México no los ha detenido.

Según el grupo Milenio, las autoridades advirtieron que los cerca de 900 migrantes centroamericanos que cruzaron la a frontera de manera ilegal serán sujetos a procesos administrativos que incluye la repatriación a su lugar de origen".

Ruta de la caravana
Ruta de la caravana

La espera

Para aquellos que decidieron cruzar a través de las autoridades mexicanas la situación es extremadamente difícil. El punto más crítico de la caravana que salió hace más de una semana de Honduras.

Los que todavía están en el puente, esperando que las autoridades mexicanas los reciban, llevan muchas horas sufriendo el terrible calor. Durmieron sobre el asfalto, a la intemperie. No tienen acceso a agua corriente, ni a sanitarios y hay un constante olor a orines.

Comen y beben lo que la gente les regala. Algunos tienen dinero para comprarse algo.

La espera de unos de los migrantes en el puente.
La espera de unos de los migrantes en el puente.

La basura se ha acumulado en pequeñas montañas.

A pesar de que los adultos abanicaban a los bebés y niños y les echaban agua en la cabeza para intentar evitar una insolación o golpe de calor, varios de ellos se desmayaron.

También algunas mujeres se desvanecieron.

Cada vez que alguien se desmayaba, la gente de alrededor le echaba agua, le abanicaban con lo que tuvieran a la mano. En cuanto podían lo cargaban y lo llevaban al frente, a la puerta, donde los dejaban pasar del lado mexicano para recibir ayuda.

300 solicitudes de refugio al día

Las autoridades mexicanas comenzaron a dejar entrar a los migrantes, aunque a un ritmo que a ellos les parece demasiado lento.

"Esta es una crisis. Los niños están sufriendo mucho y si pasan mucho tiempo aquí, puede haber muertos", dice Eva Fernández, de la ONG Yo Amo Guatemala, que se ha desplazado desde California para ayudar con la organización de la caravana.

El Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, comentó a BBC Mundo que están recibiendo a los migrantes y tramitando solicitudes de refugio. "Se dará si comprueban que en su país de origen sufren violencia o un problema humanitario que lo amerite".

Sales dijo que cada caso se analizará en particular, lo que generalmente tarda 40 días, y aseguró que cada día procesarán en promedio las solicitudes de unos 300 inmigrantes.

A medida que el puente, de un kilómetro de longitud, se iba liberando, un poco de por la gente que decidió a cruzar por el río, se volvía a ocupando otra vez por nuevos migrantes que iban llegando.

Algunos medios hablan de más gente que acaba de emprender la marcha y que podría llegar en los próximos días.

Por las condiciones sanitarias del puente, "existe un grave riesgo de emergencia humanitaria", dice Tonatiuh Magos, director de Incidencia Política y Movilización de la ONG World Vision,

Dice que la falta de sanitarios y las altas temperaturas pueden causar deshidratación y brotes epidémicos, principalmente entre los menores.

Violencia y pobreza

Dania salió desde San Pedro Sula, Honduras, con su marido y 4 hijos.

"Sabemos que este camino es especialmente difícil para nuestros hijos, pero ¿qué podemos hacer? En nuestro país no tenemos futuro, hay mucha violencia y estamos en búsqueda de algo mejor para toda la familia. Llegar a Estados Unidos es una cuestión de vida o muerte. O vivimos todos o morimos todos", dice.

Ellos han decidido esperar en el puente. Y no tienen mucha esperanza que sea rápido así que, como muchos, han puesto un plástico atado a la valla que les sirva para proteger a sus hijos del sol. "No serviría mucho para la lluvia, pero hasta ahora hemos tenido suerte. Ayer solo cayeron unas gotas".

Los migrantes coinciden en los motivos que les hicieron dejar atrás todo lo que tenían en Honduras: la violencia y la pobreza.

"Salimos de Honduras porque es difícil conseguir un trabajo digno para poder comer y mantener a nuestras familias y porque las maras nos tienen fritos: yo les debía pagar una extorsión para que me dejaran trabajar en mi pequeño taller mecánico, pero no se las pude pagar y tuve que cerrar ", dice Pedro, otro de los migrantes.

Migrante en la frontera con una camisa con la bandera estadounidense.
Migrante en la frontera con una camisa con la bandera estadounidense.

La mayoría cree que en Estados Unidos tendrá una mejor vida.

Jessica, de 15 años, viaja sola. Quiere llegar a Nueva York porque ahí tiene unos familiares. "Salí porque unos mareros me dijeron que me iban a matar", dice. Le pidió a unos desconocidos el teléfono para llamar a su madre. "Entre llanto me dijo que me cuidara mucho y que, si me voy ahogar, que suelte la mochila", dice.

Pero en Estados Unidos los migrantes no serán bienvenidos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le ha pedido a México que frene la caravana. En declaraciones recientes aseguró que los migrantes centroamericanos no eran precisamente "angelitos", sino "curtidos criminales".

En una conversación telefónica, los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández, de Guatemala, Jimmy Morales y de México, Enrique Peña Nieto, aseguraron que respetarán el Pacto Global por la Migración, que promueve la migración segura, regular y ordenada, según un comunicación de la presidencia de México.

Los presidentes de Guatemala y Honduras dijeron que han dispuesto medidas para el retorno seguro y ordenado a los migrantes que decidan volver. Aseguran que 2.000 personas ya han regresado.

"Nuestra situación es desesperada"

Pero para la mayoría de los migrantes en la caravana volver a Honduras no parece una opción.

"Llegamos hasta aquí, no hay marcha atrás. Estar ya en México significa mucho. De aquí sólo podemos ir para el norte", dice David López, uno de los coordinadores que cruzó por el río.

Los caminantes que tomaron esa opción se han reunido en un parque en el centro de Ciudad Hidalgo, la localidad fronteriza del lado mexicano.

Dicen que descansarán un poco y que después volverán a emprender el viaje.

Cientos de ellos se acercaron al río por el lado mexicano del puente y desde ahí, les gritaron a los migrantes que esperan refugio en México con altavoz "Vengan, crucen, no tengan miedo".

Muchos se unieron y también cruzaron el río.

El siguiente punto al que quieren llegar en su intento de ingresar a Estados Unidos es la ciudad de Tapachula, en Chiapas.

En el sur de México, un país donde además de los problemas políticos, también enfrentarán graves riesgos de inseguridad.

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