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El año más difícil de André Esteves

El año más difícil de André Esteves
Victoria Martínez
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Hace exactamente un año, el máximo representante de BTG Pactual fue arrestado por presunta corrupción y obstrucción a la justicia en el caso Lava Jato. A continuación, hacemos un recuento del complejo escenario que ha vivido el denominado “Golden Boy” en estos últimos 365 días.

André Santos Esteves nació en 1968 en Tijuica, un barrio de clase media de la zona norte de Río de Janeiro.

A los 20 años, el ambicioso joven llegó Banco Pactual a trabajar como ingeniero informático, pero como buen hijo de la meritocracia, la vida le presentó una oportunidad que supo aprovechar.

Dada la constante pugna que existía entre los traders (ocupados de la compra y venta de activos) y los ingenieros en sistemas (dedicados al desarrollo de los software computacionales), el entonces presidente de Banco Pactual tomó la decisión de sentarlos juntos, uno por medio. De este modo, el astuto Esteves salió de los subterráneos del banco y aprendió el oficio de su compañero de escritorio y en 1990 fue ascendido a operador.

En el mundo financiero encontró el ambiente ideal para enriquecerse, ya que los más hábiles en el negocio podían recibir bonos y ganar prestigio rápidamente. Con el tiempo invirtió sus ganancias en el mismo Banco Pactual y cuatro años después se convirtió en accionista minoritario de la empresa.

Más tarde, en 1999 y junto a un grupo de socios, Esteves -líder nato- dirigió la jugada con la que finalmente compraron Pactual a su fundador, aunque siete años después, lo vendieron al banco suizo UBS. Luego de la venta, Esteves fue visto como un hombre de confianza para los suizos y continuó trabajando al interior de la firma fusionada como CEO, pero esto no fue suficiente para él y luego de renunciar, en 2008 creó el fondo BTG (Banking and Trading Group).

Acompañado por la crisis económica que vivía el mundo, el banquero de 40 años volvió a comprar Pactual en 2009 y lo fusionó con su fondo para crear BTG Pactual S.A, el octavo banco de Brasil. Así, el patrimonio de la compañía se duplicó del 2010 al 2014, llegando a tener operaciones en 20 países y gestionar US$80 mil millones.

Dentro de su plan de expasión a otras economías de rápido crecimiento en América Latina, el año 2012 BTG Pactual compró el 100% de la chilena Celfin Capital en US$ 486 millones. Con esta adquisición el banco de inversiones del carioca llegó a Chile. Los fundadores de la ahora ex Celfin (Juan Andrés Camus, Jorge Errázuriz, Maximiliano Vial, José Antonio Labbé, Alejandro Reyes y Alejandro Montero), además de vender la empresa, quedaron con una participación accionaria que les permitió mantenerse en la administración de la entidad financiera, hecho esencial para la firma un par de años después.

La historia de ascenso de André Esteves era una de las más admiradas de Brasil, ya que gracias a su talento para los negocios y sus 14 horas de trabajo diario,  llegó a poseer US$ 3.000 millones y a relacionarse con las más altas esferas de la sociedad brasileña. Multimillonario y apodado “Golden Boy” (Niño Dorado), en 2014 Esteves fue nombrado “Persona del Año” por la Cámara de Comercio Brasileña del Reino Unido. Nada indicaba entonces que todo cambiaría para el banquero cuando solo meses después se viera involucrado en uno de los escándalos de corrupción más grandes de Brasil.

Involucrado y detenido

En medio de la operación Lava Jato, una investigación federal sobre un esquema de corrupción alrededor de Petrobras, el nombre de André Esteves salió a la luz. Sospechoso de soborno y de haber tratado de interferir, junto al senador Delcídio do Amaral, en el testimonio del ex director de Petrobras, Nestor Cerveró (detenido en enero de 2015 en el marco del mismo operativo judicial), el 25 de noviembre de 2015 el banquero fue obligado a salir de su departamento en Río de Janeiro y detenido por presunta corrupción y obstrucción a la justicia.

