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Una francesa será juzgada por ayudar a un migrante a ir Inglaterra "por amor"

Una francesa será juzgada por ayudar a un migrante a ir Inglaterra "por amor"
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Con la compra de un pasaje en barco, Béatrice Huret intentó todo para que Mojtar, un refugiado iraní en Francia, pudiese llegar a tierras inglesas.

AFP

Béatrice Huret, una ex simpatizante de la extrema derecha y viuda de un policía, no se arrepiente de nada. Ayudó "por amor" a Mojtar, un inmigrante iraní de la llamada jungla de Calais, a ir a Inglaterra y será juzgada por ello.

En la madrugada del 11 de junio de 2016, en una playa, Béatrice Huret estrechó en sus brazos a Mojtar. Después de haber pasado ocho meses en el campamento de Calais, en el norte de Francia, este iraní partía con otros dos refugiados en un pequeño barco rumbo a Inglaterra.

Ella les ayudó a comprar en internet la embarcación y a organizar el viaje. "¡Si no lo hubiera hecho, habrían encontrado a otra persona! Era su objetivo y no podía hacer nada para disuadirles", asegura en su casa a 25 km de Calais.

Su historia de amor comenzó en febrero de 2015. La ex auxiliar de enfermería, reconvertida en formadora de adultos, conoció la jungla de Calais "por casualidad", cuando hizo subir a su coche a un joven refugiado sudanés que hacía autoestop y al que dejó a la entrada del campamento.

"Me consternó ver a toda esa gente chapotear en el lodo", recuerda esta morena de cabello largo y ojos verdes.

La jungla, donde vivían entre 6.000 y 8.000 migrantes en condiciones insalubres, con la esperanza de llegar a Inglaterra, fue desmantelada en noviembre de 2016 por las autoridades francesas.

Béatrice Huret se convirtió en cooperante y un año más tarde vio por primera vez a Mojtar. Fue uno de esos migrantes iraníes que se cosieron la boca en protesta contra el desmantelamiento de parte del campamento.

"Mi inglés se limitaba a 'hello, thank you, goodbye', por eso no hablé con él inmediatamente. Él se levantó para traerme té, parecía tierno, tranquilo, y su mirada... Fue un flechazo", cuenta mientras fuma un cigarrillo tras otro.

Un amor "Google translation"

Al cabo de dos meses, un cooperante pidió a Béatrice Huret que alojara dos días a Mojtar, a la espera de "un plan" para ir a Inglaterra por camión. Ella aceptó, el plan fracasó y Mojtar acabó quedándose un mes en casa de esta mujer de 44 años que vive con su madre, de 76, y su hijo Florian, de 19. "Nuestra historia de amor empezó en ese momento, con la ayuda de 'Google translation'...".

No fue fácil. Antes ella era votante del partido de extrema derecha francés Frente Nacional (FN) y fue pareja durante 20 años de un policía.

En su época de casada, trabajaba por la noche como auxiliar de enfermería en una residencia de ancianos, atendía "al niño", dormía algo, hacía las tareas domésticas... "Tenía una vida básica, votaba por el FN, como mi marido", reconoce.

Su actual novio, de 37 años, era profesor de persa en Irán. Ahora vive en Sheffield, en Inglaterra, donde ha conseguido un permiso de trabajo. Cada dos fines de semana, ella toma el ferry y va a verlo. Su inglés ha mejorado: "Comprendo todo pero me sigue costando hablar", dice con una sonrisa.

Dos meses después del viaje de Mojtar a Inglaterra, Béatrice Huret fue convocada a la comisaría en la que trabajó su marido. "Dije toda la verdad porque no creía haber hecho nada ilegal", recuerda.

Será juzgada el 27 de junio por "ayuda a la entrada, circulación o estancia irregular de un extranjero en Francia en banda organizada". Se expone a diez años de cárcel.

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