Stephanie Labbe es una figura muy conocida en el fútbol, sobre todo por sus habilidades como portera.

La victoria de Canadá 1 a 0 sobre Camerún en su primer partido del Mundial de Fútbol Francia 2019 el lunes supuso su partido número 30 sin encajar un gol,casi la mitad de los 62 que ha jugado con su selección.

Pero Labbe también es conocida por haber intentado en 2018 unirse al equipo masculino de los Calgary Foothills.

Este club de fútbol canadiense semiprofesional juega en la USL League Two, la cuarta división de Estados Unidos.

La arquera formó parte del equipo e incluso jugó en un partido amistoso de pretemporada, sin que le marcaran un gol.

Pero esto fue antes de que las autoridades de la liga prohibieran su participación, sobre la base de que la USL era una "liga específica de género".

Ahora a los 32 años, Labbe se ha convertido en la última atleta en cuestionar la segregación de género en las categorías más altas del deporte.

A pesar de que varios organismos gubernamentales nacionales de fútbol han aumentado el límite de edad a los equipos mixtos a nivel juvenil, las ligas profesionales siguen siendo un territorio prohibido.

El principio de segregación

En 2004, el organismo rector del fútbol, la FIFA, declaró que "debe haber una separación clara entre el fútbol masculino y el femenino".

Este veredicto llegó acompañado de un veto al fichaje de la mexicana Maribel Domínguez por parte del Celaya, un equipo de segunda división masculina en la liga de fútbol del país.

La FIFA rechazó una decisión a favor de Domínguez emitida por la Federación Mexicana de Fútbol.

Y recordó que la separación de género era un principio fundamental en el fútbol.

"Esto es así para las ligas de fútbol y en los partidos internacionales por la existencia de competiciones específicas de género, y las reglas de juego y las reglas de la FIFA no contemplan ninguna excepción", dijo entonces el órgano rector.

Esa también parece ser la opinión pública general y un argumento común es que los hombres y las mujeres tienen diferentes características físicas y diferentes habilidades.

Juegos Olímpicos

En algunos deportes existen brechas considerables de rendimiento.

Un estudio de 2010 publicado por el "Journal of Sports Science Medicine" analizó las marcas de hombres y mujeres en una serie de modalidades durante la era olímpica moderna y halló que el rendimiento de los hombres podría ser un 40% más alto que el de las mujeres.

Además, las competiciones mixtas no se dan en la mayoría de los "deportes de éxito" del mundo.

De hecho, en los Juegos Olímpicos de verano hombres y mujeres solo compiten en equitación y vela.

También hay partidos mixtos en tenis y bádminton.

En 2017, el Comité Olímpico Internacional anunció que en los Juegos de Tokio 2020 habrá carreras de relevo con hombres y mujeres juntos en atletismo, natación y triatlón.

Pero precisamente el fútbol no es un deporte que esté marcado por enormes diferencias de rendimiento entre ambos sexos. Al menos según la ciencia.

Paul Bradley, científico deportivo de la Universidad John Moore de Liverpool, ha realizado varios estudios sobre futbolistas.

En 2013, publicó un artículo que compara estadísticas de partidos entre hombres y mujeres que participan en sus respectivas versiones de la Liga de Campeones UEFA.

Bradley y su equipo encontraron diferencias significativas en las fases de esfuerzo de alta intensidad en ese deporte, especialmente en términos de distancia media recorrida.

Pero el estudio también reveló que había mujeres con un rendimiento que superaba al de los hombres.

Y el científico cree que, en general, la forma de jugar de las mujeres se está poniendo a la par que la de los hombres.

"Dado el enorme cambio en la naturaleza profesional de la liga femenina en los últimos años, esperamos cierta evolución en las métricas físicas", dijo Bradley a la BBC.

"Especialmente dados los avances en ciencia del deporte, fuerza, nutrición y entrenamiento".

En el mismo estudio de 2013, se descubrió que los hombres cubrían un 5% más de distancia total en partidos y un 30% más de distancia corriendo en alta intensidad.

Sin embargo, Bradley también señaló una característica única del fútbol: su capacidad de adaptación para una gama más amplia de tipos de jugadores, especialmente en comparación con modalidades como el baloncesto y el voleibol.

Cerebros contra músculos

Los jugadores de menor estatura, debilidad física relativa y ritmo más lento históricamente han desafiado las probabilidades y, para algunos observadores, son la evidencia de que el mismo tono podría acomodar a hombres y mujeres.

El análisis más directo llegó de Marta, la jugadora brasileña que ha competido en seis mundiales.

En diciembre pasado, dijo que no rechazaría una invitación para unirse al equipo masculino.

"He jugado muchas veces con hombres y algunos de ellos eran bastante más fuertes y más altos que yo. Sé que pueden intimidarme físicamente en el campo, pero eso lo compensaría con mi cerebro", dijo Marta.

Hablando el mes pasado sobre su experiencia con los Calgary Foothills, Stephanie Labbe admitió que se sentía en desventaja física contra la mayoría de los hombres del equipo.

"Como portero, creo que es realmente bueno porque te enfrentas a tiros rápidos, duros y la velocidad del juego es realmente rápida", dijo a la agencia de noticias AFP.

Aun así, el equipo la habría contratado si las autoridades de la liga no hubieran intervenido.

"Fue difícil asumir que no puedes jugar por algo que está completamente fuera de tu control", dice Labbe.

"No es algo en lo que pueda trabajar al llegar a casa o cambiar. Mi género es mi género".

Federico Luzzi, profesor de Filosofía en la Universidad de Aberdeen (Escocia), llama a la segregación de género de FIFA el "escándalo del fútbol que pasa desapercibido".

"Incluso aunque fuera cierto que ninguna futbolista profesional era tan buena como cualquier jugador profesional, no debería depender de los órganos rectores del fútbol vetar los fichajes sobre la base de la supuesta calidad de un jugador", escribió.

Los defensores de la segregación de género también han argumentado que es "más seguro" para las mujeres.

Señalan que hay estudios que muestran que las futbolistas son más propensas que los hombres a sufrir algún tipo de lesiones relacionadas con el fútbol como esguinces de tobillo y daño en el ligamento de la rodilla debido a diferencias fisiológicas.

En el caso de lesiones por rotura del ligamento cruzado anterior (LCA), la investigación encargada por la FIFA sugirió que es entre dos y seis veces más probable que le ocurra a ellas que a ellos.

"Incluso si en promedio las mujeres tuvieran un mayor riesgo de lesiones, la prohibición tampoco estaría justificada", observa Luzzi.

Pero el hecho de que países como Inglaterra, Holanda, Italia y Alemania hayan aumentado el tiempo que las niñas y los niños pueden jugar al fútbol juntos en las categorías inferiores está creando una generación que desaprueba la segregación de género, dice Jean Williams, profesor de deporte en la Universidad de Wolverhampton.

"Un fútbol más mixto normalizará el concepto de hombres y mujeres jugando juntos. Será más difícil para las próximas generaciones aceptar la segregación", explicó.

"Deberíamos ver muchas más mujeres futbolistas cuestionando los límites del mercado laboral segregado del fútbol. Creo que se producirán muchos cambios en los próximos 10 años".

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