“André Esteves era el banco. Él era un líder carismático, exitosísimo, respetado por todos sus socios… Entonces era presidente, gerente general, todo. Por lo tanto, si caía la imagen de él, caía el banco completo”, declaró una fuente cercana al detenido. No es de extrañar entonces, que el mismo día en que fue arrestado la acción de BTG Pactual haya bajado cerca de un 30% en la jornada bursátil y que, luego de que se diera a conocer su detención indefinida, Esteves haya renunciado a todos sus cargos en el banco, aunque mantuvo una participación de 28% que incluía derecho a veto en el consejo directivo.

Tras las rejas

Tras ser detenido, el “Niño Dorado” fue llevado al complejo penitenciario de Bangu, donde fue afeitado y recluido a una celda con camas de cemento y ratones como compañeros de habitación, pero el duro momento que vivió no impidió que sacara a relucir su capacidad de adaptación. “Lo que yo hice fue hacerme amigo de todos”, al parecer cuenta Esteves sobre su experiencia en la cárcel según personas cercanas a él.

Afuera el mercado miraba con preocupación el futuro de BTG Pactual. Por esta razón su posición dentro del banco cambió una vez más cuando el 3 de diciembre de 2015 y estando en prisión,  Esteves cedió los derechos políticos de sus acciones a un grupo de siete ejecutivos. Con ello, el ex controlador quedó solo como accionista financiero.

Confinado a las paredes de su casa

Al sur de la región, en tanto, la filial chilena de la firma vivía intensos días tratando de mantener el prestigio de la compañía. Los socios fundadores de la ex Celfin, que aun mantenían un cargo en BTG Pactual, pusieron su imagen y reputación para separar la gestión del banco en Chile con el escándalo que rondaba al ex controlador de la firma en Brasil.

El “Chico Dorado”, por mientras, se salvó de pasar Navidad y Año Nuevo en la cárcel cuando el Supremo Tribunal Federal de Brasil aceptó los argumentos presentados por su defensa. Así, el 17 diciembre de 2015 y por primera vez después de 22 días en prisión, Esteves fue liberado, pero se le ordenó permanecer en su casa en Sao Paulo aislado de los empleados de la compañía o personas involucradas en la investigación.

Libertad con condiciones

A fines de abril de 2016, finalmente André Esteves vio la luz. Fue dejado en libertad luego de que el Tribunal Supremo de Brasil le retirara el arresto domiciliario y le ordenara seguir una medida cautelar que le impide abandonar su país natal por más de una semana sin dar aviso a la justicia.

Cuando parecía que finalmente las cosas iban mejor para el banquero y su firma, intensas lluvias azotaron Santiago. El desborde del río Mapocho bloqueó los accesos de las oficinas de BTG en Chile dejándolos bajo el agua.

El aún accionista mayoritario aprovechó su reciente liberación y el 4 de mayo realizó una rápida visita a Chile para dar apoyo a sus empleados. Además de reunirse con personas de la oficina, durante su estadía almorzó con algunos de los socios fundadores de Celfin. Lo lógico sería pensar que verían a un hombre abatido por los acontecimientos, pero por el contrario lo que tuvieron frente sus ojos fue un carioca optimista, entero y pensando en que todo era un mal momento que ya iba a pasar.

A sus 48 años y tras haber perdido casi la mitad de su fortuna, Esteves todavía sigue siendo el accionista mayoritario de BTG Pactual con un patrimonio de US$1.890 millones de dólares según Forbes.

De ser el amo y señor del banco de inversión más grande de Latinoamérica, la participación del multimillonario en la decisiones de la compañía ha quedado reducida al cargo de “asesor senior”, con el cual se pretende que guíe al banco en su estrategia y de apoyo al desarrollo de sus actividades y operaciones.

El martes recién pasado, Esteves volvió a visitar Chile para despedir y agradecer la gestión de Jorge Errázuriz y Juan Andrés Camus que dejan BTG Pactual tras cumplirse el plazo estipulado en la venta realizada en 2012.

Después de todo lo sucedido y aunque el proceso judicial aún sigue su curso, el 29 de noviembre el banco de inversiones llamará a junta donde nombrarán un nuevo directorio, hito al cual se suman los planes de Esteves de relanzar el banco en Chile. Ambos hechos podrían ser cruciales para que, de una vez por todas, el acontecido año del “Chico Dorado” de Brasil quede atrás y su compañía pueda recuperar los niveles y la confianza una vez alcanzados.  

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