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Ni una menos: los orígenes y desafíos del movimiento a un año de su marcha más masiva

Ni una menos: los orígenes y desafíos del movimiento a un año de su marcha más masiva
Tomás Dodds
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El movimiento que comenzó como respuesta a varios femicidios en Argentina, ha logrado propagarse por una de las regiones más peligrosas para las mujeres en el mundo. T13 conversó con sus líderes, quienes proyectan lo que viene para este jueves.

Un nuevo caso de violencia machista remece a Perú. El video - que fue grabado y subido a las redes sociales el pasado martes- causó el enojo y la frustración de los peruanos y llevó al gobierno de Kuczynski a pedir que se endurecieran las penas contra femicidas.

Esta agresión, lejos de ser un hecho aislado, representa la situación a la que enfrentan, muchas veces anonimamente, las mujeres peruanas y latinoamericanas. 

Para Natalia Iguiñiz, una de las voceras de "Ni Una Menos" en Perú, este es "uno de los tantos casos que pasan todos los días. La diferencia es que hay un registro del abuso".

"Es increíble y terrible que estás cosas sigan pasando. Pero tenemos que asumir que es algo cotidiano y lo que cada uno de estos casos nos permite ver es como todavía, como sociedad, no condenamos con suficiente firmeza estos abusos", agrega en conversación con T13.

De hecho, según Ni Una Menos en Perú, 941 mujeres peruanas han sido asesinadas, la mayoría por sus parejas o ex parejas, desde el 2009 hasta junio de este año. 

Pero los avances en derechos civiles son lentos. Dos años de movilizaciones y protestas no impidieron que una vecina grabara como Martín Camino (29) arrastraba por la vereda a su novia, Micaela de Osma (23) en medio de un ataque de celos.

Desde su creación en 2015, las mujeres que participan en "Ni Una Menos" han sido claves para denunciar y proteger a las mujeres que se encuentran en situaciones de riesgo.

De cara a una nueva marcha del movimiento latinoamericano, fijada para el 19 de octubre, las voceras de Chile, Argentina y Perú abordan en T13.cl el origen y los desafíos de "Ni una menos".

El caso que desató la indignación 

Para febrero de 2017, un total de 57 mujeres habían sido asesinadas en Argentina, convirtiéndolo en el país con la tasa más alta de homicidio femenino en la región hasta ese minuto. También se estima que una mujer murió cada 30 horas durante 2016 en el país transandino. 2015 no fue mejor y dejó 286 mujeres asesinadas en crímenes femicidas.

Una de esas víctimas fue Chiara Páez. Páez, una joven de 14 años que vivía en Rufino, un pueblo cerca de Santa Fe, y que fue encontrada muerta y enterrada en el patio de la casa de su novio en mayo de 2015.

“La maté, cavé un hoyo y la enterré”, admitió el joven, también menor de edad, después de que su padre lo convenciera de entregarse a la policía. Mientras el pueblo de Rufino lloraba la muerte de Chiara, detalles sobre su asesinato empezaron a ser revelados por la prensa local. Los periodistas reportaron que él la había matado a golpes después de enterarse que estaba embarazada y no quería realizarse un aborto.

Otros medios aseguraron que mientras los habitantes de Rufino buscaban a Chiara sin parar, la familia del novio hacía un asado en el mismo patio en el que Chiara estaba enterrada. Indignación y repudio se propagaron por todo el país. 

Pero la muerte de Chiara no fue el primer crimen que llamó la atención de los medios ese año. En marzo, el cuerpo sin vida de Daiana García, de 19 años, fue encontrado adentro de una bolsa de basura plástica, semidesnuda, y con un calcetín en la boca.

Cuando se conoció el caso, distintos grupos feministas, escritoras y periodistas llamaron a realizar una maratón de lectura en una de las principales plazas de Buenos Aires como una forma de protesta. Pero a medida que se iban conociendo nuevos casos de mujeres y jovenes asesinadas por sus parejas, la tensión comenzó a escalar.

El 3 de junio de 2015, la primera protesta de "Ni Una Menos" se realizó frente al Congreso Nacional en Buenos Aires. Cerca de 300 mil personas demandaron al gobierno la recopilación y publicación de estadísticas oficiales sobre la violencia contra la mujer, incluidas las tasas de femicidio, y más garantías para el acceso de las víctimas a la justicia, entre otras. "Vivas nos queremos" fue el grito de batalla ese día.

Vicki Freire, Coordinadora del Observatorio de Géneros y Políticas Públicas de la Ciudad, comentó a T13 desde Buenos Aires que "el movimiento de mujeres en Argentina tiene un largo recorrido y en 2015 logró expandirse y masificarse a través de esta consigna que es 'Ni Una Menos'. Se expresó con mucha fuerza partir de asesinatos y femicidios muy significativos que ocurrieron en nuestro país y suscitaron una movilización masiva. Había un reclamo latente en relación a la violencia de género, que de algún modo estaba esperando ese canal de expresión". 

