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Violencia extrema y parques de atracciones: así es la propaganda de Estado Islámico

Violencia extrema y parques de atracciones: así es la propaganda de Estado Islámico
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El grupo emite incesantemente piezas de propaganda en las que combina el extremismo y los castigos con escenas de una supuestamente agradable vida civil en la piscina o en un parque de atracciones.

El autodenominado Estado Islámico es conocido por su brutalidad. Pero también atrae a sus seguidores de otras formas más sutiles, como explica en este artículo el investigador Charlie Winter.

Llevo ya un tiempo investigando la propaganda del autodenominado Estado Islámico (EI). Es parte de mi trabajo diario. En un día normal, estoy insensibilizado.

Sin embargo, el 4 de julio, un video tumbó mis mecanismos de defensa habituales.

Unos adolescentes estaban en fila en frente de 25 soldados supuestamente del bando de Bashar al Asad, situados de rodillas frente a ellos.

Los chicos apuntaban sus pistolas a las nucas de los soldados. El escenario de estas estremecedoras ejecuciones era el Teatro Romano de Palmira.

Como siempre, paré la grabación antes del acto de la muerte. Me he acostumbrado a la violencia extrema de Estado Islámico, pero este video era diferente, porque en mi propia oficina, donde investigo, tengo una fotografía de mí mismo con mi esposa, mi padre y mi madrastra tomada en ese mismo teatro de Palmira hace casi cinco años.

En los días sucesivos, no pude dejar de pensar en el video, en esos hombres siendo ejecutados, en los niños utilizados para dispararles.

Aunque sabía por qué Estado Islámico hacía algo así, no podía contestar a esta pregunta con una seguridad total basada en la evidencia.

Decidí que necesitaba datos para intentar adentrarme en la mente de un propagandista de EI.

Lo primero que hice, sabiendo que esta "inmersión" me llevaría mucho tiempo, fue poner algunas limitaciones. Decidí hacer una fotografía única durante un mes.

Así que durante 30 días en el mes de Shawwal, que según el calendario de EI empezó el 17 de julio y terminó el 15 de agosto, pasé dos horas al día analizando su red de apoyo en árabe en Twitter, navegando entre sus distintas formas de propaganda, usando combinaciones de los distintos hashtags que utiliza el grupo.

Lo que encontré fue chocante, pero no por su brutalidad.

Producir, producir y producir

En solo 30 días, los propagandistas oficiales de EI crearon y diseminaron 1.146 piezas separadas de propaganda: ensayos fotográficos, videos, declaraciones en video y en audio, boletines de radio, revistas, panfletos, tratados teológicos…

Todo presentado uniformemente e increíblemente bien ejecutado, posiblemente sin parangón en otros movimientos extremistas no estatales, violentos o de otro tipo.

Algunos eran parecidos a otros que había visto una y otra vez, como los boletines de audio y escritos que resumen las hazañas militares del día anterior.

Luego estaba el cóctel frecuente de vida civil, objetivos militares, victimización, violencia extrema, ejemplos de perdón e instancias de camaradería que supuestamente disfrutan los combatientes extranjeros de EI.

Otros días el entrenamiento militar figura con más predominancia.

Me encontré tropezando con el secreto de la estrategia mediática de EI: producir, producir, producir.

Al crear tanto contenido que es casi imposible registrarlo mentalmente, los hombres de comunicación de EI intenta evitar que entendamos lo que están haciendo.

Atemorizan y abruman a sus adversarios y al mismo tiempo atraen a los curiosos y vulnerables.

Sabía que la marca de EI va mucho más allá del derramamiento de sangre de sus enemigos, pero no hubo nada de esto en los primeros días de Shawwal.

Justo después del mes sagrado del Ramadán, Shawwal empieza con un día de celebración, Eid al Fitr.

El equipo mediático quería demostrar a sus audiencias, tanto dentro como fuera del Califato, que el "estilo EI" no tiene parangón.

El foco central fueron dos aspectos centrales de la utopía de EI: la vida social y religiosa de sus "ciudadanos".

Los propagandistas difundieron las distribuciones de limosnas entre los necesitados en Siria y Libia, y documentaron largamente los rezos y la "atmósfera" de las festividades: niños jugando en parques de atracciones, muñecos y dulces distribuidos entre los huérfanos, luchadores en el frente cantando, bebiendo y riendo juntos.

Sin libertad

A medida que avanzaba el mes y el Ramadán quedaba más lejos, el contenido de adultos rezando y niños jugando se combinó cada vez más con temas militares.

Casi diariamente se publicaban fotos del cultivo del melón, artesanías, vida salvaje, confiscaciones de cigarros y limpieza callejera, junto con imágenes de combatientes disparando morteros a la distancia, profanando los cuerpos apilados de "enemigos" muertos o alardeando de los botines.

Además, se publicaron 64 videos sobre la oficina de matrimonios, las administraciones públicas de pan y la destrucción implacable de lugares de "idolatría" por la policía religiosa, además de los horribles castigos contra personas acusadas de "crímenes religiosos".

En uno, un hombre acusado de ser homosexual es lanzado desde un tejado y luego apedreado por una turba.

Los propagandistas jugaron también constantemente con la narrativa del victimismo, haciendo aparecer a niños muertos o mutilados, mujeres y gente mayor para maximizar el valor político de los daños colaterales causados por los bombardeos aéreos enemigos.

Esta propaganda no estaba destinada solo a atraer a gente en el extranjero, mantener a los simpatizantes y conseguir donantes, sino también para mantenerse a flote en casa.

Los civiles que viven bajo el dominio de EI no tienen acceso libre a internet y, cuando pueden utilizarla, algún combatiente vigila cada movimiento.

No hay libertad de información, no hay contra-narrativas, ni información contraria, solo las "noticias" de los propagandistas de EI y los boletines emitidos en los "puntos mediáticos" diseminados por el territorio.

En julio me embarqué en este proyecto para aprender sobre la propaganda en internet de EI. Pero lo que emergió fue algo mucho más útil.

Pude diseccionar y evaluar los medios por los que el grupo se proyecta, dentro y fuera de sus fronteras.

*Charlie Winter es investigador senior de la Qulliam Foundation en London (https://www.quilliamfoundation.org/)

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