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Las verdaderas razones por las que los astronautas no pueden beber alcohol en el espacio

Las verdaderas razones por las que los astronautas no pueden beber alcohol en el espacio
T13
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Existe un mito bastante arraigado de que beber a gran altura nos hace emborracharnos con más facilidad. Sin embargo, esta no es la razón por la que a los astronautas se les tiene prohibido disfrutar de un trago.

Viajar a miles de kilómetros por encima de la Tierra hacia lo desconocido es estresante y aterrador.

Entonces, ¿por qué los astronautas no pueden, al final de cada jornada espacial, tomarse un trago para relajarse?

Desafortunadamente para los exploradores espaciales, consumir bebidas alcohólicas está estrictamente prohibido por las agencias gubernamentales que los envían a lugares como la Estación Espacial Internacional (EEI).

Pero en un futuro, gente común y corriente podría tener la oportunidad de aventurarse a la frontera final con los viajes civiles para explorar y colonizar Marte.

¿Será que permitirán beber es estos viajes que demoran años en completarse y que no tienen retorno? ¿O permitirán al menos llevar equipos para fermentar bebidas caseras en la nave?

Lo cierto es que, históricamente, la relación entre el alcohol y la exploración espacial ha sido complicada.

Veamos qué es lo que podría suceder exactamente si un astronautas bebiera alcohol o qué podría ocurrir si empezáramos a enviar tragos a los humanos en el espacio.

¿Mito o realidad?

Existe la creencia de que beber en exceso a altitudes elevadas te hace sentir borracho más rápidamente. Por eso parece lógico asumir que tomar alcohol cuando uno está en órbita puede tener un efecto aún más extraño. Pero esta noción puede ser errada.

De hecho, hay evidencia que echa por tierra con ese mito que data de los años 80.

En 1985, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos llevó a cabo un estudio que monitoreó el efecto del alcohol en altitudes simuladas para determinar si afectaba el desarrollo de tareas complejas y las mediciones de los alcoholímetros.

Los investigadores concluyeron que ninguna de los dos resultó afectados.

Dave Hanson, profesor emérito de sociología de la Universidad del Estado de Nueva York, cree que, en efecto, se trata de un mito.

"No imagino que (beber en el espacio) sea diferente", dice.

Según Hanson, el mal de altura puede imitar a la resaca y también a la intoxicación.

"Si la gente no está lo suficientemente presurizada, también puede sentirse intoxicada", explica.

¿Y qué hay de la gente que dice que se emborrachó en el avión más rápidamente que en tierra? De acuerdo al experto, esto ocurre porque la gente actúa como si estuviera borracha cuando cree que lo está.

"Si alguien viaja en avión y cree por la razón que fuere que el alcohol va a tener sobre uno un efecto diferente, pues lo tendrá", dice Hanson.

Entonces, si no hay un efecto físico añadido, tomarse una copita en la EEI no es un gran problema, ¿no?.

Prohibido el alcohol, incluso los perfumes

"No se permite el consumo de alcohol en la EEI", dice Daniel G. Huot, portavoz del Centro Espacial Johnson de la NASA. "El uso del alcohol y otros compuestos volátiles están controlados en la EEI por el impacto de esos compuestos en el sistema de recuperación de agua de la estación".

Por esta misma razón, están prohibidos otros artículos con alcohol como los enjuagues bucales, perfumes y colonias de afeitar.

Derramar cerveza durante una borrachera también puede dañar los equipos.

Además está el tema de la responsabilidad. A los conductores o a los pilotos de avión no se les permite emborracharse cuando manejan, por eso no sorprende que las mismas reglas se apliquen a los astronautas dentro de una estación espacial, que cuesta US$150.000 millones y que viaja a una velocidad de más de 27.000 Km por hora.

También hay otra razón para evitar tragos espumosos como la cerveza: sin la resistencia de la gravedad, líquidos y gases pueden dar vueltas en el estómago del astronauta y provocarles eructos pastosos.

Coñac y vodka en la estación Mir

Quizá por todas estas reglas y razones te sorprenderá saber que el primer líquido que se bebió en al superficie de la Luna fue vino.

Buzz Aldrin dijo en varias entrevistas y en su libro que bebió una pequeña cantidad de vino cuando tomó la comunión antes de que él y Neil Armstrong bajaran del módulo lunar en 1969.

La ceremonia tuvo lugar durante una pausa en las comunicaciones y por ello nunca se transmitió.

Pero mientras la NASA siempre impuso estrictas reglas sobre el alcohol, los rusos parecen haber sido más relajados en el pasado.

Los cosmonautas abordo de la estación espacial Mir tenían permiso para beber coñac y vodka en pequeñas cantidades.

Dicen que se quejaron cuando descubrieron que en la EEI no se podía beber.

Whisky, pero para hacer experimentos

No obstante, una bebida se coló hace poco en la estación. En 2015, la destilería japonesa Suntory envió algunos de sus whiskies ganadores de medallas a la EEI.

Esto era parte de experimento para monitorear el "desarrollo de cierta suavidad en las bebidas alcohólicas mediante el uso de un ambiente de microgravedad".

En otras palabras, la forma en que se añeja el alcohol en microgravedad podría ser diferente, dándole a la bebida un mejor sabor de forma más rápida. Y eso es algo que toda destilería en la Tierra querría saber.

También unos años antes, desde septiembre de 2011 hasta septiembre de 2014, la NASA financió un experimento para estudiar el efecto de la microgravedad en el whisky y en la madera de roble carbonizada que ayuda en el proceso de añejamiento.

Después de casi 1.000 días en el espacio, los taninos en el whisky permanecieron sin cambios, pero las virutas de madera produjeron concentraciones más elevadas de los productos que le dan sabor a la bebida.

"Estas observaciones tienen implicaciones no solo para la industria del whisky sino para la de las bebidas y alimentos en general", señaló la NASA.

¿Y ahora qué?

Con la idea de enviar humanos a Marte que permanecerán allí durante años, cabe preguntarse si no llegó la hora de relajar algunas de las reglas sobre el alcohol.

Hanson no está de acuerdo. Él cree que más allá del tema práctico de la seguridad, hay otros desafíos. Piensa que muchas diferencias socioculturales pueden estallar en una situación de confinamiento y el alcohol podría complicar la situación .

"Es una cuestión política, cultural. No es algo científico", dice. "Sería un área de potencial conflicto, porque según los antecedentes culturales de la gente, cada uno vería las cosas de forma diferente".

"¿Y qué pasaría si compartes el espacio con musulmanes, mormones o abstemios? Armonizar distintos puntos de vista en espacios confinados por un tiempo indefinido es algo que hay que hacer al principio", comenta Hanson.

Así que parece que los astronautas por el momento tendrán que levantar su espíritu disfrutando de la maravillosa que tienen desde la EEI sin recurrir a las bebidas espirituosas.

Dependerá de nosotros, los que nos quedamos en Tierra, asegurarnos de que haya suficiente champán esperándolos para brindar a su regreso.

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