Un día antes de la cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Finlandia, la ciudadana rusa María Butina de 29 años fue detenida en Washington tras ser acusada de ser una espía del Kremlin en los Estados Unidos.
Con el paso de los días se dieron a conocer algunas particularidades de esta mujer que oficialmente figuraba como una estudiante que cursaba un magister en la capital estadounidense.
Un documento de la Fiscalía estadounidense asegura, según indicó El País, que Butina tenía "lazos profundos con su país sino que trabaja de parte del Gobierno ruso". El texto además señala que la joven tenía contacto con oficiales de los que se cree que son operativos de inteligencia para Rusia y que había sido captada por el FBI cenando en marzo pasado con un diplomático ruso que luego fue expulsado por ser considerado un posible espía.
"Se embarcó en una conspiración de varios años para trabajar encubierta en Estados Unidos como una agente no declarada de la Federación Rusa para avanzar los intereses de su país", añadió al respecto el documento.
El texto añadió que desde que llegó en 2015 con una visa de estudiante, Butina buscó infiltrarse en la política estadounidense y principalmente en la Asociación Nacional del Rifle con el fin de establecer canales de comunicación secretos entre Rusia y políticos estadounidenses. A esto se suma que Butina habría ofrecido sexo a cambio de obtener "posición" dentro de este grupo de presión.
El escrito de la Fiscalía también detalla que la mujer vivía con un ciudadano estadounidense con quien tenía una relación personal y a quien contactó en 2013 para organizar encuentros con figuras políticas estadounidense. No obstante, esta relación habría sido solo por interés y la mujer se quejaba de la convivencia y que sentía desdén por esta persona, aunque veía la situación "necesaria" para su objetivo.
Finalmente, el documento asegura que en una ocasión Butina ofreció mantener relaciones sexuales a una persona con el fin de tener un posición en un grupo de poder. El individuo correspondería a Paul Erickson, integrante de la Asociación Nacional del Rifle y activista conservador de Dakota Sur y quien además, según sospecha de los fiscales, le estaba ayudando a escapar del país.