Un llamado que hizo eco

Pronto, el llamado de las feministas argentinas hizo eco en una región altamente desigual en temas de género.

América Latina no es un lugar seguro para las mujeres. De acuerdo a cifras presentadas por el Small Arms Survey, 14 de los 25 países con las tasas de femicidio más altas en el mundo están en América Latina y el Caribe

En octubre de 2016, Lucía Pérez (16) murió en Mar del Plata después de ser drogada y violada. Ese mismo mes, y a miles de kilómetros, Cristián Soto confesaba en la Fiscalía de Aysén el homicidio de su hijastra, Florencia (9). Todo esto pasaba mientras en las noticias todavía mostraban imágenes de Nabila Rifo (28), víctima de un femicidio frustrado, que resultó con la perdida de sus ojos y la mantuvo varias semanas al borde de la muerte. 

Ese 19 de octubre fue una fecha clave para la lucha contra los femicidios en la región. A las marchas que ya estaban programadas en Santiago y Buenos Aires, se sumaron otras 30 ciudades en México, Bolivia, El Salvador y Perú, entre otros países latinoamericanos. Ni Una Menos tocó un nervio en cada una de las sociedades en donde se escuchó el mensaje. 

Freire asegura que "hace rato que muchas organizaciones nos veníamos convocando para poder agruparnos detrás de una misma consigna, para poder expresar realidades de distintos países y Ni Una Menos viene a reunir esas agrupaciones, pero también va mucho más allá. Supera todo lo que veníamos haciendo hasta el momento, lo desborda y se masifica, empieza a convocar a miles de mujeres que no estaban organizadas pero que se sienten interpeladas por esta consigna. Interpeladas porque todos los días sufren la violencia o porque sus amigas o compañeras han sufrido algún tipo de violencia". 

Elena Dettoni, una de las voceras de "Ni Una Menos" en Chile, asegura que "nosotras nos plegamos al llamado que hicieron las compañeras argentinas por el brutal asesinato de Lucía. Entonces un grupo de mujeres, de feministas autoconvocadas, nos planteamos sumarnos al llamado de nuestras compañeras argentinas".

Dettoni aseguró a T13 que esta decisión se tomó porque “la violencia femicida ha ido creciendo. Si bien hay leyes que sancionan los delitos femicidas como esté tipificado en cada país, las leyes no son suficientes. No están dando la respuesta esperada para evitar el asesinato de mujeres".

En Perú pasó algo parecido. Natalia Iguiñiz agrega que "con la última marcha grande que hubo en México en 2016, mucha gente en Perú decía "tenemos que hacer una marcha o una manifestación pública muy potente que muestre que este no es un asunto de unas pocas", sino transversal a todas las clases en Perú.

Para Iguiñiz, el detonante fue el caso de Arlette Contreras. "Salió un vídeo, de una chica que en realidad fue agredida el 2015, pero el 2016 salió la sentencia para su agresor, en la cual la jueza le da un año de prisión suspendida. Pero el video era super impresionante, donde los mostraba en un hotel y él la arrastra por el piso de una manera muy parecida a la de Micaela. Fue muy fuerte de ver".

"La gente decía 'si esta chica, tiene un vídeo que prueba como la agredieron y no tiene justicia, ¿qué nos queda a la mayoría que no tenemos pruebas?' Eso destapó una indignación general sin ser los casos más graves. Y algunas pensamos que fue un buen momento para lanzar la convocatoria a la marcha", agrega Iguiliz.

Un feminismo regional en el futuro

"Ni Una Menos" no es una marca que trate de imponer un estilo en cada uno de los países en los que aterriza. Para la vocera del movimiento en Perú, "cada lugar tiene sus particularidades. No es lo mismo el tipo de violencia en Cusco, en Lima, ni en Santiago ni Buenos Aires. Pero también hay cosas comunes. Plantear una respuesta regional nos ayuda a aprender de las experiencias de los otros países. ¿Cómo han tratado esto? ¿Cómo han llegado a los operadores de justicia? ¿Qué tipos de leyes se han ido aplicando?"

En la misma línea, Dettoni -vocera chilena- agrega que "pretendemos desde nuestra organización poder ser colaborativas y lograr un trabajo en conjunto con los distintos proyectos de ley que han entregado nuestras compañeras, como la ley del acoso callejero, o el proyecto de ley contra la violencia en el pololeo. Hay muchos proyectos de ley que están durmiendo porque pareciera que el tema de la vida de la mujer todavía no es un tema relevante en esta sociedad".

Sin embargo, el camino no es fácil. Para Dettoni "pareciera ser que si las mujeres más nos organizamos, más nos emancipamos, más despertamos esta reacción de odio hacía nuestras vidas", concluye.

 

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