La presencia de argentinos adquiriendo productos en los centros comerciales nacionales se ha vuelto un escenario común, aprovechando que los precios les resultan mucho más convenientes.
El fenómeno es denominado turismo de compras e incluso las agencias se han sumado organizando viajes cuyo principal -y a veces único- propósito es ese, del cual las ciudades fronterizas se han visto favorecidos, debiendo agolpar sus vitrinas de televisores, teléfonos inteligentes y calzados, los ítem más demandados.
El beneficio parece ser mutuo.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reconoció que por las compras en Chile le generan un beneficio diario de un millón de pesos argentinos (US$ 64 mil), lo que redunda en 23 millones de dólares al año.
De acuerdo al diario transandino La Nación, el máximo monto permitido para hacer comprar sin pagar impuestos es de US$ 150 por personas, en el caso del viaje por tierra, y de US$ 300, vía aérea.
Si se superan estos montos, el gobierno cobra un arancel de 35 por ciento sobre la cifra excedida.
Durante este fin de semana, que en Argentina incluyó el feriado del viernes 24, se estima que unas 35 mil personas cruzaron los distintos pasos fronterizos
