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Trasplantes de órganos: Chile lidera eficiencia de utilización de órganos en la región

Trasplantes de órganos: Chile lidera eficiencia de utilización de órganos en la región
Catalina Rojas
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Entre 6 y 8 personas por cada millón son donantes en Chile, una cifra baja comparada con el resto de América Latina. Sin embargo, Chile lidera la utilización de órganos en la región. Las autoridades asumen que debe mejorar la coordinación entre los donantes y sus familias, quienes actúan como garantes de la decisión.
En Chile existe una serie de mitos y realidades respecto a la donación y trasplantes de órganos. El país tiene fama de contar con una baja cantidad de donantes y de no ocupar un sitio ideal en los rankings internacionales en la materia.

La sensación se acrecienta con trágicos casos de pacientes que esperan un trasplante y que cada tanto alcanzan notoriedad en los medios, desde que el enfermo se transforma en prioridad nacional, hasta el desenlace positivo o negativo de la historia. Cada una de esas oportunidades, se transforma en un nuevo debate respecto de la donación de órganos en Chile.

La realidad expone que Chile cuenta con entre 6 y 8 (variando), donantes por cada millón de personas, mientras que países latinoamericanos superan los 10 donantes por millón, como Uruguay (18), Argentina (15), Brasil (13). En mejores escenarios se vuelven ejemplares las realidades de España (35 por millón) y la de Estados Unidos (25 por millón).  El promedio de trasplantes realizados al año en el país, suma cerca de 380.

¿Cuáles son las cifras y principales factores que inciden en esta realidad de la donación y trasplante de órganos en Chile?

No basta con ser donante: La familia debe saberlo

A la idea de incorporar la decisión de ser donantes en la licencia de conducir, en 2010,  el gobierno del ex presidente Piñera tomó una decisión: como el mecanismo más tradicional para realizar trámites es el Registro Civil, se instruyó a los trabajadores de aquellos recintos de atención, para que orientaran a los chilenos que sacaban o renovaban su cédula de identidad, a inscribir en este documento su decisión: ser o no ser donante.

A ello, se sumó en agosto de 2012 el inicio de la campaña  “Yo soy donante y mi familia lo sabe” , que consistía en que las personas que optaban por ser donantes de órganos socializaran dicha alternativa con su familia y les manifestaran su expreso deseo de que una vez muertos, sus órganos fuesen entregados. Ello, porque independiente de la decisión de la persona, la familia cumple un rol de garante de la decisión.

La campaña encabezada desde el Ministerio de Salud no tuvo éxito, y fue el propio ex ministro de la Cartera, Jaime Mañalich, quien lo asumió en forma pública en marzo de 2013. 

“El mecanismo de preguntarlo no es el mejor, no es el más efectivo, porque no se cuenta con el tiempo necesario”, explicó a T13.Cl, José Luis Rojas, coordinador nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud.

Tras lo ocurrido, el Minsal decidió en 2013 que todos los chilenos son donantes, a menos que notarialmente certifiquen lo contrario. Pero las modificaciones requieren un tiempo de adaptación: “Quizá nos ha faltado ser más consistentes en decirle a la gente que independiente del trámite notarial, basta con transmitir a la familia la voluntad, porque ellos son los garantes de la decisión final”, recalcó Rojas.

El ejemplo internacional en este punto es positivo. Los países con cifras positivas de donantes son aquellos que mantienen a la familia como garante de esta decisión.

“Se ha visto que en aquellos países donde le quitas a la familia la posición de ser garante, las donaciones disminuyen o se estancan. El rol de la familia es darle transparencia al proceso: todos los actos hospitalarios requieren un consentimiento, porque somos una población que “amortaja a sus muertos”. Pensar en desarraigar a la familia de esta decisión no es posible, menos, en Latinoamérica”, aclara el experto.

El desafío entonces, de este y los próximos gobiernos, será que chilenos discutan en familia sus posturas frente a la donación de órganos, tomando en cuenta que la Ley 19.451 “Respecto a la determinación de quiénes pueden ser considerados donantes de órganos”, los estima como últimos garantes de esta decisión.

“A los chilenos nos cuesta esta conversación y la mayoría no la tiene en sus casas. Debemos apuntar a que se lleve a cabo, porque cuando se gesta, más del 80% tienden a cumplir la voluntad del donante y no van contra la voluntad del fallecido”, aseguró Rojas.

