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El crudo diagnóstico oficialista al comité político

El crudo diagnóstico oficialista al comité político
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En medio del debate sobre un cambio de gabinete, la Presidenta ha recibido personalmente reparos de altos personeros del bloque en torno a algunos ministros de La Moneda.

Por Tomás Martínez

“Cuando hablamos de cambiar el rumbo tal vez tenemos que pensar en los gestores". La frase del presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade (PS), tras el comité político en La Moneda este lunes apuntaba a un debate que se incuba hace semanas en la Nueva Mayoría, y que se agudizó tras las adversas cifras para el gobierno en la encuesta CEP del viernes pasado.

¿A quién aludía Andrade? Según cercanos al ex timonel socialista, sus dichos iban dirigidos justamente a sus interlocutores de los lunes en Palacio: los ministros del comité político.

En el oficialismo, el diagnóstico sobre la necesidad de una cirugía mayor al gabinete –que incluya un rediseño profundo- implica también un ajuste al corazón de La Moneda.

La preocupación de la Nueva Mayoría va en dos direcciones: primero, un grave problema comunicacional -área a cargo del ministro Marcelo Díaz (PS)- y segundo, una desafección y falta de coordinación entre los parlamentarios de la coalición y el Ejecutivo, misión que recae en el titular de Segpres, Nicolás Eyzaguirre (PPD), quien mantiene una estrecha relación desde hace años con la Mandataria.

La propia Presidenta Michelle Bachelet, incluso, ha recibido personalmente reparos de altos personeros oficialistas sobre ambas áreas de gestión.

"No basta con una vocería diaria para que la ciudadanía entienda las reformas", dice un senador sobre la gestión de la Segegob. En el caso de Eyzaguirre, apuntan a la ausencia de sintonía fina con el ministro. 

Por ejemplo, dos senadores grafican que en los almuerzos del conglomerado los martes en el Congreso -a los que habitualmente asiste Eyzaguirre- el titular de la Segpres no suele tener mayores intervenciones.

En el caso de los otros integrantes del comité político, el escenario es distinto. Ante Rodrigo Valdés, en el oficialismo existen conciencia de que es demasiado complejo un segundo cambio del encargado de Hacienda. En cuanto a Mario Fernández (Interior) se sostiene que su llegada en reemplazo de Jorge Burgos es reciente.

El debate, cruzado por la debacle en la aprobación a la Mandataria, que se instaló en 15% en la encuesta CEP –el peor registro en la historia del sondeo- marca un diagnóstico compartido por varios parlamentarios oficialistas.

Antes de que se conocieran dichas cifras, la Presidenta había planteado -según relatan quienes han estado con ella-, que difícilmente un cambio de gabinete provocaría un impacto mayor como para revertir su difícil momento. Bajo esa lógica se alude a que la cirugía más profunda ya se hizo, en mayo del 2015, cuando Bachelet removió a los cuatro integrantes de su comité político, Rodrigo Peñailillo (Interior), Álvaro Elizalde (Segegob), Ximena Rincón (Segpres) y Alberto Arenas (Hacienda).

Sin embargo, en la Nueva Mayoría retomaron la discusión sobre un cambio "profundo".

No sólo en términos de secretarios de Estado, sino que también en términos de contenido. Sectores del oficialismo plantean la necesidad de que en los últimos 18 meses de gestión, el Gobierno fije líneas claras y acote su agenda, poniendo sobre la mesa objetivos nítidos. 

Hora de cambios

En ese contexto, en el oficialismo apuntan también a mejorar la gestión de carteras sectoriales. La idea es aprovechar a ministros que han dado buenos resultados para mover piezas por dentro.

En ese escenario se apunta al caso de Máximo Pacheco, quien es evaluado positivamente en Energía, y en el oficialismo creen que podría asumir un ministerio más protagónico en la recta final del Gobierno. Aunque el fin de semana el mismo Pacheco dijo que "estoy feliz como ministro de Energía".

La visión de la Nueva Mayoría será planteada directamente a la Mandataria, luego de que los presidentes de los partidos oficialistas pidieran una audiencia para abordar la agenda política.

“Tiene que haber reajustes en las áreas sectoriales y una manera de diálogo político entre Gobierno y coalición que permita una sintonía más fina”, planteó el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete. El dirigente basa su diagnóstico en que, a su juicio, “buena parte de las cosas que propone el Gobierno no tienen sustento de convicción en la coalición y la Nueva Mayoría es más bien una contraparte y no un socio del Gobierno”.

“No es un problema de un ministerio particular, hay un diseño global que se tiene que evaluar, rectificar y hacerlo más coherente a un Gobierno más de gestión”, resume el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, al explicar la incomodidad de la Nueva Mayoría con el rumbo de la administración bacheletista.

Responsabilidad compartida

Tras el comité político de los lunes en La Moneda, los dirigentes partidarios se trasladaron a la sede del Partido Socialista para sostener una reunión almuerzo. El análisis fue descarnado. Si bien el encuentro estaba convocado por el tema municipal, la cita estuvo cruzada por el golpe que dio la encuesta CEP al Ejecutivo. Por ello, la resolución apuntó a ordenar filas y asumir con autocrítica que el 15% de respaldo a Bachelet también pasa por la responsabilidad de las tiendas oficialistas.

“Hemos examinado autocríticamente cuánto tenemos que ver nosotros en esta baja en las encuestas”, dijo el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier.

Ordenar a la coalición fue el diagnóstico compartido por los timoneles de la Nueva Mayoría. “El 15% del Gobierno se correlaciona con la baja aprobación de la coalición y, por lo tanto, nosotros tenemos que cambiar las conductas y parte de eso es tener una campaña municipal más colaborativa”, sostuvo Gonzalo Navarrete.

Las elecciones comunales de octubre, dicen en el oficialismo, será la verdadera encuesta. El éxito en dichos comicios, dicen en la Nueva Mayoría, pasa por el ordenamiento de la coalición.

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