Cerca del 80% de las personas que viven en zonas urbanas están expuestas a niveles de calidad del aire que no respetan los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe dado a conocer por este mismo organismo.
Son muchas las personas e instituciones que buscan generar conciencia sobre la contaminación y cómo afecta al medioambiente y a la calidad de vida de todos nosotros.
Una de estas iniciativas está en Francia y se llama Paris Summer Innovation Fellowship, un programa de verano que busca reunir a "las mentes jóvenes brillantes" y garantizarles los recursos para lograr grandes metas en materia del cuidado del medioambiente.
Entre los interesados destacó una persona en particular. Eva, una niña de 10 años que postuló a través de Facebook con una conmovedora idea: un robot para darle alegría a gente.
Su historia se viralizó en redes sociales por la valentía y determinación con que la niña justificó su proyecto.
Según relató Eva, "las calles de París están tristes. Quiero construir un robot que les haga sentirse bien de nuevo. Ya he comenzado a aprender cómo codificar los datos, pero tengo problemas para hacer que funcione. Quiero participar en el programa para que los expertos me puedan ayudar ".
La respuesta no tardó en llegar y fue un rotundo "sí".
"La respuesta es sí", dijo Kat Borlongan, una de las organizadoras del evento. "Usted ha sido seleccionada como una de las becadas en Paris Summer Innovation Fellowship entre un gran número de candidatos de todo el mundo y de las más diversas profesiones, diseñadores urbanos, científicos e informáticos especialistas en hardware. Me encanta su proyecto y estoy de acuerdo en que se debería hacer más a través de la robótica para mejorar las calles de hacer sonreír a París de nuevo", dijo.
Según los expertos, que han comparado los niveles de partículas finas en 795 ciudades de 67 países, los niveles mundiales de contaminación atmosférica en el medio urbano aumentaron un 8% entre 2008 y 2013.
Los niveles más elevados se encontraron en los países de renta baja o intermedia del Mediterráneo oriental y del sudeste asiático, donde los niveles anuales medios son en ocasiones de cinco a diez veces superiores a los límites fijados por la OMS.
En Europa, los niveles de concentración de partículas finas y ultrafinas son prácticamente las mismas en Londres y en Ginebra, pero más elevadas en París y en Roma.
