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“No seremos el próximo Detroit”: Así vive Wolfburgo las consecuencias del escándalo Volkswagen

“No seremos el próximo Detroit”: Así vive Wolfburgo las consecuencias del escándalo Volkswagen
T13
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Las secuelas ya se perciben en la ciudad donde tiene su sede el gigante del automóvil; a pesar de esto, sus trabajadores de la empresa aun la defienden.

Wolfsburgo es la ciudad de Volkswagen. Es el hogar de la sede del fabricante de autos, algo que es inmediatamente obvio al llegar a la estación, donde hay autos impecables apilados en vagones de mercancías en camino a ser vendidos.

Y cuando se sale de la estación, detrás quedan las chimeneas y las torres de refrigeración, junto con un logo azul brillante de VW.

Es una ciudad construida alrededor de una fábrica. Y una de las más ricas de Alemania.

Así que cuando salieron las noticias de que VW admitió haber trucado los tests de emisiones de sus autos diésel en Estados Unidos, estas fueron recibidas aquí con algo más que un interés pasajero.

Fue el tema de conversación del pueblo: en los bares, por la noche, y en las panaderías por las mañanas.

Los buenos ciudadanos de Wolfsburgo saben que cuando VW estornuda, su ciudad sufre un resfriado.

La empresa dice que 11 millones de autos llevan el software fraudulento. No está claro cuánto le costará el escándalo en términos de multas, ventas e imagen de marca.

Hasta ahora, la compañía ha reservado US$7.000 millones, pero muchos analistas creen que los costes serán mucho más altos.

"Seguimos al lado de Volkswagen"

"Impactados" es cómo describen su reacción a las noticias muchas de las personas con las que he hablado aquí.

De las 125.000 personas que viven aquí, casi todo el mundo está conectado con Volkswagen, sea trabajando en la empresa, o porque un miembro de la familia lo hace, o trabajando para un proveedor de VW.

Los trabajadores de VW en la empresa no quieren hablar conmigo ni con nadie de la prensa.

Muchos sienten que los medios han retratado a la empresa de forma demasiado negativa y, en su mayoría, son muy leales a la empresa.

En un bar lleno de humo, uno grupo de hombres jóvenes a los que me acerco murmuran algo sobre "verboten" ("prohibido", en alemán), aunque VW insiste en que sus trabajadores tienen permitido hablar con los medios.

Otro trabajador es más abierto y me dice que sus turnos se han reducido esta semana como resultado directo del escándalo.

Sin embargo, dice que está más motivado que nunca para hacer autos todavía mejores.

VW tiene mucho de lo que preocuparse, pero no parece que deba hacerlo sobre el compromiso de sus trabajadores.

Algunos incluso han creado un grupo privado de Facebook llamado "Seguimos al lado de Volkswagen, pase lo que pase". Tiene más de 26.000 miembros y pegatinas para poner en los autos.

Andre Pichiri, periodista local del Wolfsburger Allgemeine Zeitung, dice que ha habido tres tipos de respuestas a la historia: primero, un shock total de que algo así hubiera podido suceder; luego, decepción porque una empresa que muchos de ellos han ayudado a crear durante décadas pudiera hacer algo así; y ahora cierta solidaridad entre ellos por la que no quieren criticar a la empresa, al menos públicamente.

"VW siempre ha sido más que una empresa", dice Pichiri, y explica que la compañía apoya escuelas, guarderías y todo tipo de organizaciones benéficas y clubes deportivos.

"La gente que trabaja allí tiene un buen sueldo, y es leal".

El VfL Wolfsburgo

El equipo más grande de deportes que apoya la empresa es, obviamente, el equipo local de fútbol, el VfL Wolfsburgo.

En la actualidad son los primeros de su grupo en la Liga de Campeones y son cuartos en la Bundesliga.

El equipo ganó la final DFB-Pokal de 2015, al ganar al Borussia Dortmund 3-1, pero el martes fueron eliminados de la copa por el Bayern Munich.

Propiedad total de Volkswagen, son básicamente parte de la empresa.

Y como el resto, están siguiendo los efectos del escándalo y cualquier recorte que pueda venir, con mucha atención.

El estado mismo está al lado de la fábrica y el director deportivo, Klaus Allofs, se reúne con la empresa una vez a la semana y habla por teléfono con los ejecutivos cada dos o tres días.

"Todo el mundo sabe que si hay un problema con Volkswagen, esto causará problemas para la ciudad", dice Allofs.

"Nos sentimos muy impactados y sorprendidos (por el escándalo)…fue un periodo difícil, muy negativo, pero creo que (el estado de ánimo) está mejorando".

El equipo ya ha pospuesto planes para un nuevo centro de entrenamiento para jóvenes.

Orgullo local

Pero mientras Allofs dice que no puede descartar que haya otros efectos sobre el equipo de fútbol, dice que el VfL Wolfsburgo es simplemente demasiado importante para la empresa y la ciudad como para que el impacto sea muy grave.

En el gran esquema de las cosas, dice, son una parte pequeña de los costes totales de la empresa: la prensa alemana calcula que alrededor de unos US$110 millones al año.

Allofs sigue siendo ambicioso con respecto al equipo y dice que es importante que esto no se pierda.

"Tenemos que hacer algo de lo que estemos orgullosos. Esto es todavía más importante ahora que antes. Si estás menos orgulloso de VW, entonces tienes que estar más orgulloso del equipo", dice.

Presupuesto congelado

Orgullo es una palabra que el alcalde loca, Klaus Mohrs, utiliza también para describir la situación.

La ciudad entera depende de los impuestos de VW, dice, y avisa de que habrá un impacto en el gasto: el presupuesto ya se ha congelado.

"La vivienda y las guarderías son áreas que no se verán afectadas… pero quizás no invertiremos tanto en cuidar las calles o renovar algunos polideportivos, y quizás aumentaremos los precios para entrar en las piscinas", dice.

Pero Mohrs añade que incluso con los recortes, la ciudad está en una mejor posición que otras de Alemania.

Él, también, habla de la solidaridad que ha surgido entre la gente de Wolfsburgo, y es optimista: cree que tanto la empresa como la ciudad superarán esta crisis.

"Una de las cosas de las que estoy seguro es que no seremos el siguiente Detroit", concluye.

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