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Jorge Navarrete: “La DC vive un lento y largo desangramiento de gente que se va sin pena ni gloria”

Jorge Navarrete: “La DC vive un lento y largo desangramiento de gente que se va sin pena ni gloria”
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El abogado y columnista asegura que la eventual renuncia de Gutenberg Martínez, Soledad Alvear y Jorge Burgos al partido es solo “un tema de plazos”. Agrega que los liderazgos presidenciales de la centro izquierda no surgirán de caras nuevas, si no que de “figuras que antes parecieron no dar el ancho, pero, en medio de la crisis actual, pueden reciclarse y ser una alternativa electoral atractiva”.

Por Juan Cristóbal Villalobos

“Da vergüenza la ordinariez en las formas y maneras de muchos dirigentes en la DC. De pronto todo se volvió ramplón, rasca y pequeño. Me sorprenden el encono, la rabia y resentimiento con que se tratan pública y privadamente. Se perdió toda fraternidad y amistad cívica en conflictos que van más allá de lo ideológico. Esto es síntoma de una enfermedad muy profunda y de larga data”, afirma Jorge Navarrete con una mezcla de decepción y pesar. Con el conocimiento que le da el haber militado durante 25 años -antes de renunciar el 2013-, el ser hijo e íntimo amigo de figuras históricas de la colectividad, el haber sido dirigente y asistido a decenas de juntas nacionales y eventos partidarios, advierte que “se instaló una dinámica fagocitadora, destructiva y mezquina, que hace muy difícil que surjan liderazgos nuevos. Las ansias de poder y el tratar de evitar que el ´tablero se mueva’, están llevando a la destrucción al partido”.

-¿Qué provocó este declive?

-A los partidos de centro les cuesta encontrar relatos y discursos que los hagan atractivos para los ciudadanos. La moderación no está de moda y la muestra es el fracaso de candidaturas como la de Goic, Lagos o Velasco. Hoy la gente prefiere a quienes representan posturas claras y definidas. La DC no encuentra su espacio en un Chile que cambió de manera vertiginosa, en que muchas de sus banderas originales son hoy nada más que un lugar común.

-¿El “pueblo DC” se siente hoy más cómodo en una alianza con el PC, e incluso con el Frente Amplio, o prefiere la postura de Gutenberg Martínez de aliarse únicamente con “fuerzas socialdemócratas”? Ambas posturas que se enfrentaron en la última junta nacional.

-El “pueblo DC” incluye tanto al votante histórico del partido, pero que no milita, que es más bien moderado y menos izquierdista; como a los militantes activos, muchos de los cuales son funcionarios públicos y naturalmente se aferran a la lógica y cuotas de poder. Esa visión fue la que triunfó en la Junta, la de castigar a quienes promovieron la candidatura a primera vuelta y se alejaron del gobierno y la Nueva Mayoría. Hay también, especialmente en algunos, un acto de venganza personal.

La indefinición política ha llevado a que la DC sea acosada desde la izquierda y la derecha. Lo irónico es que, en la práctica, los que poco y nada aportaron a la campaña de Goic –e incluso a ratos sabotearon la campaña me atrevería a decir- son los grandes triunfadores de esa noche: Ximena Rincón, Francisco Huenchumilla y Yasna Provoste.

-¿Cree que Gutenberg Martínez, Soledad Alvear y Jorge Burgos finalmente se irán del partido, como se ha especulado?

-Ellos, y muchos otros, hace tiempo que están incómodos. Pese a que será un paso difícil y doloroso, es una cuestión de plazo más que de posibles condiciones. Tarde o temprano, después de golpearse contra la muralla una y otra vez, perdiendo fuerza y la esperanza, todo indica que lo más lógico y digno es irse. De hecho, sería raro quedarse en una casa que ya no reconocen y donde son tratados como forasteros.

-¿Esas renuncias tendrían solo un impacto mediático o se produciría un quiebre en el partido?

-A diferencia de la salida de dirigentes históricos de la DC en otros momentos de su historia, pienso en el Mapu o la IC, ahora no se generará un quiebre entre dos grandes facciones. Lo que hay es un lento y largo desangramiento de gente que se va sin pena ni gloria. Los que renuncian no tienen la masa crítica ni la fuerza vital para construir un nuevo partido. Los que permanecen tomarán control de lo poco y nada que va quedando. En realidad, es un fin tan triste como patético.

-¿La salida de estas figuras será “sin pena ni gloria”?

-Tendrá una repercusión más simbólica que electoral. ¿Cuál es el mínimo común denominador entre Martínez, Burgos y Alvear, más otros que ya se han ido como Mariana Aylwin, Sergio Micco o Sergio Espejo, que les permita construir una alternativa distinta? ¿Tienen capacidad y ganas para empezar nuevamente desde cero? ¿Están dispuestos a hacer la “travesía por el desierto”, cuando lo mejor de su protagonismo político ya pasó?

-¿Qué pasará políticamente con ellos?

