“Vamos a profundizar y a perfeccionar las reformas iniciadas por el actual gobierno, nuestro gobierno”. Este fue uno de los mensajes fuerza que buscó transmitir el candidato presidencial Alejandro Guillier en el debut de la franja electoral, el pasado viernes. Hablando frente a la Cámara y con el paseo Bulnes de fondo -con una vista apenas perceptible de La Moneda- el periodista se definió como "provinciano" y de "clase media, como todos ustedes".
La llegada del senador a la franja viene a oficializar un proceso que comenzó, lentamente, en abril de 2016, cuando en un consejo general del Partido Radical un grupo de personas comenzó a vitorear: "se siente, se siente, Guillier, Presidente".
Con el paso de los meses, la colectividad liderada por Ernesto Velasco comenzó a convencerse del potencial electoral del periodista, ex conductor de noticias y sociólogo de la Universidad Católica del Norte. En este proceso resultó crucial la encuesta CEP de agosto del año pasado, donde Guillier lideró en el ranking de los políticos con más futuro.
Aunque el senador evitaba hablar de una posible candidatura, su intenso despliegue en las municipales lo fueron posicionando como la carta presidencial de un partido donde si bien no milita, es cercano. Los radicales veían por primera vez una posibilidad real de llegar a La Moneda tras el retorno a la democracia.
Guillier fue sumando apoyos. Uno de los más cruciales, el del Partido Socialista, que en un controversial Comité Central resolvió apoyar al senador en desmedro de una de sus figuras históricas: el ex presidente Ricardo Lagos. “He puesto todo mi empeño por llevar este mensaje político a los chilenos, pero veo también que en mi propio espacio político, la centroizquierda, no se ha provocado una convergencia en torno a este proyecto”, decía un día después el ex mandatario al deponer su aspiración.
Junto a la bajada de Lagos, otra de las controversias que ha tenido que enfrentar el abanderado presidencial del PS, el PC, el PPD, el PR, el MAS y la IC ha sido la opción por el camino propio por parte de la DC y su abanderada Carolina Goic.
Si bien la intención de Guillier era medirse en primarias, la junta nacional de la falange decidió lo contrario: por primera vez, en 28 años, el pacto de centroizquierda competiría de forma separada en la presidencial.
Hoy, Alejandro Guillier figura como el candidato más competitivo para enfrentar a Sebastián Piñera. Incluso, la encuesta Cadem difundida en exclusiva por el programa "En Buen Chileno", de Canal 13, mostró que en un escenario de segunda vuelta, el abanderado del pacto "Fueza de Mayoría" se encontraría a solo siete puntos del ex mandatario.
Guillier es masón y está casado con la antropóloga María Cristina Farga. El parlamentario es padre de tres hijos: Andrés Almeida Farga, Cristóbal Almeida Farga y Alejandro Guillier Farga.
Entre los principales ejes de su campaña se encuentran la descentralización, “llevar al aula” la reforma educacional, una nueva Constitución a través de una asamblea constituyente, una reforma al sistema de pensiones y al de salud, a través de seguros solidarios.
El estilo político que ha buscado instalar Guillier es la de un dirigente cercano y ciudadano, alejado de los partidos políticos tradicionales. Esta línea le ha generado distintos roces con los seis partidos que lo proclamaron como su abanderado. Además, también se le ha criticado por su supuesta “ambigüedad” programática.
Junto a las tensiones que ha enfrentado con las colectividades, el senador ha tenido que enfrentar otros conflictos. A inicios de septiembre, Guillier recibió cuestionamientos por informes de asesores que –según detectó Bío Bío Chile- el senador pagó con recursos parlamentarios, pese a que habían sido copiados de otros elaborados por las comisiones del Congreso y que estaban publicados gratuitamente en internet.
La polémica se acrecentó porque el reportaje reveló que cuatro de los informes fueron elaborados por Beltrán Asociados Spa, perteneciente al abogado Omar Beltrán. La asociación presentó como domicilio un departamento de uso habitacional ubicado en Bellas Artes y de propiedad de Alex Matute y Harold Correa, integrante de la G90 y parte del círculo de confianza del ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. Otro problema que ha enfrentado ha sido la falta de financiamiento. Esto luego que BancoEstado le negara, en un primer momento, el acceso a créditos.
Y lo más reciente, los cuestionamientos que ha recibido a raíz del caso del alcalde de San Ramón, Miguel Ángel Aguilera, luego que un reportaje de Informe Especial revelara la contratación en el municipio de personas vinculadas al narcotráfico. El caso se ha tomado parte del debate presidencial, donde Goic, Sánchez, Kast y Enríquez-Ominami han aprovechado de enrostrarle la situación. Esto, pues Aguilera jugó un rol clave en el proceso de recolección de firmas para que Guillier pudiera inscribir su candidatura. Guillier reaccionó con molestia, calificando de "gratuita" la vinculación y advirtiendo que esto dificultaría un diálogo de cara a la segunda vuelta.
