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Política

ME-O: de niño terrible a provocador profesional

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En menos de una semana Marco Enríquez-Ominami disparó contra Piñera y Guillier, y discutió en pantalla con periodistas. Todo repercutió en redes sociales y medios. ¿Qué busca Marco en su tercera candidatura presidencial?

Por Nancy Castillo E.

Cuando el periodista brasileño-ecuatoriano Amauri Chamorro aterrizó en Chile en julio de este año para convertirse en el jefe de campaña de la tercera incursión presidencial de Marco Enríquez-Ominami, se propuso indagar por qué éste casi no figuraba en las encuestas en intención de voto.

Chamorro, quien había trabajado con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y con varios otros gobiernos de la izquierda latinoamericana, siguió la primera carrera presidencial de  Enríquez-Ominami, en 2009, desde su computador en Brasil. “Me pareció una campaña fantástica”, recuerda hoy. Años después lo conoció en el circuito de conferencias al que el chileno asistía con regularidad en la Bolivia de Evo Morales, la Argentina de los Kirchner o el Brasil de Rousseff. Se hicieron amigos y Chamorro comenzó a formar parte de un grupo de extranjeros que apoyan a Marco. Así fue como llegó a la campaña.

Entre sus primeras tareas en Santiago, Chamorro se dedicó a analizar las apariciones de prensa de MEO, evaluar su posicionamiento, descubrir por qué marcaba tan bajo y desarrollar una estrategia para  revertir la situación. “La derecha actuó para demoler los atributos de Marco cuando tuvo la oportunidad. Encontramos una acción muy agresiva contra él por parte de los medios de comunicación”, dice Chamorro. La “oportunidad” que él llama, se trata de la investigación por el financiamiento ilícito de campaña (caso SQM) y la que hubo por el uso de un avión que le enviaron desde Brasil y que no fue registrado entre las donaciones a su campaña, en 2013. Esos casos, que explotaron en 2016 son los que, todos los analistas coinciden, minaron el atributo de “credibilidad” que tenía Enríquez-Ominami.

Esto no es un show. No se trata de enfrentarse por enfrentarse
Amauri Chamorro

Chamorro dice que entre los descubrimientos iniciales también encontró una asimetría en cuanto a las apariciones de su candidato en televisión: “Medimos, por ejemplo, que Carolina Goic en un período de tiempo tenía 43 minutos de presencia en televisión, mientras Marco, sólo 2 minutos, cuando ambos tenían la misma figuración en las encuestas”.

Cuando salió a terreno se dio cuenta que “en los sectores populares él era muy querido y la gente le preguntaba si se iba a presentar de candidato o no”. Ese fue el punto central para armar la estrategia político-comunicacional que comenzaría a tomar forma a partir de la inscripción de Enríquez-Ominami, el objetivo primero: lograr que la gente se enterara que Marco era candidato presidencial.

Así armaron una agenda con énfasis en salidas a terreno, reforzamiento de redes sociales y, lo más importante, trabajar para sus apariciones en los debates de televisión y radio. Y en cuanto al discurso se definieron dos ejes: 1. Valorar el legado de Bachelet, pues así se muestra como capaz de unificar las fuerzas de la Nueva Mayoría y como alguien que aprendió del error político de no llamar a votar por Eduardo Frei en 2009; 2. Enfrentar a Sebastián Piñera, pues tienen la certeza de que ningún otro candidato lo hará con la misma fuerza, y porque les da mayor posicionamiento.

La irrupción en los debates

¿Cómo hacerlo para que sus apariciones no cayeran en la indiferencia? En menos de una semana, entre el 24 de septiembre y el 3 de octubre, Enríquez aprovechó el debate presidencial de la ANP para disparar a Sebastián Piñera exhibiendo en pantalla la orden de detención que cayó sobre éste en 1982 (por el caso de fraude al Banco de Talca); se enfrascó en una discusión con el periodista Fernando Paulsen cuando éste le dijo “huevón” en Tolerancia Cero, lo que tuvo repercusión en redes y medios; y peleó con Alejandro Guillier cuando ironizó con su casa en Vitacura, lo que molestó también a la esposa de Enríquez, Karen Doggenweiler, quien le gritó “machista” desde la tribuna. “Pida perdón a Karen, ella renunció a su sueldo en TVN; usted no”, le insistió ese día Enríquez a Guillier.

Entre los equipos de campaña de los otros candidatos reconocen que Enríquez-Ominami tiene talento para ver rápidamente las oportunidades de intervención en los debates y las sabe aprovechar. “Tiene mucho sentido televisivo, es muy talentoso en eso”, señala un asesor de otro de los presidenciables. Además le reconocen oficio como candidato: es el único en la centro izquierda que va por tercera vez y que ya enfrentó a Piñera.

