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La izquierda alemana se levanta de sus cenizas

La izquierda alemana se levanta de sus cenizas
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A 25 años de la reunificación alemana, el partido sucesor del Partido Comunista de la ex RDA logró establecerse como fuerza política en Alemania Occidental. Primero se llamó PDS, y ahora es simplemente La Izquierda.

A diferencia de lo que sucedió en Polonia y Rumania, los políticos de la República Democrática Alemana (RDA) no avanzaron hasta ocupar puestos clave. Hans Modrow, por ejemplo, llegó a ministro presidente poco antes de la caída de Erich Honecker, jefe Estado y del Partido Comunista. Poco después, ya en la Alemania reunificada, logró únicamente el título de “presidente honorario” del Partido del Socialismo Democrático (PDS), heredero del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), que gobernó la RDA entre 1949 y 1989. Luego de la desintegración de la RDA, el destino de ese partido parecía sellado. Su nombre estaba íntimamente ligado a la construcción del Muro de Berlín y a los numerosos muertos en la frontera intraalemana. Pero la historia lo convirtió en la tercera fuerza política actual.

El salvador: Gregor Gysi

A pesar de esta hipoteca histórica, los excomunistas volvieron a jugar un rol importante en Alemania. Para muchos líderes gobernantes no eran potables, pero en el este de Alemania el PDS pronto se estableció como partido, y es, desde hace 25 años, parte constitutiva de los Parlamentos de los estados federados orientales. Durante los años 90 incluso fue un factor de poder como socio de coalición del Partido Socialdemócrata (SPD). Contra todos los pronósticos, los postcomunistas no desaparecieron del mapa.

La figura central de la supervivencia y nuevo florecimiento de la izquierda alemana corporizada por el partido sucesor del SED fue, desde sus inicios, Gregor Gysi. Abogado de Berlín Oriental, fue el primer presidente del PDS y dirigió el partido, en bancarrota política pero con sólida base económica, a través de los meses turbulentos que siguieron a la caída del Muro de Berlín. Desde entonces, continúa manejando los hilos del partido de escena. Inteligente y de gran carisma, consiguió allanar el camino al PDS a comienzos del siglo XXI hacia el gobierno en la capital alemana. Fue representante, por poco tiempo, de Klaus Wowereit (SPD), el conocido exalcalde mayor de Berlín.

Ayudante sin querer: el excanciller Schröder

La alianza roja en Berlín fue el primer impulso de modernización de los excomunistas. Lo que faltaba era su posicionamiento en el oeste de Alemania. Un colaborador involuntario fue nada menos que el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, quien, con su reforma radical de la economía y del mercado laboral, empujó al ala izquierda del SPD en los brazos del PDS. Una de las figuras de la integración en el oeste fue Oskar Lafontaine, compañero de Schröder durante muchos años. Lafontaine, expresidente del SPD y exministro se convirtió en la figura central del partido Alternativa Electoral,Trabajo y Justicia Social (WASG, por sus siglas en alemán), fundado en 2005. Dos años más tarde, el PDS y el WASG unieron sus fuerzas y pasaron a ser un serio rival para la socialdemocracia: el partido Die Linke (La Izquierda).

El PDS logró ampliamente su objetivo de ser una fuerza política en toda Alemania. En las grandes ciudades y centros urbanos, como, por ejemplo, en la Cuenca del Ruhr, los representantes de la izquierda ya forman parte estable del elenco político. Solo en el sur y suroeste de Alemania, regiones económicamente prósperas y de estructura conservadora, el PDS aún no gana terreno. En 2014, el partido de izquierda celebró un éxito a nivel federal con su victoria en las elecciones parlamentarias en Turingia. Desde entonces, es Bodo Ramelow quien gobierna ese estado federado oriental. Su fracción alberga diputados cuyo pasado está vinculado con el Ministerio para la Seguridad del Estado (STASI), el órgano de Inteligencia de la ex RDA, un hecho que proyecta sus sombras, pero que no logra opacar a la totalidad de la izquierda alemana.

Hoy, a 25 años de la reunificación alemana, la izquierda que, en su fase temprana se levantó de las cenizas del comunismo, forma hoy parte del escenario político alemán. El PDS es, entre tanto, tan estable, que podría soportar incluso el retiro de Gregor Gysi, su líder indiscutible. A mitades de octubre de este año, Gysi ya no se presentará como candidato a la presidencia de su fracción en el Parlamento. A nivel nacional, la izquierda es desde 2013 la mayor fuerza opositora. El sueño de Gysi de que la izquierda forme parte del gobierno nacional, sin embargo, tardará en hacerse realidad debido a la gran cantidad de diferencias programáticas con el SPD y los Verdes, que, desde hace muchos años, están anclados en la centroizquierda. El lugar de la izquierda lo ocupa ahora el partido que, precisamente, así se llama: La Izquierda.

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