-Hoy existe un debate, tanto en la DC como en el PS y al PPD, sobre cómo se resuelve la tensión entre “concertacionistas” y “nuevamayoristas”. Y probablemente en torno a esta discusión exista un espacio de convergencia.

Pienso que, por ejemplo, Ricardo Lagos Weber y Felipe Harboe en más de alguna ocasión se han preguntado qué hacen en un mismo partido con Guido Girardi y Jaime Quintana.

-¿Algún DC connotado podría acercarse al nuevo gobierno?

-Difícil. Aun cuando existan sectores muy conservadores en la DC, siempre ha primado un instinto antiderechista. Nadie va a querer estar en una misma coalición con José Antonio Kast y lo que él representa. Los DC siempre se han sentido más cómodos siendo la derecha de la izquierda que la izquierda de la derecha. Por lo tanto, cruzar esa frontera es muy difícil. Por los demás, Sebastián Piñera es hoy parte de una coalición más dura de la que ya tenía en su anterior gobierno, y por eso ni siquiera hizo el amague de sumar a personajes más moderados a su gabinete.

-¿De dónde saldrán los nuevos liderazgos de la centro izquierda?

-Cuatro años en política es mucho tiempo, pero no lo suficiente como para inventar una nueva figura que asegure el triunfo en cuatro años más. A diferencia de lo que ocurre en el FA o en la derecha, en la NM no hay figuras con clara proyección presidencial. Con todo, algunos de los existentes, que antes parecieron no dar el ancho o declararon no estar interesados, ahora pueden reciclarse para ser una alternativa electoral más atractiva. Pienso en Ximena Rincón, Ricardo Lagos Weber o quizás en Felipe Harboe. Liderazgos que en otras circunstancias no lograron despegar, pero que en medio de esta crisis otra oportunidad. Pese al cambio de ambiente y escenario, en la NM los jugadores serán básicamente los mismos.

-¿Y por qué tendrían una nueva oportunidad?

-Te contestaré con dos clichés muy atingentes: las crisis traen oportunidades y “a río revuelto, ganancia de pescadores”. El hecho de tener que refundar la coalición y revalidar posiciones al interior de los partidos que la componen, puede darle posibilidades a personajes que no las hubieran tenido en un escenario de mayor normalidad y continuidad. En medio de este desastre, incluso Marco Enríquez-Ominami podría constituirse en la respuesta de la NM para las próximas elecciones.

-¿Estos nombres podrían ser reales alternativas presidenciales?

-Es difícil. La posibilidad de que la derecha se mantenga dos períodos en el gobierno tiene menos que ver con sus méritos y sí más con los problemas que tendrá la oposición para constituirse en una mayoría política y social.

-¿El FA podría serlo?

-Los dirigentes del FA saben que es muy difícil derrotar a la derecha en cuatro años más. Sin embargo, lo más probable es que el FA sea, junto con el representante del oficialismo, los protagonistas de la segunda vuelta de las próximas elecciones.

“El General Villalobos vive en una burbuja”

-¿Por qué el gobierno no le pidió la renuncia al general Bruno Villalobos, luego de exigirle volver a sus vacaciones?

-Es bien poco entendible lo que sucedió, pero creo que fue una mezcla de varios factores. Primero, que Villalobos aportó información que hizo razonablemente dudar al gobierno de lo sostenido por los fiscales. Segundo, que Bachelet y Piñera no se hayan hasta ahora puesto de acuerdo sobre los generales que deben salir y el nuevo que debe asumir, porque esta crisis necesita una solución de largo plazo consensuada entre ambos. Tercero, que independiente de los nombres, no exista un diseño ni claridad sobre el plan, medidas y exigencias con el que éste o el próximo gobierno puedan intervenir a la institución.

-¿Cómo se explica la actitud, para muchos desafiante, del general Villalobos?

-Cuando alguien tiene tanto poder pierde la noción de la realidad. Villalobos vive en un burbuja, es “víctima” de la autonomía, falta de control e impunidad imperantes en esa institución. No creo en las teorías conspirativas, ni que esté presionando con información comprometedora. Más bien sostengo que no tiene conciencia de la gravedad del problema. Como, al parecer, tampoco la tiene el ministro del Interior.

-¿Cómo se llegó a esta situación?

-Esto no es el fracaso de un gobierno, sino que de todo el régimen democrático. Así como durante mucho tiempo tuvimos dudas sobre la real subordinación de las FF.AA. al poder civil, lo mismo sucede ahora con Carabineros. Su capacidad de manipular, presionar o derechamente chantajear a los gobiernos de turno es francamente obscena. Es totalmente inverosímil, por ejemplo, que Villalobos, por su rol en la inteligencia de Carabineros, haya sido sorprendido por un desfalco de las proporciones que protagonizaron los miembros de su institución.

Esta crisis generó las condiciones para no solo pedirle la renuncia a un gran número de miembros del alto mando, sino también para intervenir la institución y lograr que por primera vez el gobierno democrático tome control efectivo de Carabineros. Pero parece que nuevamente no estaremos a la altura.

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