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Crisis en Venezuela: Chile se atreve a alzar la voz

Crisis en Venezuela: Chile se atreve a alzar la voz
T13
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Con seis ciudadanos en la residencia de la embajada de Caracas y un duro comunicado en que calificó de "ilegítimo" el proceso de Asamblea Constituyente en Venezuela, el tono de Chile en la crisis subió. Pese a ello, el tema genera profundas sensibilidades y divide al oficialismo.

Por Nancy Castillo

El domingo 30 al caer la tarde en las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores, la plana mayor de la Cancillería contaba con las informaciones que el embajador de Chile en Venezuela, Pedro Felipe Ramírez, les había enviado durante el día. La jornada de votación convocada por Nicolás Maduro para la conformación de la Asamblea Constituyente Nacional (ACN), acción calificada por la oposición de ese país –y por varios otros- como un acto fuera de la ley, dejaba ya una decena de muertos.

El gobierno de Chile, que en los días anteriores había insistido en llamar a Venezuela al diálogo, debía emitir su opinión oficial sobre lo sucedido. En el escritorio de los diplomáticos reunidos esa noche también estaban las declaraciones que otros países de la región habían emitido ya. Heraldo Muñoz, el canciller, dirigía la definición por teléfono. Fue en esa cita en donde se conversó sobre el principio de legitimidad, en el sentido de que el llamado de Maduro a conformar la ACN violaba su propia Constitución.

Entonces, redactaron el comunicado con los párrafos más duros que hasta ahora ha emitido el gobierno de Chile respecto de la crisis que se vive hace ya rato en Venezuela: “Esta decisión ilegítima (elección de la ACN) ha profundizado aún más la división en la sociedad venezolana”; para finalizar reiterando la voluntad de Chile de colaborar en la búsqueda de mecanismos que abran un proceso de negociación “creíble y aceptable para todos los sectores involucrados y así restaurar el orden democrático quebrantado”.

El comunicado no se hizo público hasta regresar con el visto bueno de La Moneda.

Reacción tardía

“Yo creo que el gobierno de Chile se ha demorado bastante en calificar las cosas por su nombre y en condenar lo que ocurre en Venezuela”, dijo el miércoles José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, al ser entrevistado por Tele13 radio.

La crítica hacia una supuesta lentitud del gobierno también se había escuchado puertas adentro, cuando el lunes el ex presidente Sebastián Piñera no sólo habló de retraso en la reacción chilena, sino que criticó el comunicado de Cancillería señalando que “yo hubiera preferido que hubiese habido clara expresión de que no reconocía la Asamblea Constituyente”.

Pero ese mismo día, lo que había sido calificado de débil por parte de la oposición chilena, fue calificado como “injerencista” por el Partido Comunista de Chile. Ese partido emitió un comunicado en que criticaba en duros términos al gobierno local (también Revolución Democrática se unió a los pocos que apoyaban en Chile el actuar de Maduro). En la Cancillería chilena sonrieron. Desde una mirada táctica la crítica de los comunistas anulaba la de la oposición.

Hay un cierto complejo izquierdista, digámoslo claro. Se supone que en la era de Kirchner, de Rousseff etc, solidarizar con Venezuela era lo habitual
Ignacio Walker

Pero más allá de esa lectura, la crítica por la tardanza del gobierno de Michelle Bachelet en mostrar una actitud más enérgica ante las acciones de Maduro también existe en el oficialismo. El ex canciller y actual senador DC, Ignacio Walker lo resume así para T13 Semanal:

-Chile se demoró demasiado en condenar lo que pasaba (en Venezuela). Es cierto que se han hecho gestiones a nivel de Cancillería con otros países, pero es tan brutal la crisis que esto requería de una acción decidida de países como Chile, que tienen vasta experiencia en temas de Derechos Humanos. Por eso celebro que, finalmente, se haya declarado ilegitima la pseudo-elección del día domingo.

