El caso de Tina Frost ha sido calificado como un milagro por muchos. La joven de 27 años se encontraba en coma tras recibir un disparo en medio del tiroteo en Las Vegas del pasado 1 de octubre. Sin embargo, tras una compleja operación, ocurrió que pocos esperaban: Tina despertó.
La joven fue una de las personas alcanzadas por la ráfaga de balas descargadas por Stephen Paddock durante el festival de música Country. Fue en el hospital de la ciudad que los médicos se dieron cuenta que tenía una bala al interior de su cabeza.
Ahí, los doctores se dieron cuenta que una de balas estaba alojada en su cabeza. Había que actuar rápido, pero los pronósticos no eran alentadores, informa el Daily Mail.
Al entrar a quirófano, los doctores tuvieron que extirparle un ojo, para luego sustraer un trozo de su hueso frontal. Todo esto que su cerebro pudiera expandirse. Era una decisión de vida o muerte. Tras la operación, la joven quedó en coma y con respirador mecánico.
Pese a que los pronósticos no eran alentadores, la joven comenzó a responder a estímulos, para luego mover sus extremidades. Finalmente, el pasado viernes -a 13 días del terrible ataque- Tina despertó y logró respirar sin el ventilador por más de 6 horas.
"Ella abre su ojo izquierdo y mira alrededor de la habitación, golpea sus pies cada vez que la música está sonando, continúa apretando nuestras manos, e incluso da un pulgar hacia arriba cuando se le pregunta", relató su madre.
