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La semana de rabia en EE.UU. que llevó a hablar de una posible guerra racial

La semana de rabia en EE.UU. que llevó a hablar de una posible guerra racial
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Los recientes casos de hombres negros muertos a manos de la policía generaron protestas en distintos puntos de Estados Unidos.

"3 policías de Dallas muertos, 7 heridos. Esto es la guerra. Cuidado, Obama. Cuidado, gamberros del movimiento las vidas de los negros importan. La América real va por vosotros".

Son palabras escritas -y posteriormente borradas- por el excongresista estadounidense Joe Walsh en su cuenta de Twitter poco después del tiroteo de Dallas del pasado 7 de julio en el que murieron 5 agentes de policía y 7 resultaron heridos.

El diario sensacionalista The New York Post amaneció el día después del tiroteo con una portada que, en letras enormes, decía: GUERRA CIVIL.

Además, se volvieron a escuchar voces que acusan al presidente de EE.UU., Barack Obama, de haber emprendido una "guerra contra los policías".

Son tres ejemplos en menos de una semana en los que la palabra guerra se usó para describir un contexto interno y no un conflicto bélico.

¿Tienen entonces fundamento los que dicen que Estados Unidos se aboca a una guerra racial?

Años turbulentos

La reciente escalada de tensiones se originó con las muertes, la semana pasada, de dos hombres negros a manos de agentes de policía: Alton Sterling en Baton Rouge, Luisiana; y Philando Castile en St. Paul, Minnesota.

La difusión de imágenes de video de ambos sucesos desató una oleada de protestas que recordó a situaciones similares vividas en tiempos recientes:

  • Los disturbios de 2014 tras la muerte de Michael Brown en Ferguson, Misuri, y la no imputación del policía que le disparó;,
  • La indignación por la absolución del guardia de seguridad que mató a Trayvon Martin en Florida,
  • La rabia en Nueva York por la muerte de Eric Garner a quien se vio en una grabación de video mientras era sometido por agentes de policía e imploraba que lo soltaran porque no podía respirar.

Estos y otros casos de los últimos años tienen algunos puntos en común: la percepción de un uso desproporcionado de la fuerza policial, la no imputación de los agentes implicados y, en un aspecto más amplio, la presencia del presidente Barack Obama en la Casa Blanca.

Obama como esperanza de cambio

Quienes creían que con la llegada de un hombre negro a la presidencia de EE.UU. comenzaba una era que se calificó de post-racial, asisten sorprendidos a un debate en el que no sólo se descarta aquella teoría sino que algunas voces aseguran que el país está al borde de la ley marcial y la guerra interna.

¿Cómo puede ser, se preguntan algunos, que con un presidente negro las cosas estén como están?

El profesor de Sociología de la Universidad de Georgetown, Michael Eric Dyson, profundizó en esta paradoja en su libro "The Black Presidency: Barack Obama and the Politics of Race in America" ("La presidencia negra: Barack Obama y las políticas raciales en Estados Unidos"), publicado a principios de este año.

Según Dyson, Obama ha sido reticente a la hora de presentarse como un presidente negro para no limitarse y no sabotear sus posibilidades de pasar a la historia como un presidente que trascendió las nociones de la raza.

Pero durante sus dos mandatos, la cuestión racial explotó y se convirtió en un tema destacado, reflexiona Dyson, y el presidente se ha visto forzado a reaccionar y hacer declaraciones que en algunos casos son sorprendentes.

Dyson se refiere, por ejemplo, a la tendencia del mandatario estadounidense a suavizar el panorama e insistir en que "las cosas no están tan mal como parece".

"Cuando empezamos a sugerir que hay una enorme polarización racial y que estamos de vuelta en la situación de los años 60… simplemente no es verdad", declaró Obama.

Michael Dyson no está de acuerdo en que la división racial no sea tan grande.

"Sí lo es", le dice Dyson a la BBC. "Estas cosas son reales, hacemos ver que no ocurre, que no existen, pero hay una clara división".

 

Dyson reconoce que la posición de Obama no es cómoda y opina que fue más fácil para un presidente blanco como Bill Clinton defender la causa de los negros.

"Cuando te puedes comprometer con otra cultura y hacer algo sin parecer que lo estás haciendo porque son 'los tuyos', eso marca la diferencia", sostiene el profesor de la Universidad de Georgetown.

Una mirada atrás y al futuro

Los conflictos raciales en Estados Unidos no son algo nuevo.

Son muchos los momentos en la historia de este país en que el enfrentamiento entre negros y blancos marcaron la pauta, desde la Guerra de Secesión del siglo XIX hasta los choques en la lucha por los derechos civiles en los años 60.

Sin olvidar la controvertida novela de 1978 "The Turner Diaries" ("Los diarios de Turner"), en la que se presentaba una guerra racial como camino para imponer la supremacía blanca.

Los excesos de la fuerza policial sobre las minorías tampoco son cosa de los últimos 8 años.

"Lo que pasa es que ahora lo vemos más porque hay grabaciones de video", reconoce Michael Dyson.

"Nos hemos convertido todos en periodistas con nuestros teléfonos inteligentes", le dice a la BBC.

También juegan un papel importante las redes sociales, en las que se consolidó el movimiento #BlackLivesMatter (Las vidas de ciudadanos negros importan) que surgió de forma espontánea hace dos años durante los disturbios de Ferguson.

El grupo tiene cada vez más adeptos y un gran poder de convocatoria.

No está exento de críticas, como la del exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, que lo calificó de racista, acusación que el grupo rechaza diciendo que con su eslogan no excluye a otras comunidades.

Tiempo de reflexión y diálogo

El cruce de acusaciones y el debate acalorado, sin embargo, parecen estar dejando lugar a un ambiente más sosegado en el que unos y otros intentan converger en un espacio de diálogo y de comprensión mutua.

Algo que defendió el presidente Obama el pasado martes durante la ceremonia de homenaje a los policías muertos en Dallas.

El mandatario habló de la necesidad de ponerse en los zapatos del otro y de escuchar con el corazón.

Para Michael Dyson, este tipo de discurso es una muestra más de la tendencia del presidente Obama a querer aparecer sereno y dialogante y así evitar revolver aun más las cosas.

Sin embargo, critica Dyson, esto ha impedido que le diera el vigor necesario a la discusión racial.

Si los silencios o las palabras conciliadoras de Obama son por precaución o para evitar críticas, es una aspiración sin sentido, opina el profesor.

"Lo que este presidente ha tenido que soportar no tiene precedentes. Que hable, porque diga lo que diga le van a criticar, aunque sólo comente que hace calor", exclama.

Habrá que ver cómo afronta Obama los últimos 6 meses de mandato y si consigue dejar la Casa Blanca sin quedar marcado como el presidente negro que no pudo salvar la brecha racial que de tanto en tanto pone del revés a EE.UU..

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