-¿Y a qué atribuye esta demora?

-Porque hay un cierto complejo izquierdista, digámoslo claro, se supone que en la era de Kirchner, la era Rousseff, etcétera, en ese marco solidarizar con Venezuela era lo habitual. Además, hay que considerar que al interior de la Nueva Mayoría también hay fuerzas contradictorias sobre este punto.

El ex secretario general de la OEA y también ex canciller, José Miguel Insulza, disiente de que las diferencias de opinión en la Nueva Mayoría tengan injerencia en las decisiones en política exterior. Para el así llamado “panzer”, tampoco hubo retraso en el actuar, según dice a T13.Semanal:

-El gobierno de Chile ha actuado estrictamente de acuerdo con las normas de la Carta Democrática latinoamericana, por cuanto han seguido un procedimiento para primero convocar a la Asamblea General de la OEA. Y también han hecho ver sus opiniones directamente al gobierno de Venezuela. El canciller Heraldo Muñoz se ha preocupado personalmente de este asunto, y a mí me consta por las reuniones de ministros, que lo ha hecho con mucha acuciosidad. 

Insulza agrega que el tono del discurso de la Presidenta y del canciller ha sido el adecuado en cada momento.

-Mire, los particulares, incluidos los ex presidentes, pueden decir lo que les parezca, pues es su opinión personal, pero el Presidente habla a nombre del país. También el canciller. Por lo tanto, cuando el canciller hace una declaración tiene que ser prudente y cuando la Presidenta hace una declaración se rige por lo que cree es conveniente al Estado de Chile en ese momento. Y eso no es cuestionable.

Prudencia, eso que el diccionario define como “la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios”, es la palabra que repiten en Cancillería para explicar qué primó al momento de evaluar la reacción del gobierno.

Un residente del Edificio Carrera señala que en el interés de Chile siempre ha estado en dejar espacio para poder ser parte de la solución en Venezuela. Es decir, no quedar descalificado por Maduro ante un eventual proceso de negociación para encontrar una salida a la crisis política.

El analista político Carlos Correa, sin embargo, dice que él también ha escuchado esa explicación desde los salones de la Cancillería, pero “me parece más bien una justificación por la demora, pues Maduro nunca ha aceptado una mediación. Imagina que incluso a Colombia, país con el que tiene  diferencias, pero con quien tiene una relación estratégica, Maduro lo hizo a un lado. Por eso, la prudencia para ser parte de la negociación es una ficción”. Y agrega Correa: “aquí más que nada fue el alma de izquierda de la Nueva Mayoría el que impidió que Cancillería avanzara más”.

El giro

La declaración del domingo pasado y las puertas abiertas de la embajada chilena en Caracas para recibir refugiados políticos (al jueves ya eran seis), es celebrado en todo caso entre quienes tenían una posición más bien crítica. Para Correa, por ejemplo, la Cancillería realizó un giro en su posición ante Maduro y éste se visualizó por primera vez cuando a fines de junio en la Asamblea General de la OEA, el canciller Muñoz fue parte de los promotores de la condena al régimen venezolano.

La pregunta que queda es qué actitud tomará el gobierno de Chile en los próximos días, pues todo indica que la tensión aumentará en ese país. Para Insulza, quien ve como una “desgracia” la conformación de la Asamblea Constituyente Nacional, Chile no tiene mucho margen de acción. Ignacio Walker es más drástico y señala que el gobierno de Bachelet debiera “hacerse eco de la petición de Luis Almagro (actual secretario general de la OEA), que desde hace tres mes solicita que se expulse a Venezuela. Hemos tardado mucho en hacer eso”.

En lo que todos coinciden eso sí, es que cada minuto la situación es más difícil en Venezuela, que la confrontación de las fuerzas oficialistas y la oposición están al borde del choque y que Maduro no está dispuesto a hacer ninguna concesión. 

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