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¿Podría realmente colapsar la Unión Europea?

¿Podría realmente colapsar la Unión Europea?
T13
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Una serie de crisis que llegaron juntas están desafiando los fundamentos de la UE como nunca antes. Conjuramos a los padres fundadores de la unión para calibrar los peligros que esta afrenta.

La reunión de los líderes de la Unión Europea de esta semana en Bruselas ocurre en un momento en el que los principios fundamentales de esta comunidad política corren más peligro que nunca antes, según John Humphrys, uno de los periodistas más veteranos de la BBC.

¡Otra cumbre aburridora de la Unión Europea!

¿Demasiado cínico?

Probablemente, pero cada vez que los líderes se reúnen nos dicen que esperemos decisiones trascendentales sobre asuntos increíblemente importantes y casi siempre nos decepcionan.

No obstante, en esta ocasión, había cuestiones apremiantes: es difícil recordar un momento en el que el sueño acariciado por los padres fundadores de la alianza europea hace 70 años haya enfrentado tantos retos.

Intento imaginarme a esos fundadores -muertos hace tiempo- mirando la mesa de la cumbre desde ese lugar en el cielo (o quizás en el infierno) reservado para políticos y diplomáticos.

Lo primero que sospecho que hicieron fue darse una palmada en la espalda, y con razón.

Soñaron el máximo sueño: el fin de la guerra entre las potencias más poderosas en un continente que ha engendrado los conflictos más sangrientos de la historia humana. Y ese sueño se realizó.

1945: soldados alemanes se rinden en Francia. Ahora, los líderes batallan en salones.

Francia y Alemania pueden tener sus dificultades, pero ahora las discuten en una mesa de negociaciones o posiblemente en una cena, con el tintineo de copas de cristal como música de fondo, en vez de un campo de batalla repleto de cadáveres y el rugido de la artillería.

28 líderes se sientan alrededor de esa mesa: desde la poderosa Alemania hasta la diminuta Malta.

Las fronteras de la UE se extienden desde las playas occidentales de Portugal hasta las montañas orientales de Bulgaria.

Es el mayor bloque comercial jamás visto. Tiene su propia bandera, su propio himno y hasta su propia moneda.

También tiene un tratado que promete el libre movimiento de las personas dentro de sus fronteras: el acuerdo Schengen.

El primer riesgo: un adiós

Imagino a esos observadores fantasmagóricos haciendo gestos de aprobación ante esto y preguntándose -mientras se acomodaban para escuchar las discusiones de la cumbre- cómo se podría ir aún más lejos con su creación.

La fuerza motriz -recordarían- era su creencia en una unión cada vez más estrecha, y su visión final: los Estados Unidos de Europa.

Pero pronto se habrán desvanecido sus sonrisas; su confianza en que una vez más serían testigos de un hito histórico probablemente disminuyó por el miedo de que esto pudiera ser lo más lejos a lo que la UE puede llegar.

Percibieron una profunda preocupación entre los hombres y mujeres que ahora manejan Europa por la serie de crisis que llegaron juntas y amenazan su bienamado proyecto.

Es cierto que el camino hasta este punto en la historia de la UE no ha carecido de problemas, pero los obstáculos que se han interpuesto han sido relativamente fáciles de desmantelar.

Si la gente de un país decide votar contra una medida en particular... ¡no hay problema! Sencillamente se les hace votar de nuevo.

Si ese truculento miembro del otro lado del Canal de la Mancha dice que no quiere participar ni en el acuerdo Schengen o cambiar sus libras esterlinas por euros... ¡qué hagan lo que quieran!
Sin embargo, en esta cumbre, mientras observaban al premier británico desplegando su famoso encanto, los padres fundadores empezaron a presentir que todo puede empezar a ir por muy mal camino.

Esta vez, Reino Unido no está amenazando con optar por quedar fuera de un acuerdo específico; está amenazando con salirse de la unión. El pueblo británico decidirá, no los políticos, y cuando se trata del pueblo, no hay nada garantizado.

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