
Un grupo de turistas británicos, en Nicaragua, reaccionó con indignación al ver cómo dos tortugas marinas permanecían atadas, de espaldas, en el patio de un local: sus cazadores esperaban que se sofocaran hasta morir, para luego vender su carne. En un video registrado por ellos mismos, se puede ver cómo cargaron a las tortugas de vuelta al mar, donde fueron liberadas.