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Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego

Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego
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A pesar de esta situación extrema, hasta 1.200 rusos llegaron a vivir en Pyramiden. La ciudad contaba entonces con varios edificios de cuatro plantas, un hospital e, incluso, una granja con vacas y gallinas. Hoy se encuentra olvidada.

AFP

En un destartalado muelle de madera, un hombre con una "ushanka" y un abrigo negro espera, fusil al hombro, el barco con decenas de turistas del Ártico, quienes vienen a descubrir la abandonada ciudad minera rusa de Pyramiden.

Alexander Romanovski, apodado Sasha y oriundo de San Petersburgo, es el guardia de esta ciudad, que pertenece aún a la compañía rusa Arktikugol, pero asentada en la orilla de un fiordo de la isla de Spitsbergen, en el corazón del archipiélago noruego de Svalbard.

Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego
Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego

"Svalbard es un territorio noruego, pero con un estatuto diferente, donde todo el mundo puede venir a vivir para trabajar", explica Kristin Jaeger-Wexsahl, quien trabaja de guía durante el trayecto en barco desde el puerto de Longyearbyen, a unos cincuenta kilómetros.

Tras el desembarco del grupo en Pyramiden, Sasha toma el relevo. El fusil continúa ajustado al hombro por si un oso blanco aparece y decide mostrarse amenazador. Son las normas. "Aquí, el último [oso] se observó en el mes de mayo, pero nunca se sabe", asegura con una sonrisa maliciosa este ruso de 33 años.

La Unión Soviética compró en 1927 un embrión de mina de carbón a los suecos, que decidieron renunciar a su explotación, explica.

Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego
Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego

"Los primeros ciudadanos vinieron en 1936, después los británicos los evacuaron por la fuerza al inicio de la Segunda Guerra Mundial (...) La explotación comenzó en 1956", cuenta el hombre ataviado con una "ushanka", un gorro de orejeras flexibles decorado, en esta ocasión, con una hoz y un martillo.

De fondo, se observa la abrupta montaña que da nombre a la ciudad y alberga en su ladera la entrada a la antigua mina.

Las vías del antiguo funicular, que transportaba a los mineros 400 metros más arriba y por donde descendían las vagonetas repletas de carbón, aún son visibles.

En las inmediaciones del muelle, la chatarra oxidada se mezcla con los ladrillos, la grava y las vigas amontonados aquí y allá. A continuación, una larga avenida de hormigón conecta los silenciosos edificios.

Una curiosidad del Ártico 

Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego
Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego

"Los años 70 y 80 fueron fastuosos", cuenta Sasha, quien lleva a cabo su cuarta temporada en este lugar situado a cientos de kilómetros al norte del círculo polar.

A pesar de esta situación extrema, hasta 1.200 rusos llegaron a vivir en Pyramiden. La ciudad contaba entonces con varios edificios de cuatro plantas, un hospital e, incluso, una granja con vacas y gallinas.

Al extremo de la ciudad, el antiguo centro deportivo y cultural, frente al que se sitúa un busto de Lenin, está abierto a los visitantes.

Las paredes de la entrada muestran aún fotos en blanco y negro de fútbol hockey o ajedrez. La sala de cine de 300 butacas continúa intacta, al igual que las líneas de la pista interior de baloncesto.

Y, en la primera planta, algunos libros infantiles reposan en la antigua biblioteca, mientras que un piano, una batería y un acordeón toman polvo en una pequeña habitación.

Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego
Pyramiden, ciudad fantasma rusa en el corazón del Ártico noruego

Sin embargo, llegó el año 1998 y, con él, el cierre de la mina y el abandono de la ciudad. La Unión Soviética se había hundido años antes y Moscú tenía dificultades para pagar los salarios, porque la explotación no era rentable.

Actualmente, durante los meses de invierno, cuando el sol no se levanta, incluso Sacha abandona el lugar.

Pero, a partir del mes de marzo, este guardia regresa con su buen humor. Desde hace años, gracias a un turismo creciente en Spitsbergen, Pyramiden se ha convertido en una curiosidad más de este mundo de montañas, fiordos y glaciares.

Hasta el punto, que en 2007, un edificio se reconvirtió en un hotel de 24 habitaciones con decenas de paneles de madera en sus paredes y vodka en el bar.

Durante este verano, ocho rusos trabajan en Pyramiden: hotel, mantenimiento (generador de electricidad, central de carbón para el agua caliente) y dos guías.

Pavel Arjarov, de 26 años, ayuda a Sasha en la acogida de los turistas que desembarcan a diario. Para este estudiante de fotografía, la ciudad desierta no tiene nada de melancólico, es un "lugar muy apacible y harmonioso".

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