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La decisión de Pfizer que complica las ejecuciones por pena de muerte en EE.UU.

La decisión de Pfizer que complica las ejecuciones por pena de muerte en EE.UU.
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31 de los 50 estados en EE.UU. mantienen la pena de muerte.

La gigante farmacéutica Pfizer ha complicado el camino para los 31 estados que todavía mantienen la pena de muerte en EE.UU.

Se ha conocido que la compañía estadounidense, la más grande del sector en el país, tomó acciones recientemente para prevenir que las drogas que produce se usen en inyecciones letales.

"Nos oponemos de manera férrea al uso de cualquiera de nuestros productos en el proceso de inyección letal para la pena capital", anunció la empresa en un comunicado el pasado 28 de marzo.

Se trata de siete drogas, entre ellas el propofol, el bromuro de pancuronio y el cloruro de potasio, de uso común en las inyecciones letales.

La empresa recalcó en el mismo mensaje que sus medicinas se usan para "salvar las vidas" de los pacientes.

Pfizer era la última gran farmacéutica que faltaba por tomar esta decisión, según reportes del diario estadounidense The New York Times.

Según el diario, la empresa sigue los pasos de más de 20 fabricantes de drogas en Europa y EE.UU., que ya han restringido la comercialización de sus productos para la composición de inyecciones letales.

A pesar de esta limitación, la pena capital continúa existiendo en el país, y algunos estados han tenido que buscar alternativas para cumplir con los protocolos de ejecución.

Cócteles de fármacos

Tradicionalmente, los estados usaban una combinación de medicamentos que sedaban al prisionero, hasta restringir su respiración, lo que eventualmente lo llevaba a sufrir un paro cardiaco, explica el periodista de la BBC en Los Ángeles, David Willis.

Pero las cosas fueron cambiando cuando la Unión Europea prohibió la exportación de este tipo de medicamentos en 2011, dice Willis.

"Eso llevó a los fabricantes estadounidenses a hacer lo mismo, dejando a los funcionarios en búsqueda de nuevos fármacos para la inyección letal", añade.

A Clayton Lockett, condenado a pena de muerte en el estado de Oklahoma, le inyectaron hace dos años un cóctel de forma incorrecta y eso evitó que la mezcla de medicamentos fuese efectiva.

La consecuencia fue una agonía de 43 minutos sin que el sedante, llamado midazolam y fabricado por Pfizer, tuviera el efecto esperado.

Su caso fue el más conocido pero hubo otras dos ejecuciones con resultados similares en Arizona y Ohio, que llevaron a las autoridades a detener temporalmente el uso de esa sustancia.

La Corte Suprema de EE.UU., sin embargo, concluyó que el método respetaba la octava enmienda de la Constitución de EE.UU., que prohíbe sufrimientos "crueles e inusuales".

Ante la dificultad de conseguir los fármacos, estados como Texas, Georgia y Missouri han recurrido a pequeños laboratorios en el país, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte.

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