Entre quienes acompañan a Marco, cuentan que éste se prepara para cuando debe asistir a un debate tanto en los temas que va a tratar como en los aspectos formales. “Marco nos pregunta por todo el protocolo, si estará sentado o de pie, dónde se ubicarán las cámaras, cuántos minutos tiene, somos los más preocupados de consultar estas cosas. Acá no hay improvisación”, cuenta uno de los miembros del comando del PRO.  

Amauri Chamorro, en todo caso, insiste en que estas apariciones de su candidato no responden a una estrategia de visibilización, donde se busque crear polémica para aparecer en los medios. “Esto no es un show. No se trata de enfrentarse por enfrentarse. Lo que pasa es que él no puede dejar pasar que en un mismo programa de televisión a él le preguntan con insistencia y con supuestos sobre las investigaciones y cuando va Piñera no le insisten, como lo hacen con él, para saber el origen de su fortuna. Él tiene que poner sobre la mesa lo que hay detrás de las investigaciones en su contra, que la esposa del fiscal que lo investiga fue ministra del gobierno de Piñera, esas son cosas que la gente tiene que saber”.

Él está tratando de sobrevivir en la marginalidad. Su estrategia apunta más bien a no quedar en bancarrota
Max Colodro

El analista político Max Colodro, quien en además acompañó a Enríquez-Ominami en su campaña de 2009, dice que “hay un cambio en Marco y tiene que ver con las distintas condiciones en que está hoy respecto de lo que era el escenario 2009 y 2013. Él era una figura bien posicionada en credibilidad y en las encuestas. Por eso en 2009 él creía, aunque yo no, que podría pasar a la segunda vuelta con Piñera. Y cuando tienes posibilidades, entonces tu discurso apunta a las grandes mayorías”. Pero, con la caída que tuvo en 2013 (obtuvo 10,98% en vez del 20,13% de cuatro años antes) y considerando que ha sido, según Colodro, el más dañado con las investigaciones del financiamiento de la política, “lo más probable es que en esta elección caiga a la mitad de la anterior”. En ese escenario, “más que pasar a segunda vuelta, lo que está haciendo Marco es tratar de resguardar el capital político que le queda, aunque sea acotado a un determinado sector de la centro izquierda. Él está tratando de sobrevivir en la marginalidad. Su estrategia apunta más bien a no quedar en bancarrota, para desde ahí construir una cuarta oportunidad presidencial”.

-Y ¿es efectiva esa estrategia?

 -En esa lógica, sí, es una estrategia efectiva la que aplica.

La molestia con Guillier

Cuando en el debate de la Universidad de Chile Enríquez aprovechó la salida de libreto de Gullier con el tema de la casa, y no lo soltó exigiéndole que pidiera disculpas a su esposa, y luego le recordó que él había sido rostro de las isapres, llamó la atención el cambio de objetivo. Si bien el candidato de Chile Vamos no había ido a ese encuentro, en el comando de Enríquez dicen que enfrentar a Guillier no se debe a una estrategia política nueva, sino a una genuina “molestia de Marco y Karen por las insinuaciones”.

Sin embargo, en el entorno del candidato de los partidos de izquierda de la Nueva Mayoría, dan otra versión: hace poco más de un mes en un encuentro de presidenciables, Enríquez le dijo a Osvaldo Correa, jefe de campaña de Guillier, que quería conversar en privado con su candidato. La razón: gestionar una fórmula de unión para segunda vuelta. Al comando del periodista-senador no le interesó aparecer con Enríquez ni darle el punto de ser quien organiza las fuerzas para segunda vuelta. Así que no le dieron cita. De ahí que Enríquez estaría molesto. Entre sus cercanos señalan que ha exteriozado en más de una ocasión este sentimiento y dicen que insistirá en su afan por sacarlo al pizarrón. 

Franja de televisión

Aunque los números siguen bajos, los sondeos públicos muestran un alza de Enríquez. Si antes apenas aparecía, ahora se mueve entre un mínimo de 3% y un máximo de 5%.

Amauri Chamorro, asegura, aunque no la vimos, que una encuesta propia les da ya 7 puntos y con mejor desempeño en el norte del país.

-A casi 40 días de las elecciones, ¿cómo piensan remontar más?, le preguntamos a Chamorro.

-Revisando el desempeño de Marco en las campañas anteriores, él siempre experimenta un salto cuando aparece la franja televisiva.

Hace una semana algo dieron a conocer en sus redes sociales, con imágenes de buena factura y recreaciones. Y obviamente que habrá provocación, pues según ha trascendido, usarán un doble de Piñera en la franja. 

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