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El último adiós a Helmut Schmidt

El último adiós a Helmut Schmidt
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La Iglesia de San Miguel en Hamburgo fue el escenario elegido para oficiar el funeral del excanciller. Angela Merkel y Henry Kissinger, ex secretario de Estado estadounidense, recordaron la figura de Schmidt.

Alrededor de 1.800 personas, entre ellas la canciller alemana, Angela Merkel, y el ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, dieron su último adiós a Helmut Schmidt, canciller socialdemócrata alemán entre 1974 y 1982, fallecido el pasado 10 de noviembre a los 96 años.

En un funeral de Estado en la Iglesia de San Miguel de Hamburgo, Merkel recordó a Schmidt como una “institución” y un “agudo observador y comentarista, más allá de límites partidistas”. La canciller destacó su “sentido de la responsabilidad” y el hecho de que siempre “estaba dispuesto y era capaz de aceptar y afrontar todas las tareas derivadas de su cargo”, también las más difíciles.

 “Las situaciones extraordinarias exigen esfuerzos extraordinarios”, agregó Merkel, quien recordó en su discurso los “horribles atentados” yihadistas del pasado día 13 en París, en los que 130 personas fueron asesinadas. “Los motivos hoy son otros, las circunstancias también. Pero el terrorismo es terrorismo”, dijo la canciller al destacar que, como jefe de Gobierno, Schmidt no cedió al chantaje de la Fracción del Ejército Rojo (RAF).

Merkel se preguntó qué habría dicho Schmidt ante los ataques de París, consideró que la “obligada respuesta” corresponde ahora a la clase política y destacó la necesidad de “actuar de manera decidida”. Además, Merkel hizo hincapié en que “la libertad es más grande que el miedo y el odio” y la humanidad más fuerte que lo inhumano. Concluyó su discurso afirmando que la muerte de Schmidt supone un “amargo antes y después”.

Amistad duradera

Kissinger, por su parte, resaltó la “larga amistad” que le unió a Schmidt, un “pilar” en su vida y “una especie de conciencia mundial”. Agregó además que “las cualidades más importantes de un hombre de Estado son la visión y el coraje. Helmut nunca reclamó para sí estas dos cualidades, pero las personificaba”, dijo el que fuera secretario de Estado estadounidense entre 1973 y 1977.

En un discurso en alemán, que se prolongó algo más de lo previsto en el protocolo, Kissinger dijo de Schmidt que “el sentido común, la justicia, la paz y la fe determinaron su manera de ser y de actuar”.

Defensor de Europa

Schmidt gobernó Alemania de 1974 a 1982 y hasta el día de su muerte fue uno de los políticos más populares del país. Era el último canciller de Alemania que luchó como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Esta experiencia lo convirtió en un acérrimo defensor de la unión de Europa.

 “Helmut permanecerá entre nosotros: perfeccionista, voluble, constantemente a la búsqueda, inspirador, siempre fiable. Así nos acompañará por el resto de nuestras vidas”, concluyó Kissinger. A la ceremonia asistieron, además de la hija de Schmidt, Susanne, y de su compañera en los últimos años, Ruth Loah, el presidente alemán, Joachim Gauck, los presidentes del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el ex jefe del Estado francés Valérie Giscard d'Estaing.

La parte musical, con obras principalmente de Bach y Pachelbel, corrió a cargo de la Orquesta Filarmónica de Hamburgo, a la batuta de Kent Nagano, quien recién en septiembre asumió su dirección musical. Los asistentes al acto de estado pudieron oír asimismo una canción popular del norte de Alemania que el ex canciller había deseado que sonara en su funeral.

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