Una de las decisiones más difíciles para un ser humano debe ser la de decidir sobre la vida de un familiar o ser querido. Una situación que vivió Shirell Powell, cuando recibió la llamada de un hospital de Nueva York, Estados Unidos.
Los doctores le informaron que su hermano, Frederick Williams, quien en ese momento se encontraba en prisión, había llegado al servicio médico con serios daños cerebrales y que sus posibilidades vida eran ínfimas.
Debido a este escenario, se le pidió consentimiento a Powell para poder desconectar el soporte vital de Williams, lo que terminaría en su fallecimiento.
Es por eso que la mujer visitó a su hermano por última vez. Al encontrarlo lo notó con más peso, pero creyó en primera instancia que se encontraba hinchado por el tratamiento ya que sus rasgos faciales eran similares.
Incluso una de las hijas de Frederick viajó desde el estado de Virginia para darle el último adiós a su padre.
Meses después de su deceso se descubrió la macabra verdad. El fallecido no era su hermano sino un completo desconocido, los cuales fueron confundidos por la similitud de sus nombres.
El verdadero hospitalizado respondía al nombre de Freddy Clarence Williams, quien ingresó a urgencias por una sobredosis de drogas.
La coincidencia era mucha ya que sus nombres, aspecto físico e incluso sus edades, 40, se asemejaban.
"Él no podía hablar en el tiempo en que estaba en el hospital. Ellos asumieron que se trataba de mi hermano", declaró Powell al New York Post.
Frederick Williams -quien se mantiene en la prisión de Rikers Island- mostró su molestia por la confusión: "¿Cómo el hospital hizo algo así? Mira por lo que han hecho pasar a mi familia".
Y es que su hermanaconfesó que toda esta situación ha hecho que no pueda conciliar el sueño durante todo este tiempo. "Pararse al lado de una persona y ver cómo a este hombre expirar su último aliento, es algo de lo que apenas puedo hablar porque me deprimo y empiezo a llorar".
