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Los desafíos de las mujeres vistos por tres de las más poderosas de EE.UU.

Los desafíos de las mujeres vistos por tres de las más poderosas de EE.UU.
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Hillary Clinton es la favorita para convertirse en la candidata por el partido demócrata para la presidencia de Estados Unidos en 2016.

 

A través de su carrera, Clinton ha aprovechado su posición como primera dama de EE.UU., senadora y después como secretaria de Estado, para abogar por los derechos de las mujeres en todo el mundo.

En conversación con la BBC, tres de las mujeres líderes más poderosas de la historia reciente dan su visión sobre lo que se ha logrado hasta ahora.

"Adoro una frase de la exsecretaria de Estado, Madeleine Albright, quien dijo alguna vez que había un lugar reservado en el infierno para las mujeres que no ayudaban a otras mujeres, porque aún falta tanto por hacer", le dijo Clinton a la BBC.

El techo de cristal más alto

Ella es consciente de la responsabilidad que carga como representante de las mujeres a nivel global.

"En el siglo XXI, la mayor tarea pendiente como sociedad es garantizar todos los derechos y oportunidades a las mujeres y niñas, y en eso debemos enfocarnos", sentenció.

Y, a título personal, también tiene una asignatura por completar: la presidencia de Estados Unidos. En 2008, la historia no la favoreció cuando se enfrentó por la nominación presidencial del partido demócrata con Barack Obama.

"La idea de postular por la presidencia siendo mujer fue un verdadero acto de fe. Aunque algunas mujeres lo habían intentado en el pasado, nadie había llegado tan lejos", explicó.

La idea de postular por la presidencia siendo mujer fue un verdadero acto de fe.
Hillary Clinton, política estadounidense

"Fui la primera mujer en ganar en una primaria, y después gané varias de ellas, que sumadas me dieron unos 18 millones de votos", añadió.

Cuando Obama finalmente se quedó con la nominación demócrata, Clinton habló de la importancia histórica de que una mujer ocupara la Casa Blanca en el futuro.

"Aunque no fuimos capaces de romper el techo de cristal más grande y más duro de la política estadounidense, gracias a ustedes le hemos hecho 18 millones de grietas", dijo durante el discurso al aceptar la derrota.

Pekín 1995

Grietas en el nivel más alto sólo pueden emerger cuando hay presión y resistencia en el nivel del suelo.

Como primera dama, Clinton reto al mundo cuando le pidió a todas las naciones igualdad de derechos de género durante la cuarta asamblea sobre las mujeres de Naciones Unidas, llevada a cabo en Pekín en 1995.

Además de declarar que "los derechos de las mujeres son derechos humanos", como dijo en su frase más recordada, Clinton habló sobre cómo eran violados esos derechos cada vez que un bebé era ahogado por haber nacido niña.

Habló de la brutalidad de la mutilación genital, el tráfico sexual y cómo el cuerpo femenino se había convertido en carne de cañón de las guerras, mediante el uso de la violación como estrategia de combate.

No tan sentimental

Madeleine Albright fue la primera mujer que ejerció como secretaria de Estado en EE.UU. al ser nombrada en 1997 y compartió una agenda similar.

Ya había empezado a abordar el tema de los derechos de la mujer durante su mandato como embajadora ante las Naciones Unidas desde 1993 hasta 1997, pero ya como una de apenas siete mujeres con puestos permanentes, enfrentó resistencia cuando atrajo la atención al sufrimiento de las mujeres en el conflicto bosnio.

"Cuando iba a las reuniones y hablaba de la importancia de apoyar a Bosnia, un par de los hombres que estaban en la mesa me decía 'no te pongas emocional'", recordó.

No fue hasta el año 2000, cuando la resolución 1325 fue aprobada, que se le dio importancia a la situación de la mujer en la guerra.

Esa fue la primera vez que Naciones Unidas hizo una mención específica sobre las mujeres y fue seguida por dos más que establecieron la violación y el asalto sexual como crímenes de guerra.

Contra el régimen

Como la segunda mujer al frente del segundo puesto más poderoso en Estados Unidos, Condoleezza Rice (sirvió desde 2005 hasta 2009) también abogó por los derechos de las mujeres.

Durante la guerra en Afganistán, puso en el mapa el tema del trato que le daba el gobierno Talibán a las mujeres y no se amedrentó ante ninguna crítica.

"Estamos derramando la sangre de estadounidenses para liberar a la gente de Afganistán de uno de los regímenes más brutales del planeta. Así que para mí es impensable que no usáramos el momento para presionar por los derechos de la mujer. Quizás fuimos torpes y poco experimentados al hacerlo. Y sí, se trataba de una sociedad tradicional que tenía que adecuarse al rol que tienen las mujeres en el siglo XXI", dijo.

Como secretaria de Estado, Rice dijo que nunca se encontró en una situación en que fuera tratada diferente por ser mujer.

"Honestamente, si como secretaria de Estado alguien te trata mal porque eres mujer, es tu culpa", dijo Rice.

Y añadió: "En un cargo así tienes muchas flechas en tu aljaba y si alguien se atreve siquiera a cuestionar una parte de tu autoridad, entonces tienes que hacer dos de las cosas que haría cualquier persona cuando se le cuestiona su autoridad: solucionas el problema y sigues adelante o la despides. Yo hice ambas cosas".

Los retos pendientes

Entonces, ¿qué creen estas tres mujeres sobre lo que se ha logrado en los últimos años?

"Pienso que desde Pekín en 1995 al menos se ha logrado reconocer que algo hay que hacer", dijo Albright.

"Ahora no parece un tema tan grave, pero al mirar hacia atrás te das cuenta que los asuntos de las mujeres por siglos han sido temas de menor importancia o asuntos sentimentales en lugar de ser centrales a la definición de políticas exteriores", añadió.

El número de mujeres en posiciones de poder en el mundo desarrollado y los países en vía de desarrollo es alentador para Rice.

"Las mujeres están luchando en partes del mundo donde antes no lo hacía y lo están haciendo por sus derechos".

Para Clinton, cualquier progreso que se ha hecho en relación con los derechos de la mujer ha sido lento.

"Todavía tenemos mucho por hacer, y no nos vamos a desviar del camino, no importa que pase en el mundo, nosotras debemos continuar con esta agenda", dijo.

Sólo el tiempo dirá si esta agenda podrá llevar a Clinton a la Casa Blanca, rompiendo de esa manera el techo de cristal más alto de todos.

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