Hace ocho días, Chile soportó un terremoto de 8,4 grados Richer el que posteriormente desembocó en un tsunami. Producto de la magnitud de las olas cientos de casas, vehículos y locales comerciales resultaron completamente destruídos.
Todas las zonas costeras del mundo pueden experimentar tsunamis, pero la amenaza se concentra mayoritariamente frente a las costas de nuestro país, donde se han generado más del 50% de los eventos registrados.
Con el objetivo de estudiar este tipo de fenómenos nace el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (CIGIDEN) que, a raíz de la catástrofe, publicó una serie de videos a fin de simular la propagación de las ondas de tsunami tras el terremoto de Illapel.
La simulación utiliza el modelo Geoclaw desarrollado por la University of Washington. Paralelamente, recoge información topo-batimétrica de General Bathymetric Chart of the Oceans (Gebco) y de las cartas naúticas del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA).
El segundo video es un acercamiento a la zona de generación del tsunami, donde se puede observar como las ondas de la orilla quedan atrapadas en la costa provocando que las olas posteriores sean de mayor magnitud.
El siguiente video es una simulación de 15 horas de la propagación del tsunami en el oceáno Pacífico. Se puede observar la reflexión de las ondas en islas y archipiélagos que retornan a la costa con menor intensidad junto con la disminución de la rapidez del tsunami al llegar a las costas debido a la menor profundidad del fondo marino. Y, por último, las ondas continúan oscilando durante varias horas luego del tsunami.
