Quien haya tenido, o tenga, un perro en su casa sabe que su presencia no es solamente de una "mascota". Relaciones de afecto que se crean de manera desinteresadas, que con un movimiento de cola puede cambiar un estado de ánimo desencadenando juegos y hasta caminatas interminables.
Un reciente estudio publicado por el Evolution and Human Behavior, indica que la muerte de un perro puede ser igual de doloroso que perder a un familiar. Esto, por la unidad que se genera entre el animal y sus ceranos, siendo uno más del núcleo fundamental en cada hogar.
La psicóloga Julie Axelrod sostiene que ante el fallecimiento del perro "los propietarios no están perdiendo sólo a una mascota", ya que el vínculo es mayor en términos de cariño, compañía y fidelidad que se crea.
Perros que se pueden ver en todo tipo de ámbito, ya que existen policiales, de asistencia, de compañía para estabilidad mental, entre otros, por lo que son la mascota más popular alrededor del globo.
Distintas cualidades que han hecho de los canes uno de los "mejores amigos del hombre", luego de décadas en el trabajo de domesticación y cariño sin pedir nada a cambio.
Afinidad humano-perro que ha llevado a los científicos a realizar distintos análisis sobre estos animales. Una resonancia magnética reveló que los canes mostraron la misma reacción al ver a sus amos como también con la comida.
Estudios que dan a conocer que estos particulares amigos con cola aprenden a diferenciar estados de ánimo de sus humanos cercanos, como también expresiones faciales, corporales y hasta las tonalidades de voz que utilizan.