Líderes en eficiencia

Existe un informe internacional del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos (INDT), al cual accedió T13.Cl y que revela un escenario positivo para Chile en materia de trasplantes: somos líderes en la utilización de órganos como pulmón, hígado y corazón.

¿Qué significa ello?, esto tiene relación con el número de órganos efectivamente trasplantados por cada donante.

Las estadísticas indican que la tasa de uso de un corazón en Chile es de 22%, Uruguay 14%, Argentina 12%, Colombia 10% y Brasil 9%. El promedio Latinoamericano, es de 10%.

Respecto a hígados, Chile (72%) casi empata con Brasil (73%) y luego le siguen Argentina (55%), Colombia (39%), Uruguay (25%), Cuba (21%), México (20%), Venezuela (8%), mientras que el promedio en la región es de 8%.

En cuanto a pulmón, Chile lidera con un 9%, le sigue Argentina con un 7%, Uruguay con un 4%, Brasil con un 3%, Colombia con un 1% y Latinoamérica promedia un 4%.

Pérdida de órganos

Según las cifras del Instituto de Salud Pública (ISP) a las que accedió T13.Cl, un 99,9% de los órganos disponibles son trasplantados.

Cuando un centro asistencial descarta un órgano que fue donado, por protocolo debe rendirle cuentas al ISP: “Las razones por las que se descarta un receptor y se le entrega a un segundo pueden ser grupo sanguíneo escaso no compatible, horas de isquemia (el órgano lleva mucho tiempo fuera del cuerpo), peso y talla entre donante y receptor, o que el receptor fallezca durante la cirugía”, explican desde el Instituto.

Una de las críticas que circulan al sistema de trasplantes, es que los órganos “se pierden” en los centros asistenciales. Frente a ella, José Luis Rojas, explicó que “el año pasado realizamos tuvimos 103 donantes y tuvimos 70 trasplantes hepáticos, o sea, tuvimos un 70% de utilización de hígados”, dijo.

“Existen limitantes climáticas. Puede llegar un buen donante en el sur de Chile, donde ese día estaba lloviendo y no pudimos realizar un vuelo por el escenario. Son situaciones que exceden la capacidad del sistema aquí, en España, en cualquier lugar del mundo”, precisó.

Las regiones comprometidas

Casi el 100% de hospitales a lo largo del país cuentan con equipos de procuramiento para trasplantes: especialistas e insumos para realizar esta gestión.

Los centros de trasplantes se concentran en la Región Metropolitana (RM), la de Valparaíso, la del Maule, la del Biobío, en Valdivia, Concepción, Talcahuano y Talca.

Según los registros del Minsal, históricamente los hospitales que realizan mayor cantidad de trasplantes de riñón, son aquellos que presentan mayores listas de esperas como el del Salvador (RM), Barros Luco (RM) y el de Valdivia (XIV).

Los hepáticos (hígado), se concentran en el Hospital Clínico de la Universidad Católica (RM), el de la Universidad de Chile (J.J.Aguirre) (RM) y el pediátrico Calvo Mackenna (RM).

En el Hospital del Tórax, es donde se realizan la mayor cantidad de trasplantes de corazón y pulmón.

En cuanto a los donantes, históricamente el Hospital del Salvador (RM) concentra mayor cantidad de casos y “este año ha sorprendido el aumento en la Posta Central (RM)”, aseguró José Luis Rojas.

“Es en Valparaíso, Rancagua y Chillán, donde además se registran buenos trabajos en comparación a su población, donde el sistema funciona bien”, agregó el especialista.

Listas de espera

Un paciente que requiere trasplantarse el riñón, puede llegar a esperar tres años y medio para su operación. “La enfermedad renal hoy es de alto impacto, revelando una tasa alta de dializados y esa lista de espera es mayor”, explicó Rojas.

La lista de espera para riñón suma 1.500 personas.

En cambio, un chileno que espera por un nuevo hígado, lo hace entre nueve meses y un año.

Respecto de la lista de espera para hígado, llegan a ser 150 personas.

Por un nuevo pulmón, un chileno debe esperar en promedio seis meses: “Son tiempos que para nosotros todavía son prolongados”, considera Rojas.

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