Pasada la sacudida inicial del amplio reconocimiento internacional de Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela, la oposición avanza ahora en una estrategia en tres frentes para seguir desgastando el gobierno de Nicolás Maduro.
El objetivo es intensificar la presión política y financiera con ayuda de otros países para forzar un quiebre de filas en el chavismo y una eventual transición.
Maduro, al que acusan de usurpador tras ganar unas elecciones el año pasado sin la participación de la oposición tradicional, se mantiene, sin embargo, firme ante lo que considera un intento de "golpe de Estado".
La oposición, coordinada y unida en torno a Guaidó como no se veía desde 2015, es consciente de que un posible desenlace a su favor no es inminente.
Estos son los tres frentes en los que la oposición busca la erosión del gobierno de Maduro.
1. La ayuda humanitaria
Miles de voluntarios, sacerdotes, monjas y enfermeros cargando con la ayuda humanitaria en la frontera enfrente del ejército.
Esa es la imagen que busca la oposición en el puente Simón Bolívar de Cúcuta, en Colombia, entre otros puntos.
"Es una prueba de fuego para la Fuerza Armada: o se la roban o la dejan pasar. En ambas pierde el gobierno", analiza en diálogo con BBC Mundo una fuente de la oposición que prefiere mantener el anonimato.
Si el Ejército frena el ingreso del material, la comunidad internacional que está alineada con la oposición tendrá un nuevo motivo para sus acusaciones de autoritarismo y dictadura contra el gobierno.
Es incluso posible que fuera visto como un acto de hostilidad por parte de Estados Unidos.
Y si el material entra, Maduro estaría dando una muestra de debilidad que puede provocar el quiebre de filas que buscan los rivales del presidente socialista, quien rechaza la ayuda y niega su necesidad.
La oposición incluso contempla que desde Venezuela pase gente a buscarla y a entregarla en su país. Una maniobra que, más allá de lo humanitario para paliar la crisis de salud, es política. El fin: presionar al Ejército.
Esa ayuda aportada por Colombia, Estados Unidos, Canadá y por otros países latinoamericanos y europeos aún está en una fase inicial de acopio.
Y no sólo quieren que llegue por tierra, por Colombia y Brasil, sino incluso también por el mar en barco.
Las cercanas islas de Aruba, Bonaire y Curazao, al norte de Venezuela, están bajo soberanía de Holanda, que reconoce a Guaidó como presidente.
2. La asfixia financiera
"Las sanciones no han acabado", asegura la fuente opositora.
Estados Unidos no se conforma con las recientes sanciones contra la petrolera estatal PDVSA, que eran vistas como el golpe definitivo a las finanzas del Estado.
Uno de los elementos en los que se centra el plan opositor es la protección de activos de la República.
Relacionado con eso, el diputado Carlos Paparoni dijo el martes en la Asamblea Nacional (Parlamento) que el banco portugués Novo Banco había paralizado el envío del gobierno de US$1.200 millones a cuentas en Uruguay.
La entidad financiera no respondió al pedido de comentario de BBC Mundo para confirmar la noticia ni explicar la decisión.
Y la agencia Bloomberg reportó recientemente que el Banco de Inglaterra rechazó la repatriación de oro venezolano por valor de US$1.200 millones.
En el punto de mira están las triangulaciones que hace Venezuela con el oro, con el que busca conseguir los fondos que deja de suministrarle su alicaída producción petrolera, sujeta además ahora a sanciones.
Buena parte del oro llega ahora a Turquía, aliado de Maduro, a través de terceros países. Y Estambul paga con el envío de alimentos y demás productos básicos que escasean en Venezuela. La oposición busca que los bancos involucrados generen un cortocircuito en ese sistema.
El fin es que el gobierno de Venezuela tenga cada vez más problemas para mover sus fondos en el sistema financiero internacional.
Eso tendrá consecuencias que quizás se sientan antes en la población que en el gobierno.
"Hay que prepararnos porque vienen días duros", afirma el diputado Stalin González.
La conclusión, asegura la fuente anónima de la oposición, es "que el país sea ingobernable". Pero no a través de la fuerza en la calle como en 2017, cuando hubo cuatro meses de protestas y más de 100 muertos, sino a través de la presión financiera.
3. Romper filas
La oposición ve como un momento decisivo la detención por unos minutos del presidente de la Asamblea Nacional, Guaidó, el 13 de enero, antes de juramentarse como "presidente encargado".
El gobierno dijo entonces que el arresto por parte del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) fue obra de "un grupo de funcionarios policiales de manera arbitraria".
Los opositores vieron ahí un quiebre en el temido cuerpo policial que, desde entonces, ha relajado seguimiento y presión, aseguran actores de la oposición.
Es un momento que los legisladores aprovecharon para recordar a los funcionarios detenidos por el suceso que la Asamblea Nacional aprobó una ley de amnistía con la que buscan alentar el quiebre de filas en los órganos de seguridad y en la Fuerza Armada.
Estados Unidos, determinado a propiciar un cambio de gobierno en Venezuela, amenazó con medidas si algo le ocurría a Guaidó.
La fuente anónima de la oposición destaca también el hecho de que ni el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ni la Fiscalía General decidieran el arresto del "presidente encargado".
Finalmente, el fiscal, Tarek William Saab, solicitó al TSJ medidas cautelares contra Guaidó como la prohibición de salida del país y la congelación de cuentas. Pero el líder opositor sigue en la calle, de acto en acto en Caracas.
De acuerdo a las fuentes consultadas, hay una línea de acción en el oficialismo que aboga por detener a Guaidó y al resto de jóvenes legisladores que ahora lideran la oposición. Otros, que de momento parecen imponerse, prefieren no agudizar el conflicto político y esperar que todo se enfríe.
"La idea es romperles la moral, partirlos, que desconfíen los unos de los otros", le explica a BBC Mundo la fuente opositora, satisfecho de ver ciertos resultados en un plan diseñado hace tiempo y que, por ahora, afirman los rivales de Maduro, marcha según lo que tenían previsto.
